El pasado 20 de mayo tuvo lugar en el Consulado de Portugal el I Encuentro Empresarial entre las regiones del Alentejo y Andalucía. Durante el workshop turístico, representantes de la región del Sur portugués se encargaron de promocionar el turismo en esa zona, aún desconocida para algunos, pero que, en los últimos tiempos, se ha convertido en importante foco de atracción de visitantes de toda España, principalmente, procedentes de Andalucía. De este modo, quedaron de manifiesto los innumerables encantos de esta tierra, que combina originales paisajes con un rico patrimonio monumental y artístico, todo ello aderezado con su exquisita gastronomía y sus genuinos vinos alentejanos.
El workshop sirvió, asimismo, de presentación de una iniciativa conjunta de algunos hoteles de la región para dar un impulso al turismo en la zona. Con esa idea, quince de las unidades hoteleras de la región se han unido y han diseñado varios programas para dar a conocer los encantos de la región, poniendo más de trescientas habitaciones a disposición de los visitantes que busquen belleza, tranquilidad y confort.
Para aquellos que quieran huir del ritmo frenético de la vida moderna, el Hotel Rural da Lameira, en el corazón del Alto Alentejo, es el destino perfecto. Paz, buen gusto y el paisaje de una típica finca alentejana encontrará el huésped de Horta da Moura, cerca del Castillo de Monsaraz, entre monumentos megalíticos.
La variedad de paisajes de la región, junto al notorio aumento de alojamientos rurales, han dado lugar a una nueva forma de turismo, desmarcándose de la modalidad de sol-playa habitual en otras zonas del país. Se trata del Turismo Rural o Turismo de Naturaleza, que encuentra su principal reclamo en el Parque Natural del Valle del Guadiana. Este tipo de turismo, que huye de la masificación, encuentra un firme aliado en la baja densidad de población de esta zona portuguesa.
El vistoso paisaje conforma el principal atractivo de esta región, denominada en su momento “la extensión del aliento” por el escritor luso Miguel Torga, donde coexisten en armonía la Sierra de Sao Mamede, las albuferas del río Guadiana y fecundos valles.
En el Bajo Alentejo se extiende el Tajo, dejando a su paso extensos campos de cereales, pastos y prados, combinados con viñas, olivares y arrozales; es la Planicie Dorada. Al norte, el contrapunto: naturaleza abrupta con abundancia de pantanos, ríos y playas fluviales; el Parque Natural de la Sierra de Sao Mamede, las albuferas de Montargil y Maranhao, los valles de Caya y Nisa y los pantanos de Belver y Fratel son algunos ejemplos de la riqueza paisajística de esa zona septentrional de la región.
RIQUEZA PATRIMONIAL
Pero no sólo de paisaje se compone la oferta turística alentejana, ya que es inmenso el patrimonio monumental y artístico que encierran estas tierras. Sin ir más lejos, el despegue del Alentejo como reclamo turístico se produjo a finales de los 80, coincidiendo con la designación por la UNESCO de la ciudad de Évora –situada en la zona central de la región- como Patrimonio Mundial. Esta coqueta localidad conserva dentro de sus murallas el trazado medieval, casas señoriales y monumentos testigos de la grandiosidad de la sede de la Corte en el siglo XVI.
La exquisita y original gastronomía se acompaña de un buen vino de la tierra. El visitante tendrá la oportunidad de degustar la sabrosa sopa de pescado, sin olvidar el gazpacho o las famosas açordas de ajo y bacalao, preparadas con el excelente pan de trigo que se produce en la región. También son conocidos los quesos de cabra y oveja que se elaboran en Serpa. En lo que respecta a la riqueza enológica de esta zona portuguesa situada al sur del país, son muy apreciados los tintos producidos en Vidigueira, Pias y Moura, así como el hecho en talha, una especie de pote de barro.