Tras la gran crisis abierta a consecuencia de la holgada victoria del ‘no’ en los refrendos celebrados en Francia y Holanda, los líderes europeos volvieron a fracasar en la cumbre de Bruselas celebrada los días 16 y 17 de junio sobre las Perspectivas Financieras para el período 2007-2013.

Los profundos cambios acometidos por la UE en tan corto período de tiempo: introducción de la moneda única, la llegada de nuevos países del Este, la posible entrada de Turquía, la aprobación de la primera Carta Magna y la recesión económica en el eje franco-alemán han producido que los ciudadanos no hayan asimilado los cambios, así como la falta de unión de los políticos y una explicación coherente de la clase política europea ha llevado a la Unión Europea a una de las crisis más profundas tanto desde la perspectiva política como económica.

Las posiciones de los países europeos sobre las Perspectivas Financieras para el período 2007-2013 se han mantenido inflexibles a lo largo de la cumbre de Bruselas. Por un lado, los contribuyentes netos al presupuesto (Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda y los Países Nórdicos) que intentan reducir el techo de gasto presupuestario, situándolo en el 1%, como medio de reducir sus contribuciones nacionales. Por otro lado el Reino Unido se resiste a aceptar un cambio en el estatus del llamado ‘cheque británico’ por el cual la Unión Europea devuelve al Reino Unido una gran parte de su contribución al presupuesto europeo. Desde el lado español, la mejora en la riqueza relativa que ha experimentado España en los últimos años, sumado al llamado ‘efecto estadístico’ de la ampliación que se traduce en la pérdida del derecho a disfrutar de una parte importante de los Fondos Estructurales y de Cohesión que ha recibido durante 20 años. Ahora se abre un nuevo horizonte para España, ya que su aportación a las arcas comunitarias será más equilibrada y dejará de recibir parte de los fondos europeos.

Las actuales circunstancias económicas de estancamiento económico de la zona de euro llevan a los países más ricos de la Unión Europea a considerar la reducción de su contribución al presupuesto de la UE como una solución a sus problemas económicos.

España corre el riesgo de tener que soportar en solitario la carga de la ampliación hacia el Este. Al haber estado protegido el gasto agrícola de recortes sustanciales por el acuerdo franco-alemán en octubre de 2002, la mayor parte del dinero que se ha negociado en Bruselas pertenece a los Fondos de Cohesión y Estructurales de los que tanto se han beneficiado España y sus regiones.

En una UE de 15 miembros, la renta media española (2003) sería del 87% , por lo que seguiría cumpliendo el requisito necesario para recibir los Fondos de Cohesión. Sin embargo, debido al efecto estadístico de la ampliación, la misma renta per cápita asciende al 95% de la media de la UE de 25, perdiendo así el derecho a ellos. Puesto que el tratado de la UE no contempla ningún período transitorio ni mecanismo de reducción gradual para estos fondos podrían perderse en su totalidad.

De forma similar, de las 12 regiones que cumplían los requisitos para recibir ayudas estructurales durante 2000-2006, la mitad de ellas (Asturias, Castilla-León, Castilla-La Mancha, Murcia, Ceuta y Melilla) dejarían de hacerlo para los fondos regionales de una UE de 25 miembros, simplemente como consecuencia del efecto estadístico. Tres de ellas (Galicia, Andalucía y Extremadura) seguirían estando por debajo del umbral del 75%, incluso en una UE ampliada a 25 miembros y otras tres (Cantabria, Valencia y Canarias) dejarían de cumplirlos por una convergencia natural al haber alcanzado el umbral del 75% en el ámbito de la UE.

Así mismo, España ha experimentado un rápido e intenso crecimiento económico, especialmente en comparación con tasas de crecimiento medio de la UE. Ello ha producido que el PIB español haya crecido de forma sostenida durante los últimos años y se prevé que continúe haciéndolo durante los próximos años. Ello produce que España deba aumentar su contribución al presupuesto comunitario, al ser un país más desarrollado.

Las dos tendencias combinadas, el incremento de la contribución y el descenso de los pagos conducirá inevitablemente a que España sufra una pérdida de fondos brusca y repentina que comenzaría en 2007 y finalizaría en el período 2013 siendo un contribuyente neto al presupuesto de la UE.

La cumbre europea de Bruselas ha constatado que la UE está sumergida en una crisis sin precedentes. Durante la cumbre, los Estados miembros no han conseguido amoldar sus intereses en aras del bien comunitario y han cerrado el encuentro sin pactar un presupuesto para el período 2007-2013.

El rechazo a renunciar al ‘cheque británico’ por parte del Reíno Unido y la exigencia de Holanda a seguir siendo contribuyente neto de la UE, exigiendo su propio cheque de 1.500 millones de euros anuales, condujeron al fracaso de la cumbre. También España rechazó las perspectivas financieras al reducirse de forma drástica los Fondos de Cohesión, aunque la presidencia luxemburguesa le ofrecía seguir recibiendo dichos fondos durante cuatro años más.

Para España, el aplazamiento de las perspectivas financieras para el período 2007-2013 podría tener efectos muy negativos ya que la nueva referencia para medir su grado de riqueza y aportación al presupuesto comunitario será ahora el año 2003. Esto dejaría previsiblemente fuera de las regiones Objetivo 1 a todas las Comunidades Autónomas., salvo Extremadura y Andalucía y, por tanto, se recibirían menos fondos de la UE.

Después de la cumbre de Bruselas la UE ha quedado rota, partida entre ricos y pobres, entre europeístas y partidarios del simple mercado único sin Constitución y sin presupuestos. Los próximos 18 meses serán decisivos para la UE en los que deberá redefinir las grandes cuestiones aparcadas en la cumbre de Bruselas. Asimismo, será trascendental para España ya que deberá encontrar su lugar en la UE de 25 países. Por otra parte, las regiones españolas deberán afrontar su futuro económico y presupuestario (salvo Andalucía y Extremadura) fuera del paraguas de los fondos europeos, que tanto han ayudado a su desarrollo económico.

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