Transparencia informativa y contable, gobierno corporativo, comunicación o prevención de la corrupción son algunos de los nuevos valores que la sociedad exige que incorporen las empresas a su estrategia de responsabilidad social corporativa, con independencia del tamaño de éstas.

Así se desprende de un informe de la Confederación de Autónomos de Economía Social de Andalucía (Caesa) que ha elaborado en el marco del proyecto de investigación ‘Estudios de prospección del trabajo autónomo’.

Según ha explicado la presidenta de la organización, Rosa Mª Martínez Santaella, el proyecto ha analizado cinco áreas: actuaciones en el lugar de trabajo (dirigidas a evaluar el clima laboral), políticas de mercado, medioambiental y social (dirigidas a la responsabilidad social empresarial) y valores de la empresa.

El informe, que recoge las principales conclusiones de la fase de investigación, hace hincapié en que “a medida que se vayan popularizando las prácticas de consumo responsable y que los clientes sean más exigentes en cuanto a la responsabilidad social, los emprendedores tendrán que asumir la introducción de estos criterios como fórmula de satisfacción de los mismos”, valores a los que hay que añadir a los ya citados, el mecenazgo, la libre y leal competencia y la innovación.

Todos estos factores, que tienen su origen en los valores y la ética que los consumidores esperan conocer de una empresa, conforman la misión y la visión de una empresa responsable y sostenible e influyen directamente en la reputación e identidad de marca, en la opinión pública, en los mercados y, en definitiva, en los grupos de interés.

El estudio subraya que está demostrado que existe una correlación positiva entre una buena responsabilidad social empresarial y el incremento del resultado y el valor de las empresas, conclusión que Caesa ha compartido con los asistentes a los encuentros con autónomos y emprendedores que ha celebrado por toda Andalucía en el último año.

“El paradigma de la empresa responsable y sostenible, más allá de los ámbitos medioambientales o de prevención, se presenta como un reto considerable, pero precisamente como tal implica grandes oportunidades”, ha subrayado Martínez.

Otra conclusión que se desprende del proyecto de investigación es que el conocimiento de la RSE por parte de los emprendedores es “básicamente intuitivo”, principalmente en el sector comercio o entre los autónomos mientras que aumenta en empresas vinculadas a la cadena productiva (agroalimentario o servicios) o de economía social.

“Los emprendedores no disponen de la formación suficiente en cuanto a la importancia de conseguir un desarrollo sostenible del negocio y sobre las herramientas disponibles para ello, de ahí a que consideremos necesaria que se dé por parte de las administraciones una mayor implicación en la implantación de la RSE entre los autónomos y las pymes con objeto de ayudarles a que estén preparados para cumplir con las expectativas y exigencias de los ciudadanos”.