Iba yo esta tarde camino del tabanco, dándole vueltas en mi cabeza a una noticia. Aparecía en estos días. Y lo hacía con tintes optimistas. Razón había. Era una buena noticia y las buenas noticias, que en tiempos de sequías escasean y no era poca la que ve-níamos padeciendo en este invierno de trágicos balances y fuertes balanceos, las buenas noticias hay que conservarlas entre algodones, hay que mimarlas y ponerlas en valor. Y mientras caminaba a ese rincón cálido y familiar del tabanco de Felipe en donde muchos meses escribo estas columnas, pensaba que bien valía traerla a la página que me ocupa. Así que, nada más llegar, con mi copa de fino en la esquina de la mesa, el cuaderno abierto por una página en blanco y el bolígrafo en ristre, que es año quijotesco éste, me apresto a barajarla ahora que la clientela es escasa y aún no ha llegado al tabanco la familiar parroquia de las tardes.

Es la estrella de enero. El crecimiento de la economía andaluza -según reza en los papeles que se trajo hasta Cádiz el secretario general de la Consejería de Economía y Hacienda- durante el finiquitado año 2004 superó la media nacional y de la zona euro. El PIB interanual -nos trasladó Antonio Ávila- se cifró en un 3,1%, es decir cinco décimas por encima del de todo el país. Buena noticia y un esperanzador indicativo de que Andalucía sigue avanzando. Y en esto el hombro lo hemos arrimado todos. Además es que -y en esto la medalla, el reconocimiento, se lo han de llevar los empresarios andaluces y aquellos emprendedores que se lanzan al ruedo- se crearon en Andalucía 19.000 empresas, que no es poco, y más teniendo en cuenta que esto supone un 7,8 % más que en el período anterior. Que la media nacional ha sido sólo del 4,7 %. Buena noticia, repito, y buena perspectiva. Y esto no puede sino crear empleo y crecer en riqueza. De hecho, el record histórico que se experimentó y que arroja la Encuesta de Población Activa sobre los ocupados andaluces sitúa la tasa en 2.686.000. Y si el INEM me dice que la reducción de parados ha sido del 5 %, pues miel sobre hojuelas. Aunque aún ni la miel ni las hojuelas terminen de satisfacernos. Y si no, que se lo digan a Miguel -asiduo del tabanco- que me cuenta sus penurias de parado. De cualquier manera, estos y otros índices, dan un poco de oxígeno a esta tarde sombría de tabanco, que el frío -y la cuesta de enero- dan panorama de desierto.

Sube la construcción, no decae el turismo -y ya se anuncian planes de mejoras e inversión- y el presidente Chaves afirma que “debemos mirar con razonable confianza hacia el futuro y aprovechar la imagen y la buena posición de Andalucía en el panorama turístico”. Y si, además, la industria aeronáutica crece, pues mejor que mejor. Noticias para avanzar con optimismo.

Felipe se me acerca hasta la mesa y para poner contrapunto a todo esto, me recuerda aquella canción de mis años jóvenes en los que se soñaba con un puente -y era la época en la que el turismo arrancaba en España- que nos llevara a Mallorca, aquello de “será maravilloso viajar hasta Mallorca, sin necesidad de tomar el barco o el avión, sólo caminar en bicicleta o autoestop”. Y es que el viaje de los reyes a Marruecos ha anunciado el proyecto de un posible túnel que una las dos orillas. Otro estupendo sueño, que abrirá, de esta forma, una nueva puerta al norte de África desde nuestras costas. Y yo pienso en la tragedia de la inmigración ilegal que se me asoma, en la misma página del periódico que me trae ésta, con otros diez inmigrantes muertos, a la deriva en otra patera. Una asignatura pendiente en la que ambas orillas deberán trabajar juntas con seriedad y ahínco. Cuevas, que también participaba en este viaje, avanzó algunas líneas para mejorar las relaciones bilaterales: el desarrollo de la zona del norte de Marruecos, la regularización de los flujos laborales y, repitió, la construcción del futuro túnel que en su día unirá bajo el Estrecho Europa y África. Labores en las que también estamos implicados los andaluces. Actuaciones necesarias.

Buenas noticias, buenas perspectivas, buenas esperanzas, para este enero primerizo y frío, que me devuelve a casa arrebujado en mi chaquetón, pues la humedad y un molesto viento me sacuden el cuerpo, pero instalan mi pensamiento en la esperanza. La buena noticia de enero: hemos crecido y esperamos seguir creciendo.

jfelixbellido@yahoo.es