![\"Enrique](\"https:\/\/www.agendaempresa.com\/wp-content\/uploads\/2021\/04\/Enrique-Yeves-Valero-WEB-opinion-145x145.jpg\")
<\/h3>\n<\/h3>\nDirector del Instituto de Estudios de Naciones Unidas<\/p>\n
Coordinador Oficial en Espa\u00f1a de los eventos conmemorativos del 75 aniversario de la ONU<\/p>\n
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No cabe duda de que la fundaci\u00f3n de las Naciones Unidas hace ahora 75 a\u00f1os por los vencedores de la II Guerra Mundial constituye un hito en la historia de la humanidad y de las relaciones internacionales, y es con sumo agrado por lo que me sumo a esta iniciativa de Agenda de la Empresa<\/em> con este n\u00famero especial para conmemorar dicho aniversario, un esfuerzo editorial que vale la pena resaltar con el grupo editorial cuyo presidente es director del Observatorio Empresarial para la Consecuci\u00f3n de la Agenda 2030 (OECA).<\/p>\n Tras dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX que hab\u00edan devastado gran parte del planeta, se articul\u00f3 un sistema para \u201cpreservar la paz\u201d, lo que en realidad no se ha logrado, pero a fuerza de ser justos lo cierto es que s\u00ed se ha evitado un desastre de proporciones gigantescas como los vividos en las dos grandes contiendas. Las Naciones Unidas nacieron oficialmente el 24 de octubre de 1945, despu\u00e9s de que la mayor\u00eda de los 51 Estados Miembros signatarios del documento fundacional de la organizaci\u00f3n, la Carta de la ONU, la ratificaran. En la actualidad, 193 Estados son miembros de las Naciones Unidas, que est\u00e1n representados en el \u00f3rgano deliberante, la Asamblea General. Cada uno de los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas es un miembro de la Asamblea General.<\/p>\n El objetivo principal de la ONU en su nacimiento fue, como hemos se\u00f1alado, el \u201cmantenimiento de la paz\u201d, y de la breve euforia inicial de los primeros a\u00f1os se pas\u00f3 pronto a la Guerra Fr\u00eda entre la hoy extinta URSS y los Estados Unidos que marcaron las d\u00e9cadas siguientes. Para no caer en los mismos errores de su antecesora, las Sociedad de Naciones, se privilegi\u00f3 a las cinco grandes potencias con la capacidad de veto en el Consejo de Seguridad, el \u00f3rgano m\u00e1s poderoso y pol\u00e9mico de la carta fundacional que, desde entonces, ha permanecido inalterable a pesar de una geopol\u00edtica actual bien diferente. La cada vez m\u00e1s evidente inoperatividad y falta de representatividad del Consejo de Seguridad han repercutido en una imagen negativa de la ONU, precisamente el \u00f3rgano encargado de mantener la paz, el objetivo principal de su fundaci\u00f3n. En su compleja y delicada reforma se juega la ONU su futuro en el siglo XXI.<\/p>\n Una de sus limitaciones es que ha actuado con una tardanza descomunal ante graves conflictos. Por ejemplo, tard\u00f3 ocho a\u00f1os en intervenir en la guerra entre Ir\u00e1n e Iraq en 1980, y solo lo hizo cuando ya hab\u00eda alrededor de un mill\u00f3n de v\u00edctimas, y entre uno y dos millones de personas desplazadas. Incluso terminada la Guerra Fr\u00eda y con un ambiente m\u00e1s amigable entre los 5MP, algunos retrasos fueron inaceptables. Las guerras de Sud\u00e1n (1996) y de Afganist\u00e1n (1999) tuvieron que prolongarse veinte a\u00f1os y dejar los pa\u00edses pr\u00e1cticamente arrasados para que el Consejo interviniera.<\/p>\n Por otra parte, la descolonizaci\u00f3n de los a\u00f1os 60 y 70 convirti\u00f3 a la Asamblea General en un contrapoder del Consejo de Seguridad con la llegada y nacimiento de numerosos pa\u00edses (de los 51 firmantes originales se ha pasado a los 193 actuales) del entonces denominado Tercer Mundo que, a trav\u00e9s de su alianza en el movimiento de los No Alineados, consiguieron impulsar una agenda progresista en el seno de la organizaci\u00f3n. Esa dicotom\u00eda entre un Consejo de Seguridad dominado por los cinco pa\u00edses vencedores de la guerra con poder de veto y una Asamblea General m\u00e1s democr\u00e1tica que aplica el principio de un pa\u00eds un voto siguen marcando una compleja y, en ocasiones, contradictoria din\u00e1mica del mundo diplom\u00e1tico.