El primer ministro británico, Tony Blair, ostenta la presidencia de la Unión Europea (UE) desde el 1 de junio al 31 de diciembre. Blair se encuentra con una UE con serias dificultades y con claros signos de parálisis institucional: el rechazo de los franceses y los holandeses a la Constitución, el fracaso de la cumbre de Bruselas, donde no se consiguió aprobar los escenarios presupuestarios para el periodo 2007-2013 y la polémica abierta por la apertura de las negociaciones con Turquía para su integración en la UE, el estancamiento económico que vive la economía europea con un pobre crecimiento que apenas supera el 1,2%, un tercio del de los Estados Unidos, así como un claro proceso inflacionista que le hace perder competitividad mundial.

Tony Blair se fijó tres objetivos básicos para su semestre: abrir las negociaciones de adhesión con Turquía, abrir un gran debate sobre el futuro del modelo social europeo y aprobar los presupuestos para el periodo 2007-2013, que regirán las cuentas de la Unión a partir de 2007. Sin embargo, estas tres grandes prioridades parece haberse reducido a la apertura de negociaciones con Turquía y la ampliación hacia el Este.

El debate sobre el futuro modelo social se trató en una cumbre informal el 27 y el 28 de octubre en Hampton Court. En dicha cumbre Blair expuso la visión que tiene de Europa y pidió una reforma del modelo social europeo, que seguramente, levantó ampollas entre los 25 miembros. La cuestión presupuestaria es la que plantea más dificultades para su aprobación, ya que las posiciones sobre el presupuesto son irreconciliables. Estas dos últimas cuestiones, seguro, que generaron un intenso proceso de discusión y confrontación entre los distintos miembros de la Unión.
Otras de las cuestiones más debatidas en el seno de la UE es el modelo político a seguir en las próximas décadas, y cuales son las estrategias para afrontar el complejo proceso de globalización y el papel de la UE en el mundo.

En la actualidad la UE tiene que definirse y decantarse, con todas sus consecuencias económicas, políticas y sociales, sobre los cuatro modelos posibles: el de los padres fundadores, la Europa a dos velocidades, la federación europea de Joschka Fischer y la Europa de Blair.

El modelo de los padres fundadores consiste en avanzar siempre hacia la integración aunque sea sin saber hacia dónde, paso a paso. La Europa a dos velocidades propone la creación de un núcleo duro de países más integracionistas y una periferia de países reticentes a la integración. La propuesta por el ex ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fisher, una Europa federal, que lejos de querer convertirse en un super Estado nación, fuera una federación de esos Estados, con un parlamento bicameral y un gobierno federal o un presidente de Europa elegido. El cuarto modelo, propuesto por Blair, intenta huir de las disquisiciones institucionales y se ancla en el pragmatismo y entendiendo por Europa, sólo aquello que permita mejorar lo que se hace a escala nacional. Esto es la Europa sin frontera para el comercio y los servicios, pero también en la lucha contra el crimen organizado, en la seguridad y en la inmigración. Es también la Europa diluida por sucesivas ampliaciones, en la que franceses y alemanes ve debilitarse su tradicional influencia.

La UE tiene que resolver cinco grandes cuestiones o retos para salir reforzada de su paralización actual: dotarse de instituciones económicas adecuadas para mantener su liderazgo en el mundo globalizado; adecuar su Política Agrícola (PAC) a los nuevos escenarios de liberalización abiertos por la Organización Mundial del Comercio (OMC); llevar a cabo una política de innovación y de investigación más ambiciosas para hacer a la economía europea más competitiva; lograr una política de seguridad europea que responda a los peligros actuales; democratizar las instituciones europeas para que los pueblos se sientan representados por sus instituciones e introducir cambios en el presupuesto comunitario para conseguir un equilibrio entre las distintas posiciones presupuestarias: unos apuestas por más inversiones en crecimiento, investigación y competitividad frente a otra opción que defiende el mantenimiento de la Política Agraria y la Cohesión Social.

De cómo se enfoque y se resuelva estas cinco cuestiones claves y la definición del modelo europeo, la UE podrá salir de la parálisis actual y liderar el complejo proceso de globalización que vive el mundo en las primeras décadas del siglo XXI con sus grandes ventajas y sus inconvenientes.

juan.rodriguez@uca.es