Son muchos los inversores que, además de tener en cuenta los parámetros clásicos de rentabilidad, riesgo y liquidez, incorporan ciertos tintes éticos, sociales o medioambientales en sus decisiones financieras; de ahí el interés creciente de las entidades en ofertar productos denominados socialmente responsables.

Dentro de esta tipología, destacan en primer lugar los fondos de inversión que, grandes rasgos, podemos clasificar en:

l           Fondos éticos: invierten en empresas que cumplen ciertos requisitos de responsabilidad               social corporativa.

l           Fondos ecológicos: apuestan por títulos de compañías comprometidas con el medio ambiente.

l           Fondos solidarios: se caracterizan por destinar parte de sus comisiones a la financiación de ONG's.

Aunque las principales gestoras españolas pertenecen a los grandes bancos, esto es, BSCH y BBVA, actualmente se comercializan más de una quincena de fondos de inversión socialmente responsables en España. Por citar algunos ejemplos:

l           El fondo Santander Dividendo Solidario tiene como objetivo invertir en acciones de empresas de elevada y mediana capitalización, que proporcionen una alta rentabilidad por dividendo, discriminando aquellas compañías relacionadas con la fabricación o la venta de armamento. Además, cede una quinta parte de la comisión anual de gestión a una ONG que participa en el fondo. En 2006 alcanzó un rentabilidad del 22%.

l           El BBVA Solidaridad, de corte más conservador, apuesta por la renta fija, un 71% como mínimo, y coloca el resto    en renta variable e incluso en divisas.

l           El BBVA Desarrollo Sostenible, invierte en compañías capaces de integrar en su estrategia las oportunidades y riesgos medioambientales, sociales y de gobernabilidad.El año pasado obtuvo una rentabilidad del 7%.

Por otra parte, la gestora del grupo Acciona, ha lanzado recientemente al mercado un Fondo de Ayuda para África Bestinver. Siguiendo el modelo del fondo estadounidense Fidelity, está constituido por las donaciones de particulares, empresas y organismos e invierte en proyectos solidarios donde sólo prima el haber contribuido a una buena causa, lejos de perseguir rentabilidad financiera alguna.

Además, de los fondos de inversión existen otros productos financieros que, de igual forma, están adoptando la filosofía de responsabilidad social. Tal es el caso del banco holandés Triodos Bank, cuya filial en España, ha diseñado en colaboración con Amnistía Internacional un depósito a plazo fijo con vencimiento a un año, que ofrece un 3,5% TAE. Dicha imposición puede suscribirse sin cambiar de banco y carece de comisiones, además de donar un 0,7% de cada depósito a la mencionada ONG.

Pero los tintes verdes han salpicado también la bolsa española, que estrenará un nuevo índice bursátil durante el primer trimestre de 2008. Se trata del FTSE4Good Ibex, un indicador de inversiones socialmente responsables, compuesto íntegramente por valores de mediana y gran capitalización del mercado continuo español, que cumplan con los estándares generales del l referencia homóloga internacional para este tipo de inversiones. Entre los criterios a observar destacan la gestión de los riesgos laborales, la lucha contra el cambio climático y emisiones, las relaciones con los grupos de interés, la sostenibilidad ambiental, la defensa de los DDHH universales, etc.

A pesar de todo, nuestro país continúa a la cola de Europa en cuanto a Inversión Socialmente Responsable (ISR) se refiere. Según un estudio del Instituto de Innovación Social, en España, sólo el 0,49% del dinero invertido está colocado en este tipo de productos frente a 33% del Reino Unido. No obstante, creo que el despegue definitivo de la ISR está por venir pero se requiere un doble esfuerzo: de mentalización, por un lado y de marketing bancario, por otro. Y es que, de la misma forma que buscamos productos con garantía de calidad en un supermercado, no tardaremos en invertir nuestros ahorros exigiendo una rentabilidad social y de respeto al medioambiente. Sólo así garantizaremos un desarrollo sostenible y, por ende, el bienestar de las generaciones venideras.

Pues, ya saben, a partir de ahora intentemos pensar en verde.

jmferdom@upo.es