La mayoría de ellos viviendo en casa de sus padres. El perfil del trabajador de internet es un licenciado (tanto en carreras técnicas como en audiovisuales o diseño) de entre 24-28 años, sus ingresos están divididos en pequeños nichos de mercado como son: pymes y empresas de su entorno social (pequeño comercio que no tiene presencia en red), tiendas online de artículos en venta limitada (todo aquello que pueda ser serigrafiado o impreso), y los encargos que llegan a través de su portafolio o por el boca-a-boca. Este modelo de trabajador freelance (autónomo en España) es lo que se denomina el one-man studio (estudio de una sola persona).

Hasta hace poco, ese perfil de trabajador en red correspondía únicamente a la figura del webmaster, quien hacía las labores de encargado de una página web, no precisamente quien la había creado o diseñado, sino por decirlo de alguna manera: el que sabía un poco de todo y podía solucionar cualquier problema que surgiera en el día a día de una web, a la vez que realiza tareas de administración y moderación.

La figura del webmaster que valia para todo ha desaparecido al igual que los manitas de antaño, que te arreglaban cualquier cosa de la casa, la profesionalización también ha llegado a internet, generando decenas de profesiones (que no de puestos de trabajo ¡ojo!).

Esta forma de trabajo está muy ligada a la nueva generación de trabajadores que llega al mercado laboral: jóvenes que no quieren sacrificar su tiempo de ocio y libertad a favor de la empresa tradicional que los ata mediante valores de fidelidad o sumisión a la marca, el joven emprendedor de la red desea vivir y trabajar en una economía espartana de autosuficiencia (amparado por sus padres eso sí) donde los ingresos son pequeños pero desde diversas fuentes, ¿por qué prefieren acomodarse en una economía mínima de superviviencia? Sin lugar a dudas por el panorama social que se presenta en España: coste de emanciparse, sueldos ridículos y prácticamente congelados desde hace 7 años y una presión fiscal para autónomos (la figura jurídica más parecida al trabajador freelance que estamos describiendo). La nueva economía sumergida del siglo XXI está en internet.

¡Qué vienen las mash-up!

A primera vista (o para los no iniciados) ser emprendedor en la red es fácil, todos conocemos las consabidas alabanzas que desde los 90 alaban las ventajas de la red: no necesitar un lugar físico, tu público es todo el mundo, y el coste de mantenimiento es cero. El avance de la red ha puesto de manifiesto las falacias que se esconden bajo esos lemas: la profesionalización de las IT pasa por una sede, un local de trabajo fisico, tanto para la confianza de los clientes como para la salud mental de los profesionales liberales (trabajar en casa no es la panacea); el público no es todo el mundo, sino que un proyecto en red va evolucionando hacia un segmento específico y especializándose en pequeños servicios (o complementos de otros servicios ya existentes en la red); el mantenimiento de un proyecto de calidad en internet no es cero: servidores, personal, atención al cliente, programación,etc. Son profesiones que como mencionábamos al principio, no puede realizarlas una sola persona.

Como siguiente figura dentro de este panorama laboral, aparece la mash-up, pequeños estudios de trabajadores freelances (de 3 a 4 personas) especializados en áreas concretas de la red que ofrecen servicios y herramientas enmarcadas en la web 2.0: panoramio.com o 11870.com son ejemplos de estos nuevos servicios y entornos laborales.

Para terminar, y como siempre: la espina clavada de los organismos gubernamentales, que siguen desparramando dinero y más dinero en una I+D que no se traduce en servicios ni ventajas para los usuarios finales, tampoco en ayudas ni rebajas a la presión fiscal de este nuevo modelo de trabajadores freelance que no pueden costear mensualmente el pago de impuestos, IAE, e IVA cuando los ingresos provenientes de la red no llegan al salario mínimo, por cierto, ¿hay salario mínimo para un profesional de la red?

vicente@estilovirtual.com