El PIB de España ronda el billón de euros, por lo que un cálculo mental de cualquier porcentaje sobre esa cifra resulta muy sencillo. Por ejemplo, el 1,5% de un billón, son exactamente 15.000 millones de euros. Esa es la cifra del ajuste fiscal que el gobierno tiene que acometer en 2017. La misma cifra que hubo que ajustar hace cinco años, en 2012.
El Gobierno era consciente de ello en las elecciones de 20111 e igualmente lo era en las recientes de 2016. Sin embargo, en ambos casos, prefirió omitir a los españoles lo que es obvio: que una reducción del déficit fiscal implica, o bien una subida de impuestos, o un recorte de gasto, o ambas cosas a la vez.
Recorte de gasto público y subida de impuestos fue lo que ocurrió finalmente en 2012. Los ya famosos recortes en dependencia, sanidad y educación públicas, así como la importante subida de impuestos del IVA e IRPF.
En 2017, volveremos a encontrarnos en una situación similar a 2012, pues de nuevo el ajuste fiscal ha de ser del equivalente al 1,5% del PIB, es decir, aproximadamente 15.000 millones de euros. La única diferencia con el año 2012 es que ahora el PIB está creciendo, mientras que en 2012 estábamos en medio de la Gran Recesión, con lo que el Gobierno, quizás de forma excesivamente optimista, cree actualmente que la mitad del ajuste vendrá por el crecimiento económico (menor gasto en prestaciones por desempleo, mayor recaudación fiscal,…) y la otra mitad se conseguiría a través de las recientes subidas en el Impuesto de Sociedades, tabaco, alcohol y bebidas azucaradas.
Más allá de que la política fiscal expansiva del Gobierno en los últimos cinco años, junto con los favorables condicionantes externos (la política monetaria ultraexpansiva del Banco Central Europeo, la depreciación del euro, el bajo precio del petróleo,…), expliquen gran parte de la actual expansión económica en nuestro país (aunque todavía no se haya recuperado el nivel del PIB previo a la crisis), lo cierto es que en estos años se ha producido un continuo incumplimiento del objetivo de déficit, tal y como se observa en la Tabla 1.
En la Tabla 1 se presentan los objetivos finales de déficit consensuados con Bruselas tras largas negociaciones anuales. La Comisión Europea puede perfectamente sentirse contrariada con nuestro país. Como decíamos más arriba, España se había comprometido a conseguir el objetivo de déficit del 4,5% para el año 2012. Está por ver si finalmente se ha conseguido tal objetivo en el año 2016 que ahora se cierra. Y para el año próximo 2017, nos hemos comprometido a bajar el déficit del 4,6% al 3,1%. Otra vez, 15.000 millones de euros. ¿Lo conseguiremos? Dado el incumplimiento permanente del objetivo de déficit de estos últimos años, la Comisión bien podría tener sus dudas. Además, los déficits de estos años no reflejan las retiradas del Fondo de Reserva de la Seguridad Social llevadas a cabo por el Gobierno, y que más adelante comentaremos.
El problema fiscal en nuestro país es realmente grave. Y de nada sirve una política de avestruz consistente en negar la realidad. Hay que decir la verdad a los españoles. No se puede pretender tener un Estado del Bienestar equiparable al de los países de nuestro entorno (pensemos por ejemplo en Francia), y querer financiarlo con unos ingresos impositivos similares a los de países que nos son muy lejanos (USA, Mexico, Chile, Turquía, dentro de la OCDE).
En la Tabla 2 se presentan las magnitudes fiscales de Francia, durante los años previos y también posteriores a la crisis.
La diferencia con nuestro país es evidente. España presenta unos ingresos fiscales medios, durante el período analizado, de aproximadamente unos ocho puntos porcentuales respecto al PIB inferiores a Francia. Lógicamente, nuestro gasto público medio, durante el mismo período, y respecto al PIB, es también inferior al de Francia en aproximadamente 9-10 puntos porcentuales. Además, como se ve en la Tabla 2, Francia prácticamente recuperó, en 2011, en tan sólo cuatro años, los niveles de recaudación fiscal previos a la crisis, mientras que nuestro país, todavía hoy, mantiene una recaudación fiscal que es inferior a la de 2007.
El año próximo 2017 presenta, por otra parte, grandes incertidumbres respecto al comportamiento de aquellas variables exógenas que han contribuido hasta ahora a apoyar la incipiente recuperación de la economía española. En particular, parece que el precio del petróleo no volverá en el futuro inmediato a los niveles tan bajos de los últimos años. Por otra parte, la elección en Estados Unidos del nuevo presidente preocupa en Europa por cuanto las nuevas políticas económicas que previsiblemente se llevarán a cabo en ese país pudieran obligar a nuestro Banco Central Europeo a futuras subidas de los tipos de interés en la eurozona. Por no hablar de la posible ralentización de la economía mundial si triunfan en Washington las ideas proteccionistas de Donald Trump.
Está por ver cómo finalizará el déficit en el año 2016. Parece que esta vez se incumplirá el objetivo en una cuantía más bien pequeña. Pero el problema de bajar el déficit en 2017 al 3,1% del PIB se presenta arduo, habida cuenta también de la previsible aparición de un problema fiscal adicional, que se presentará a más tardar en el Ejercicio de 2018.
Como se ve en la Tabla 3, si el Gobierno sigue usando el Fondo de Reserva de la Seguridad Social para pagar una parte de las pensiones, en el año próximo el Fondo quedará prácticamente reducido a cero, y el déficit de años posteriores se incrementaría en, aproximadamente, otros 15.000 millones de euros, lo que haría prácticamente imposible el objetivo de un déficit fiscal en nuestro país equivalente al 3% de nuestro PIB.
1Rajoy sabía, en las elecciones de 2011 que, independientemente del resultado final del ejercicio fiscal de aquel año, España tenía comprometido con Bruselas para el año siguiente, 2012, el paso de un déficit del 6% al 4,5%.
2A efectos comparativos, véanse los datos fiscales de España, en Saturnino Aguado (2015): “La Crisis: Orígenes y Consecuencias”; Agenda de la Empresa: Anuario Empresarial y Económico de Andalucía (Enero 2015).
Saturnino Aguado Sebastián
Profesor Titular de Fundamentos del Análisis Económico
Universidad de Alcalá de Henares