A finales del año pasado celebramos el treinta aniversario del comienzo de la transición democrática en España. Y en esos momentos se me vino al recuerdo aquella frase que el profesor de primarias interpretado por Fernán Gómez en la película “La lengua de las Mariposas” le decía a sus alumnos referida a que España no despegaría definitivamente hasta que no existiera una generación que viviera enteramente en democracia.

Pues bien, por fin ese hecho ha ocurrido, actualmente en nuestro Estado existe una generación que nacimos en las postrimerías del anterior régimen o al principio de la transición y que sólo hemos conocido la democracia. También se ha cumplido que nuestro país ha evolucionado en los últimos años como nunca: se han reducido los diferenciales de desarrollo con respecto a los principales países de nuestro entorno, tenemos una economía y una sociedad más moderna, hemos entrado en la sociedad del bienestar, hemos pasado de ser un país emigrante a ser un país inmigrante, se han modernizado nuestras infraestructuras, nos hemos abierto al mundo, se ha desarrollado nuestro papel en el orden Internacional, se han consolidado nuestras estructuras democráticas. En definitiva, España no tiene prácticamente nada que ver con aquella de mediados de los setenta, produciéndose una transformación sin precedentes, así como un despegue que parece definitivo.

Atrás quedaron las luchas de otras generaciones que lucharon por la libertad que hoy en día disfrutamos. Se me viene a la mente mi abuelo republicano y que murió a la edad de 32 años en un pelotón de fusilamiento dejando viuda y 3 hijos que tuvieron que luchar para salir adelante en un pueblo que los rechazaba. Mi padre, que supo progresar en ese entorno y que cuando consiguió situarse en el pueblo al que tuvo que emigrar, no dudó poniéndose en peligro en luchar en la clandestinidad por la sociedad que hoy en día disfrutamos. Supongo que estas historias le son muy familiares a muchas familias de nuestro país.

Pero ahora viene el turno de nuestra generación. Los retos son diferentes, los problemas son cómo acceder a un empleo estable y digno, cómo conseguir una vivienda, o cómo llegar a fin de mes estando insertados en esta sociedad insaciable del consumo. Por ello creo que los ideales también han cambiado. Pero todavía quedan muchas injusticias y desigualdades por las que luchar en esta sociedad del bienestar y el consumo que nos ha tocado vivir. Somos la generación mejor preparada de la historia de España y tenemos el deber de contribuir a la mejora y el progreso de nuestra sociedad.

Pero dónde luchamos, ¿en los partidos políticos? Éstos se han convertido en maquinarias electorales y propagandísticas que luchan por el poder. Los mismos han dejado de centrarse en ocasiones en las ideas, para centrarse en los aparatos: el estatal, el regional, el provincial, el local, la agrupación, el comité, etc. La organización no es un medio para lograr objetivos, sino que se convierte en un fin en si mismo y sobre todo a medida que bajamos la escala de poder, dándose este hecho más sobradamente en las agrupaciones locales.

Muchas personas no se afilian por ideales, sino por intereses y las siglas que aparecen un su carné le son indiferentes. Porque por una parte, tampoco hay muchas diferencias entre las mismas, ya que todos quieren ser de centro, defienden políticas similares y basan sus principios en los mismos pilares, esos sí dicen que van a gestionar mejor esas políticas.

Dentro de los partidos también existen las luchas de poder, los/as militantes se apellidan según el nombre de sus líderes y éstos distribuyen el poder entre su camarilla que luchan contra otra camarilla dentro de los aparatos. Y cuando se consigue el poder hay que crear cargos, sociedades, agencias porque hay que situar a tu gente. Y aparte hay que permanecer en el poder el máximo tiempo posible, porque eso, te conviertes un profesional del poder.

Evidentemente, todas las personas que se dedican a la política no son así, existen muchas, que han sacrificado sus vidas y sus familias a favor de nuestro bienestar. Yo las conozco, son cercanas a mí y las admiro tremendamente.

También, aparte de los partidos políticos la lucha y la entrega,0 se puede instrumentalizar a través de diversas organizaciones sociales que destacan por su entrega y sus ideales de progreso.

Por todo ello, no quisiera finalizar este artículo sin dar un mensaje de esperanza y de reflexión, porque todavía quedan muchas ideas por las que luchar, se lo debemos a esas generaciones que entregaron su vida por ello.

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