La Agencia del Medicamento autorizó la pasada semana el uso de la toxina botulínica, más conocida como “Bótox”, para corregir arrugas faciales, algo que ha levantado una gran expectación entre la población, dado que se trata, según explicó el presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), José Márquez-Serres, “de la técnica no quirúrgica más realizada en el mundo. Sólo en Estados Unidos, según datos de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS), durante 2002 fueron tratados 1.123.510 pacientes con toxina botulínica”.

Estas cifras son el más claro exponente del interés que despierta el Bótox, algo que se empieza a detectar en España. “Como hacen falta tres semanas desde la aprobación del medicamento hasta su licencia, calculamos que para principios de marzo se podrá aplicar el producto. A nuestra clínica de Sevilla, el Centro Láser Quirúrgico Europeo, ya nos han llegado numerosas peticiones, dada nuestra experiencia de más de seis años en el uso del Bótox en patologías y tratamientos no estéticos, que sí estaban autorizados desde hace años. Y nos consta que en centros médicos de otros puntos de España ha pasado algo similar”.

De ahí que Márquez-Serres haya subrayado que “es importante que los pacientes no se pongan en manos de cualquiera y acudan a centros autorizados por el Ministerio de Sanidad, es decir, clínicas y centros médicos, porque el Bótox no tiene prácticamente efectos secundarios, pero siempre y cuando sea aplicado por médicos especializados. No queremos lamentar después situaciones desagradables, como las ocurridas en Lanzarote por implantes de silicona en peluquerías, centros de esteticién o gimnasios”.

La toxina botulínica se aplica de manera inyectada en el entrecejo, la frente y las arrugas producidas en los alrededores de los ojos, más conocidas como patas de gallo. Los efectos se empiezan a notar a las dos o tres días, y se prolongarán entre cuatro y seis meses. La zona tratada queda lisa, sin arrugas, y permanece en reposo, por lo que durante este tiempo no se agudizarán las arrugas ya formadas. El Bótox también se usa previo a la colocación de implantes de relleno, dado que, al paralizar la zona, permite que no se desplace la sustancia recién colocada.

Sin embargo, junto a las aplicaciones estéticas, que son las más conocidas, el Bótox empieza a tomar fuerza para otros usos médicos, dado que únicamente está contraindicado en el embarazo. La dosis estética ronda las 50 unidades internacionales (U.I.), mientras que para ser letal, haría falta entre 3.000 y 3.500 U.I. de Bótox. “La toxina botulínica es muy utilizada para paliar las cefaleas y jaquecas persistentes, en el estrabismo infantil y para corregir la hiperhidrosis (sudoración excesiva) en las manos axilar y plantar. También da muy buenos resultados para corregir parálisis faciales unilaterales y para problemas neurológicos”, explicó el presidente de la Semal.

Pero una de las nuevas vías del Bótox ha causado gran expectación. Aunque aún está en experimentación, el fármaco podría ser una alternativa para luchar contra la obesidad mórbida y para disminuir el apetito.

Otro campo en el que está demostrando su eficacia la toxina botulínica es en el vaginismo, dispareunia y fisuras anales, ya que al paralizar la zona tratada el paciente puede llevar una vida más normalizada.