<\/p>\n Con el pasar de los a\u00f1os, este \u00fanico y peculiar sistema de gobernanza mundial que es Naciones Unidas, con sus defectos y virtudes, ha recibido el encargo de afrontar otros grandes retos globales, desde preservar los derechos humanos a combatir el hambre y la pobreza, el cambio clim\u00e1tico, cuidar de los refugiados y solucionar cuestiones como la migraci\u00f3n o el deterioro del medio ambiente que cristalizaron en 2015 con la ambiciosa Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para todo ello, cuenta con el trabajo especializado de las grandes agencias como la FAO (el hambre), la OMS (sanidad), la UNESCO (cultura) o la OIT, por citar solo algunas de la veintena de sopa de letras que constituyen el cosmos del sistema de la ONU, al que hay que a\u00f1adir la gran labor de los fondos y programas en primera l\u00ednea del frente humanitario, como ACNUR (refugiados), UNWRA (palestinos) o el Programa Mundial de Alimentos (alimentos en casos de emergencia) que acaba de ser reconocido con el Premio Nobel de la Paz.<\/p>\n La necesidad de toda esta arquitectura global para hacer frente de forma colectiva a los grandes retos del planeta se ha puesto de relieve precisamente en el peor momento posible, cuando plagas como el COVID-19 nos recuerdan lo ficticio de las l\u00edneas abstractas que denominamos fronteras y la importancia de la colaboraci\u00f3n internacional para resolver los grandes retos que afronta el planeta en su conjunto.<\/p>\n A sus objetivos iniciales de salvaguardar la paz, proteger los derechos humanos, establecer el marco de la justicia internacional y promover el progreso econ\u00f3mico y social, en los 75 a\u00f1os transcurridos desde su creaci\u00f3n, las Naciones Unidas han a\u00f1adido nuevos retos como el cambio clim\u00e1tico, los refugiados o el COVID-19.<\/p>\n Si bien la resoluci\u00f3n de los conflictos y el mantenimiento de la paz siguen siendo uno de sus esfuerzos m\u00e1s visibles, la ONU, junto con sus organismos especializados, tambi\u00e9n participan en una amplia gama de actividades para mejorar la vida de las personas en todo el mundo, como el socorro en casos de desastres, la educaci\u00f3n, el adelanto de la mujer y el uso pac\u00edfico de la energ\u00eda at\u00f3mica entre otros. En estos a\u00f1os, lo que la ONU ha aprendido es que el esfuerzo para afrontar los grandes retos debe ser inclusivo y no solo contar con el esfuerzo de los gobiernos. Es fundamental la participaci\u00f3n de todos los actores principales, la sociedad civil, los entes locales, los j\u00f3venes y, por supuesto, la empresa privada. Se ha realizado desde la ONU un gran esfuerzo para incluir el trabajo de la empresa privada a trav\u00e9s del denominado \u201cPacto Mundial\u201d, una iniciativa voluntaria, en la cual las empresas se comprometen a alinear sus estrategias y operaciones con diez principios universalmente aceptados en cuatro \u00e1reas tem\u00e1ticas: derechos humanos, est\u00e1ndares laborales, medio ambiente y anticorrupci\u00f3n. Varios miles de empresas en todo el mundo se han adherido a esta iniciativa rindiendo cuentas del progreso en dichos campos.<\/p>\n Hora de reformas<\/strong><\/p>\n El tema fundamental radica en c\u00f3mo reformar y modernizar una organizaci\u00f3n que naci\u00f3 hace 75 a\u00f1os y a la que se le han encargado un n\u00famero de mandatos nada despreciable a lo largo de este periodo. La respuesta a estas preguntas debe basarse en una visi\u00f3n realista de la naturaleza y de los logros del sistema de las Naciones Unidas. A las personas cr\u00edticas que opinan que la ONU es in\u00fatil hay que recordarles que la organizaci\u00f3n ha obtenido grandes logros. Basta mencionar su actuaci\u00f3n a favor de la ampliaci\u00f3n del derecho internacional, de la deslegitimaci\u00f3n de la guerra entre estados, de unas mejores relaciones interestatales mediante la diplomacia multilateral y sus logros en materia de derechos de los m\u00e1s pobres y Derechos Humanos en general (en su sentido m\u00e1s amplio: la promoci\u00f3n de los derechos de los ni\u00f1os, de las mujeres, de las minor\u00edas de los ind\u00edgenas y de los refugiados). Es evidente que esta organizaci\u00f3n no puede ser responsable de la indecisi\u00f3n de sus Estados Miembros, ni de su falta de voluntad pol\u00edtica y de sus errores.