Podríamos decir que el tejido empresarial en el ámbito rural, es una base importante dentro de lo que forma parte del desarrollo local e industrial de nuestra comunidad autónoma.

El mundo empresarial desde el punto de vista económico y social, está experimentando una serie de desafíos tales como la globalización, el desempleo, la aparición de nuevos nichos de mercado en una nueva economía emergente en todos los ámbitos, y un sinfín de contingencias que hacen escapar a veces la racionalidad del sistema donde nos encontramos, sobretodo con la aparición de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y su influencia en el mundo empresarial.

Esa influencia empieza a irrumpir con bastante fuerza en el mundo rural, impulsando el desarrollo de pequeños municipios, otorgando las nuevas tecnologías un valor añadido que sin duda no se alcanzarían tan rápido como en las grandes ciudades.

Es sin duda una garantía inequívoca el impulso que se está dando a los pequeños municipios -aplicando innovación y nuevas tecnologías en sus territorios-, fomentando con ello el progreso y modernidad de estos, sobretodo en el terreno empresarial como motor de desarrollo económico y bienestar social de los mismos.

El desarrollo de nuestra comunidad no debe focalizarse en grandes polos industrializados como ocurría en décadas anteriores. El avance de nuestras empresas debe surgir desde los polígonos y parques industriales de pequeños municipios como modelo de desarrollo.

A partir de lo pequeño, debemos aspirar a formar una gran red en constante movimiento que aglutine todos los ámbitos del desarrollo empresarial posible. La grandeza económica que supone la unión de polos de desarrollo entre pequeños, vía áreas metropolitanas y grandes ciudades. Es la mejor forma de desarrollarse nuestra región.
Para ello, la interrelación vía nuevas tecnologías de la comunicación y la información es básica en todo el proceso.

Los Ayuntamientos a través de sus Agencias y sociedades de Desarrollo Local, las diputaciones, así como la Administración autonómica, central y desde la Unión Europea, están poniendo todo de su parte para inculcar este elemento transformador de la sociedad y la economía andaluza que todos deseamos sea posible.

El siguiente paso esta en integración de la iniciativa privada -a nivel de empresas y ciudadanos- en la cultura tecnológica que supone pertenecer a una red de creatividad y conocimiento compartido en el mundo global. Quizás se trate de socializar la tecnología, de tal forma que la ciudadanía andaluza vea como normal la utilización de esas nuevas tecnologías.

Esta socialización y/o alfabetización informática de las nuevas tecnologías, es un trabajo que gracias a programas como Guadalinfo, Ciber-Pyme, Plan de Familias Andaluzas u otros, han puesto y están poniendo en marcha las diferentes administraciones. La implantación es real en pequeños municipios aislados que hasta hace poco tiempo era utópico poder acceder a internet en banda ancha.

Desde la Junta de Andalucía se ha puesto en marcha el Plan de Innovación y Modernización de Andalucía (PIMA), cuya visión de futuro hasta el 2010, nos hace mantener esperanza de que aún es posible engancharnos al tren de desarrollo que todos deseamos, impulsando las medidas adecuadas para que sean el fruto de una segunda modernización real; sobretodo con la esperanza y el firme propósito que esta sea mejor que ¿la primera?.

El Plan de Innovación y Modernización de Andalucía se resume según afirma el propio texto en un objetivo: alcanzar una Andalucía permanentemente innovadora.

Ojalá sea así, el simple hecho de que el tejido empresarial se esté empezando a adaptar a la sociedad del conocimiento, es un buen punto de partida.

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