Despu\u00e9s de haber presenciado de cerca la guerra durante la invasi\u00f3n israel\u00ed de L\u00edbano en julio 2006, Jennifer no quiso renovar su contrato laboral como trabajadora dom\u00e9stica extranjera en L\u00edbano.
\nYa no se sent\u00eda segura en L\u00edbano. Adem\u00e1s, en vez de los 200 d\u00f3lares mensuales que la agencia de contrataci\u00f3n filipina le hab\u00eda prometido, sus empleadores en L\u00edbano le estaban pagando s\u00f3lo 150 d\u00f3lares y le dec\u00edan que recibir\u00eda el resto al final del contrato.
\nPara muchos de los trabajadores dom\u00e9sticos migrantes que viven y trabajan en L\u00edbano y en otros pa\u00edses de la regi\u00f3n, las condiciones de trabajo y de vida que les ofrecen en sus pa\u00edses de origen pocas veces corresponden con la realidad que encuentran en los pa\u00edses de destino. La OIT estima que hay 600.000 v\u00edctimas del trabajo forzoso en el Oriente Medio.
\n\u201cS\u00f3lo quer\u00eda regresar a casa\u201d, cont\u00f3 Jennifer, y decidi\u00f3 que no bien su contrato venciera al a\u00f1o siguiente, volver\u00eda Filipinas. Pero cuando les inform\u00f3 a sus empleadores que no deseaba renovar el contrato, ellos insistieron para que se quedara.
\nLa mayor\u00eda de los trabajadores dom\u00e9sticos migrantes en el Oriente Medio est\u00e1n vinculados por el sistema kafala, el cual ata los trabajadores a sus empleadores, limita la posibilidad de organizarse, de finalizar sus contratos de trabajo o de cambiar empleo, creando una din\u00e1mica de poder desequilibrada \u2013 y algunas veces abusiva \u2013\u00a0 entre el empleador y el trabajador.
\n\u201cLes dije que ten\u00eda intenciones de ir a la embajada de Filipinas\u201d, dijo Jennifer a la OIT. A pesar de esto, ellos le quitaron su pasaporte, una pr\u00e1ctica com\u00fan en el Oriente Medio, seg\u00fan la cual el kafaeel o patrocinador, confisca los documentos de identidad del trabajador.
\n\u201cFui a la embajada igualmente. Sal\u00ed y le pregunt\u00e9 a otra trabajadora dom\u00e9stica d\u00f3nde se encontraba la embajada, ella me dio la direcci\u00f3n y camin\u00e9 por largo tiempo\u201d, cont\u00f3 Jennifer en una llamada telef\u00f3nica desde su ciudad natal en el noroeste de Filipinas, donde ahora trabaja como maestra.
\nLa embajada acogi\u00f3 a Jennifer durante dos semanas y organiz\u00f3\u00a0 su viaje de regreso a Filipinas. Pero despu\u00e9s de muchos meses de arduo trabajo en L\u00edbano, ella estuvo obligada a irse sin recibir la parte de su salario que sus empleadores hab\u00edan retenido.
\nSi bien este fue el final de la terrible experiencia de Jennifer como trabajadora dom\u00e9stica migrante en L\u00edbano, fue tambi\u00e9n el comienzo del largo proceso para lograr justicia a trav\u00e9s del sistema judicial liban\u00e9s.<\/p>\n