<\/p>\n Recordemos tambi\u00e9n que la ONU no es un actor independiente o aut\u00f3nomo en relaciones internacionales como los estados: la supranacionalidad que se otorga a s\u00ed misma, o que se le otorga, es en realidad solo te\u00f3rica. Las Naciones Unidas no son un gobierno mundial, sino un sistema de cooperaci\u00f3n entre estados. Es una organizaci\u00f3n intergubernamental cuyo poder de decisi\u00f3n est\u00e1 en manos de los Estados Miembros y, sobre todo, en manos de los m\u00e1s poderosos. Por consiguiente, la ONU no tiene recursos financieros propios, sino un presupuesto formado por las contribuciones de sus miembros, y el cabeza de la organizaci\u00f3n, el secretario general, lo nomina el Consejo de Seguridad y luego lo nombra la Asamblea General. Lo que es peor, la ONU es utilizada como \u201ccabeza de turco\u201d por los propios pa\u00edses, en especial las grandes potencias, que la conforman al prohibirle actuar en cuestiones que les conciernen de cerca y que amenazan a la seguridad internacional.<\/p>\n Es necesario distinguir entre la naturaleza de esta organizaci\u00f3n y sus funciones. Las funciones de la organizaci\u00f3n a veces la hacen parecer algo m\u00e1s que la simple suma de sus componentes nacionales y desempe\u00f1ar un papel \u2018semi aut\u00f3nomo\u2019. Esto depende del \u00e1rea en la que act\u00fae y de los intereses que amenace. Los estados le a\u00f1aden funciones de vez en cuando: un instrumento de pol\u00edtica exterior, un foro de negociaci\u00f3n, un chivo expiatorio, un \u00f3rgano de legitimaci\u00f3n. Pero, en cualquier caso, la organizaci\u00f3n tiene una independencia relativa y limitada por la soberan\u00eda de los estados y por los intereses nacionales. Las decisiones, actuaciones o inercia de la organizaci\u00f3n son el resultado de las luchas de poder y los conflictos de intereses que tienen lugar en el sistema internacional y que se reproducen en el seno de esta organizaci\u00f3n. Esto explica en parte la lentitud del proceso de reforma, que debe tener en cuenta la opini\u00f3n, intereses y propuestas de todos los Estados Miembros y de los grupos regionales. Lo cierto es que los estados todav\u00eda no est\u00e1n preparados para tolerar la existencia de un verdadero actor supranacional que limitara de modo m\u00e1s abierto y eficaz su poder y libertad de decisi\u00f3n. Una din\u00e1mica de cambios no implica necesariamente un proceso revolucionario, sino que puede darse un proceso de evoluci\u00f3n y adaptaci\u00f3n. Por consiguiente, ante la cuesti\u00f3n de la adaptaci\u00f3n de la ONU a su entorno, los miembros han mostrado claramente una voluntad de racionalizar la organizaci\u00f3n, de renovarla sin cambiar sus fundamentos. Por tanto, sin ser capaces de llegar a un consenso real sobre el futuro de la ONU y sobre c\u00f3mo entender el papel de una organizaci\u00f3n internacional.<\/p>\n Mirando hacia adelante, tras el tsunami provocado por la pandemia de la COVID-19 en todo el planeta durante el \u00faltimo a\u00f1o, lo que es evidente es que la recuperaci\u00f3n global est\u00e1 en marcha, y a un ritmo mayor de lo que se preve\u00eda a finales del a\u00f1o pasado, pero la econom\u00eda sigue pisando un terreno m\u00e1s que pantanoso. El mundo crecer\u00e1 este a\u00f1o un 4,7%, seis d\u00e9cimas m\u00e1s de lo que la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNCTAD) pronosticaba hace solo seis meses, en gran medida gracias al flamante plan de est\u00edmulo estadounidense y a unas vacunas desarrolladas en tiempo r\u00e9cord. Pero el camino sigue repleto de obst\u00e1culos: cuando termine 2021, el primer a\u00f1o de un rebote que -como la crisis- est\u00e1 siendo desigual desde el minuto cero, la econom\u00eda mundial seguir\u00e1 estando m\u00e1s de cinco puntos porcentuales por debajo de donde estar\u00eda sin pandemia; la cooperaci\u00f3n multilateral sigue siendo \u201cd\u00e9bil\u201d; y el riesgo de repetir los \u201cerrores\u201d cometidos en 2009, cuando la cura de austeridad impuso su ley, sigue demasiado presente. En este panorama global, la necesidad de un organismo global como las Naciones Unidas parece que ya no deja ninguna duda. El mayor reto ahora es conseguir dotarla de los medios para poder afrontar esos grandes retos que los propios pa\u00edses le han pedido asumir. Ah\u00ed es nada. Feliz cumplea\u00f1os, Naciones Unidas.<\/p>\n
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