El consumo de tabaco es responsable del 85% de la mortalidad por cáncer de pulmón, del 90% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, del 50% de las muertes por problemas cardiovasculares y del 30% de cualquier tipo de cáncer. Además, en España mueren un mínimo de 700 personas al año por la exposición directa al aire contaminado por el humo del tabaco en centros de trabajo u ocio, es decir, fumadores pasivos.

Pero el consumo de tabaco no es sólo un problema de salud pública. Los efectos nocivos del tabaquismo tienen, además, incidencia directa tanto en la vida laboral de los fumadores (absentismo y, a menudo, disminución de rendimiento laboral) como en la de los no fumadores, por los efectos nocivos que el humo ambiental del tabaco tiene para la salud de la población no fumadora; y esto sin contar los numerosos conflictos de relación laboral que cada vez se plantean con más frecuencia en los lugares de trabajo.

Por ello, el Gobierno ha hecho cuentas y concluye que antes de finalizar el 2005 estará prohibido fumar en los centros de trabajo, públicos y privados. La prohibición se impondrá gradualmente, pactando con las organizaciones sindicales y con los empresarios. El Ministerio de Sanidad busca un acuerdo que impida fumar en los sitios de trabajo, pero también que establezca “espacios limitados para fumadores, que estén separados del resto y no contaminen el aire de los que no quieren fumar”, ha señalado la Ministra.

Además, desde este Ministerio no se descarta que, en un futuro próximo, la prohibición de fumar se extienda a todos los lugares públicos, incluidos bares y restaurantes, como ha ocurrido en Irlanda y en Suecia; aunque la prioridad está ahora en los centros de trabajo.

Por lo tanto, las empresas españolas deben transformarse en “espacios libres de humo”. Los empleados no podrán fumar en sus puestos de trabajo, lo que supondrá un gran cambio que requerirá la creación de nuevos espacios, reestructuración de horarios y tiempos, afectación de los empleados (estrés, disminución de la productividad, absentismo, etc.), costes de las acciones de implantación, etc.

El tiempo para adaptarse a la nueva normativa va haciéndose cada vez menor según transcurren los meses, por ello han surgido empresas que empiezan a ofrecer soluciones para la deshabituación tabáquica de los empleados, evitando así el problema. Existen diferentes técnicas que pueden servir de ayuda a quienes quieren dejar de fumar. Unas emplean productos sustitutivos de la nicotina a través de pastillas, chicles, etc. para atajar la dependencia física y otras se basan en terapias psicológicas que se enfrentan a la dependencia psíquica. Lo ideal es hacer dos frentes, el fisiológico y el psicológico, y emplear terapias combinadas.

En diferentes localidades de Cádiz se está llevando a cabo una técnica combinada que se basa en la reducción sistemática del nivel de dependencia a la nicotina, con lo que se evita el síndrome de abstinencia, el mal humor, el estrés, etc. Además, las sesiones de deshabituación con el psicólogo, se combinan con otras de relajación e hidroterapia en el SPA, incluyendo jacuzzi, sauna, ducha escocesa, hidromasaje, pediluvio, etc.

De este modo, en sólo un mes y dedicando tan sólo dos horas semanales a la terapia, cualquier fumador concienciado de los problemas que se avecinan puede dejar el hábito de una manera cómoda y sin estrés.

Por si alguien se anima a engrosar las listas de los no fumadores, a continuación listamos consejos que le pueden servir de ayuda. Empieza el día reflexionando y proponte firmemente no fumar; piensa en lo negativo y en lo positivo de fumar y de no fumar; quita el tabaco, ceniceros, cerillas y mecheros de tu vista; no lleves nunca tabaco encima ni lo aceptes de otros; ventila bien las habitaciones; lava las cortinas, las sábanas, la ropa, las tapicerías y todo lo que haya quedado impregnado de nicotina a lo largo del tiempo; haz ejercicio físico, ejercicios de respiración y técnicas de relajación; toma algún complejo vitamínico de apoyo, especialmente vitamina C; empieza el día con dos vasos de agua para ir diluyendo la nicotina y realiza luego seis minutos de respiración profunda; cada vez que tengas ganas de fumar, bebe agua a sorbos, despacio; si aún tienes ganas de fumar respira hondo, manteniendo el aire, repitiéndolo un mínimo de cinco veces seguidas; toma una alimentación sana y natural, muchos zumos, frutas y verduras; evita estimulantes como el café y el alcohol; dedica tiempo a las comidas, come relajado. Por último, es muy importante el apoyo social. Comunica a todas las personas de tu círculo próximo (familiares, amigos, compañeros, etc) que has decidido dejar de fumar; ellos te prestarán su apoyo y servirán de garantes de tu palabra. ¡Ánimo y Suerte!

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