Las I Jornadas Técnicas sobre Conservación y Uso Sostenible de la Geodiversidad en Andalucía, organizadas por la Consejería de Medio Ambiente del 20 al 22 de mayo, han contado, entre otros especialistas, con José María Mantecón Jara, gerente de la Fundación Riotinto. El experto exuso la gestión del patrimonio histórico minero que durante 5.000 años se ha generado en la Comarca Minera de Río Tinto y su puesta en valor dentro de lo que se llama el Gran Parque Minero de Riotinto. En 2003, dicho espacio “recibió 47.000 visitas y está generando una serie de recursos económicos en la comarca bastante interesantes, siendo una zona minera y por ende que está en este momento deprimida”.

Este experto aseguró que este modelo geoturístico “es totalmente exportable, tanto al parque natural de Cabo de Gata, como a la Geoda en Pulpí, en la provincia de Almería, y otras zonas de valor geológico de Andalucía. Estamos hablando de un proyecto que ha recibido los premios Henry Ford, Andalucía Turismo y el último, que lo vamos a recoger el 3 de junio, es el Premio Europa Nostra, concedido por el Consejo de Europa, en relación al tema del patrimonio cultural”.

José Mantecón ratificó que “las tensiones a nivel político, sindical, social, asociativo, siempre existen”, pero que “lo único que pasa es que las personas que estén al frente de estos proyectos tienen que estar por encima y una vez superado este tema, tener claro el objetivo y seguir adelante”.

El ponente explicó que “en Río Tinto tenemos una visita que comprende todo un día completo. Cuando llega el visitante se acerca a la central de reserva, que está ubicada en el mismo museo minero, que es un hospital inglés del siglo XIX restaurado. Allí se le hace una distribución de su visita, en función del horario que tenga para ver todo el parque. Y de ahí puede ver toda una serie de atractivos turísticos como el museo minero, una reproducción de minas romanas, una necrópolis, un barrio típico inglés de la época victoriana, un recorrido de 11 kilómetros en un tren , etc.”.

Cuevas de Nerja:
Otro de los ponentes de estas jornadas, organizadas en Almería por la Consejería de Medio Ambiente, fue Antonio Garrido Luque, conservador y director del Instituto de Investigación Cuevas de Nerja, el cual habló sobre la gestión de cavidades turísticas y especialmente de las Cuevas de Nerja, centrando su intervención en cómo conjugar la conservación de estos espacios con las visitas turísticas que reciben.

Así, Antonio Garrido Luque expuso que “en las Cuevas de Nerja hemos generado un plan director de conservación, que conlleva poder conjugar la afluencia turística de la cavidad y los recorridos, para que repercutan lo mínimo posible en la entidad geológica de la cueva. Hay que tener en cuenta que la cueva es importante desde el punto de vista geológico, arqueológico y biológico”.

“Eso se sustenta”, según señaló, “en base a un Instituto de Investigación donde están representadas distintas instituciones y áreas de investigación en Geología, Arqueología y Biología. Los representantes de ese Instituto son de naturaleza tan dispar como el Instituto Geológico y Minero, la Universidad de Málaga, arqueólogos, representantes de la administración, investigadores de la Universidad de Barcelona, la gerencia y el propio director del Instituto.

Así, comentó que “el Instituto lleva funcionando alrededor de unos diez años, pero es desde hace cinco cuando se toman las medidas necesarias y hay un control exhaustivo de cada uno de los parámetros ambientales. Hay que tener en cuenta que la cueva se descubre en el 59 y que todas las actuaciones de impacto en la cavidad se hacen en dos años. A partir de entonces es cuando se toman las medidas necesarias para que la actividad antrópica no repercuta en la cavidad y en sus valores”.

Estos responsables, llevan “una contabilidad exhaustiva de las visitas que cada año reciben las Cuevas de Nerja”. Además, existe la norma de que “más de 500 personas no puede haber en la cavidad en un mismo momento, precisamente por las indicaciones de los parámetros ambientales que nos dan los investigadores. Aproximadamente, las Cuevas son visitadas por unas 500.000 personas al año. Eso es en la zona turística, porque hay que tener en cuenta que la Cuevas de Nerja tienen unos 7,2 kilómetros de recorrido poligonal y que lo que se utiliza de la instalación son 600 metros en una zona perimetral”.

De hecho, “la zona que se visita no llega ni a un tercio de la cavidad y lo restante está cerrado al público para su protección. Pero hay que tener en cuenta que al estar declarado Bien de Interés Cultural es necesaria la conservación pero también la difusión, que también es exigida por la legislación. Hay que conjugar esos dos factores. Esto se hace con una serie de alternativas que no necesariamente conllevan la visita a la cueva, como puede ser el centro de interpretación, la creación de una serie de publicaciones, etcétera. Esto es simplemente cumplir la Ley de Patrimonio Andaluz, que garantiza la conservación marcando las líneas de conservación, difusión y protección”.