El jurado del premio internacional “Juan Valera”, convocado por el ayuntamiento de Cabra (Córdoba), ha otorgado por unanimidad este galardón al profesor de Antropología Social de la Universidad Pablo de Olavide Alberto del Campo Tejedor, por el trabajo “Trovadores en la Alpujarra. La construcción burlesca de la realidad en los improvisadores poéticos”.
El premio, dotado con 2.400 euros en su edición 2003, distingue el mejor trabajo de carácter histórico, antropológico, sociológico, literario, geográfico, político o de costumbres en el ámbito de la comunidad autónoma de Andalucía. El acto de entrega del galardón se celebró el pasado 23 de junio en Cabra (Córdoba).
El profesor de la UPO Alberto del Campo realiza en este trabajo multidisciplinar un pormenorizado estudio sobre los trovadores de la Alpujarra -comarca situada entre Sierra Nevada y el Mediterráneo-, improvisadores poéticos que repentizan en quintillas y décimas al son del fandango cortijero con violines, guitarras, laúdes y bandurrias. Después de un intenso trabajo de campo de seis años, un exhaustivo rastreo archivístico y documental, un análisis comparativo con otras tradiciones improvisadoras incluyendo estancias en Iberoamérica y otros lugares de la península española, el profesor de la UPO Alberto del Campo —licenciado en Antropología, en Filología y en Derecho—, presentó este trabajo multidisciplinar como tesis doctoral y obtuvo el calificativo de cum laude por unanimidad.
Recientemente galardonado con el Tercer Premio “Marqués de Lozoya”, equivalente al Premio Nacional de Antropología del Ministerio de Educación, este sevillano de 32 años investiga ahora en un proyecto titulado “Caminos del Flamenco”.
RESUMEN DEL ESTUDIO PREMIADO
En el trabajo galardonado, Alberto del Campo estudia el trovo dentro de la tradición lúdica de competición en versos burlescos improvisados que constituye el repentismo hispánico, y su variante andaluza, para percibir las semejanzas que existen entre el trovo alpujarreño y las distintas formas en que aparece en cada momento histórico. Se aborda el carácter lúdico-festivo de los primeros certámenes de la antigüedad clásica, las actuaciones fesceninas de los histriones romanos, los debates en moaxajas de nuestros primeros copleros y poetas en lengua vernácula, las tensós provenzales, las cantigas d´escarnio galaico-portuguesas, las preguntas y respuestas castellanas, los debates cancioneriles, hasta consolidarse la tradición desde el Siglo de Oro de las porfías de pullas entre los llamados trovadores de repente.
Se rastrea igualmente el sentido lúdico-festivo del trovo en el propio contexto alpujarreño desde el primer documento de lírica vernácula que tenemos —precisamente una porfía en versos zahirientes improvisados entre un mozárabe y un árabe en la Alpujarra—, pasando por las mixtificaciones de los románticos que asistieron y recogieron en sus cuadernos de viaje lo que consideraban una singularidad del humor bufonesco andaluz, hasta llegar a la actualidad.
La etnografía incluye la descripción del trovo de las veladas y parrandas en los cortijos que se desparraman desde las montañas hasta el Mediterráneo. El autor revive el ciclo festivo y la sensitividad ritual del trovo tal y como ha estado apegado al tiempo agrario hasta hace poco: desde las cosechas del estío —siega, parva, monda de almendra, vendimia, desfarfolle del maíz, recogida de morera—, pasando por el tiempo de subversión y pullas del invierno —parrandas, serenatas, murgas, rondas, etc.—, hasta llegar al tiempo del amor primaveral con sus mayos, sus cruces, sus mecedores, sus enramadas en San Juan. El desarrollo del trovo a través de las distintas celebraciones del ciclo vital —fundamentalmente nacimiento, matrimonio y muerte— proporciona su enclave en el discurrir vital de un alpujarreño. A lo largo del trabajo aparecen trovadores errabundos y andariegos, arrieros, ciegos copleros y rezadores, clérigos mendicantes, estudiantes y otros tipos que tradicionalmente han usado del repentismo —fuera y dentro de la Alpujarra— para ganarse la vida o hacer el camino menos tortuoso. Posteriormente se analiza el paso de los cortijos a los escenarios. Con una etnografía de los festivales, paradigmáticamente ejemplificado en el Festival de Música Tradicional de la Alpujarra, se pone de manifiesto la creciente folclorización del trovo, que se ha difundido en lugares geográficos insospechados hasta hace unas pocas décadas, pero que también se ha transformado profundamente.
La última parte del trabajo está dedicada a la interpretación de los fundamentales sentidos del trovo, priorizando las vivencias de los que participan en las veladas, no sólo troveros sino receptores de las porfías de verso improvisado. El autor se adentra a comprender la eficacia performativa del trovo, el poder de la burla en verso improvisado, por los vericuetos del juego y la fiesta trovera para adivinar los mecanismos que hacen de este género un divertimento y una forma de didáctica. La porfía trovera es destructiva sólo en apariencia, pues a través de ella se arreglan disputas, se controlan socialmente los comportamientos indeseados, se reestructura la comunidad, no a golpe de ley o sagradas escrituras, sino mediante la seducción de la palabra, cuando ésta reordena sorpresivamente un material que es cercano a la memoria.
Finalmente se describe el trovo también en su vertiente más formal. El autor se interesa no sólo por el texto (el qué dicen los trovos), sino también por el estilo (el cómo lo dicen), intentando averiguar a qué canta el trovero, pero no ordenando y clasificando las letras de los trovos en atención a la temática que expresan, sino de una manera antropológica, enfatizando el uso sobre la letra.
Durante toda la obra los propios troveros tienen la voz, mostrándonos su controvertido status entre la reputación y el desprecio. Se dan a conocer las características definitorias de los troveros: su género, edad, origen, oficio y otras variables, que nos alumbran una vez más el carácter fustigador y bravucón de estos cultivadores de la pulla versificada.
Finalmente, se escribe sobre los entresijos menos empíricos de la creación trovera, y muy especialmente sobre las técnicas y estratagemas repentísticas, entre la creación individual y las convenciones colectivas, entre el impromptu y la memoria, el aprendizaje y la genialidad.