"Esto es un mamarracho", dice Felipe airado. Su expresi\u00f3n es de hast\u00edo y esconde un gesto que m\u00e1s bien me parece de derrota, cuando no de impotencia. Y cuando vuelvo a casa, despu\u00e9s de la tensa conversaci\u00f3n que la parroquia desat\u00f3 esta tarde en el tabanco, no paro de dar vueltas a la expresi\u00f3n. <\/p>\n
El diccionario de la RAE me devuelve el sentido de la palabra. Tiene dos accesiones para nuestros ilustres acad\u00e9micos. La primera define la palabra en estos t\u00e9rminos: "Figura defectuosa y rid\u00edcula, o adorno mal hecho o mal pintado. Ll\u00e1mase tambi\u00e9n as\u00ed a otras cosas imperfectas, rid\u00edculas y extravagantes". La segunda define al mamarracho como "hombre informal, no merecedor de respeto". Por el contexto de la conversaci\u00f3n, hace apenas un momento presenciada y que no ten\u00eda el valor cient\u00edfico de una encuesta por la escasez de la muestra, pero que, sin lugar a dudas expresaba el sentimiento que embargaba a mi amigo el tabanquero y a los contertulios habituales que la mayor\u00eda de las tardes se refugian en el local para poder expresar lo que piensan sin cortapisas y a pesar de que la audiencia que le presta atenci\u00f3n es exigua, es decir, de uno, que soy yo, pues bien por el contexto y por su desarrollo entiendo que empleaban el t\u00e9rmino en sus dos accesiones. Unas veces cargaban las tintas sobre la primera y, con frecuencia, usaban la segunda.<\/p>\n
Esto es un mamarracho y deduzco que lo es porque \u00e9stos son unos mamarrachos. Por ah\u00ed transitaba el intercambio verbal que desahogaba el des\u00e1nimo ante un panorama que ya no convenc\u00eda a estos amigos y del que Felipe, sin ir m\u00e1s lejos, estaba harto. Y es que, no salimos de Guatemala cuando ya entramos en guatepeor. \u00bfA ver qui\u00e9n da m\u00e1s? Y as\u00ed rompemos los l\u00edmites de la paciencia, del aguante y de la hartura de todo lo que pasea imp\u00fadicamente por los foros pol\u00edticos. Y es que la gente, solicitada ahora por todos los partidos, por todas las opciones, para que acudan a las urnas a darles el poder municipal para los pr\u00f3ximos cuatro a\u00f1os, est\u00e1 hasta la punta del pelo y piden seriedad y sentido com\u00fan hallando por respuesta una frivolidad que espanta al m\u00e1s pintado. Y el vaso de la paciencia se va colmando y el clamor eleva la discusi\u00f3n a tonos que no me gustan pero que son irremediables. "\u00c9stos son unos mamarrachos", repite Antonio; "esto es una mamarrachada", asevera Luis. <\/p>\n
Y entre pitos y flautas se nos acaba la tarde con una sensaci\u00f3n de desasosiego que a m\u00ed me espanta, me preocupa y me deja un amargo sabor de boca que ni el fresco amontillado, que a sorbos cortos me llevo hasta mis labios, logra desterrar. As\u00ed est\u00e1 el panorama, aunque me pese a m\u00ed, aunque a muchos les pese. Y es que el espect\u00e1culo que algunos est\u00e1n dando no puede producir zanahorias donde se siembran de continuo patatas y m\u00e1s patatas. Y la esperanza de que venga alguien a sembrar cordura, honestidad y buen hacer en este batiburrillo de impertinencias es la \u00fanica salida que me queda. <\/p>\n
Mamarracho son las intervenciones en materia econ\u00f3mica, que nos van a llevar no se sabe donde, mamarracho son para muchos los vaivenes que se intuyen en las reboticas del poder, mamarrachos son los desatinos que tienen desconcertada a la parroquia y mamarracho es querer crecer y progresar por vericuetos que se alejan de la \u00e9tica m\u00e1s elemental y que tienen al personal sumido en el desconcierto. <\/p>\n
D\u00edganme ustedes si no es un mamarracho lo de Delphi, que ahora, despu\u00e9s de trincar el dinerito y exprimir el lim\u00f3n a su favor, se declara insolvente y la mamarrachada la pagan cerca de 4.000 familias de la provincia de C\u00e1diz. <\/p>\n
Y con estos mamarrachos entre las manos, poco explicados y llenos de incoherencias, nos piden los pol\u00edticos que acudamos a las urnas, y nos hablan de derechos y deberes, y de no s\u00e9 cuantas lindezas m\u00e1s. Despu\u00e9s se asombrar\u00e1n de que nos vayamos a la playa si hace un buen d\u00eda de sol, nos demos un paseo por el campo, o nos vayamos al Roc\u00edo, que para eso es Pentecost\u00e9s el domingo electoral y la gente est\u00e1 harta de tanto cachondeo y prefiere otro cachondeo alternativo y sano para salir del paso y para pasar el mal trago ech\u00e1ndose unas sevillanas y poniendo sus expectativas en otras cosas. Y hay que tener muchas narices y una dosis de esperanza como la que muchos albergamos para admitir que algunos mamarrachos nos vayan a sacar de estos charcos que nos llenan de barro los zapatos.<\/p>\n
No s\u00e9 si un mes y pico ser\u00e1 suficiente para enmendar la plana antes de que el cansancio nos lleve al pesimismo y a la desesperanza y nos d\u00e9 por huir a otros pagos, irreales tambi\u00e9n. La esperanza es lo \u00fanico que se pierde y aqu\u00ed estamos vi\u00e9ndolas venir, escudri\u00f1ando en los discursos que se nos hacen, estudiando propuestas que esperan no ser papel mojado y esperando que la cordura, la claridad, la gesti\u00f3n inteligente y efectiva, y las propuestas v\u00e1lidas terminen por expresarse. <\/p>\n
Listos somos como para entenderlas, y entendidas \u00e9stas, no cabe duda que la contribuci\u00f3n democr\u00e1tica -en la que creemos firmemente- que supondr\u00e1 acudir a las urnas a finales de mayo, no faltar\u00e1. Rectificar es de sabios, lo mejor ya nos lo merecemos, y si mientras los mamarrachos se adecentan, mejor que mejor. Falta hace.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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