Pase lo que pase y suceda lo que suceda lo cierto es que este mes de marzo volver\u00e1, como todos los a\u00f1os, la primavera. Y esta certeza consuela y esperanza. Volver\u00e1 la primavera. Ya lo est\u00e1n presintiendo las cuatro o cinco macetas que adornan ese patio trasero del tabanco, h\u00famedo a\u00fan e invadido por un invierno de nieblas pertinaces y de nubes gris\u00e1ceas, anidado en el verd\u00edn del empedrado. Lo presienten ya, barruntan su inminente llegada. El hecho de que los ciclos naturales se repitan, y lleguen con puntualidad de reloj suizo, que no tengamos que ponerlo en duda ni ligarlo a otros vaivenes, infunde en \u00e1nimos como el m\u00edo, cierto cariz de optimismo. Seguro, seguro, es que llegar\u00e1 este mes la primavera. Y ya pueden despistarse, deprimirse, hundirse en la confusi\u00f3n o tener un ataque de optimismo, los se\u00f1ores\/as del tiempo, este acontecimiento anual volver\u00e1 a repetirse. Lo dicen las macetas del tabanco, el despuntar de flores en los jardines y ese aroma del campo que la presiente. Es cierto que el airecillo fr\u00edo de esta tarde no me ha permitido tomarme la copita de oloroso en el patio y que las sillas de madera conservaban algo de humedad y mis ri\u00f1ones no estaban para bromas, as\u00ed que he tenido que volver a refugiarme en el interior del tabanco y aguantar la perorata de Felipe que hoy estaba irritable y algo tenso. \u00a1Qu\u00e9 mosca le habr\u00e1 picado! Y es que, como m\u00e1s de uno -y me incluyo- m\u00e1s que en la llegada de la primavera, Felipe tiene en su horizonte las elecciones de unos d\u00edas antes. Y est\u00e1 harto y cansado de tanta precampa\u00f1a machacona, y de tanta campa\u00f1a. Hoy la tiene con las promesas electorales que, como dec\u00eda, el viejo profesor, est\u00e1n para que no se cumplan, pero Felipe se lo toma a pecho y no hay manera de que atempere el \u00e1nimo.<\/p>\n
Yo, hoy, ven\u00eda dispuesto a salirme por la tangente con las macetas, la primavera, el color de los campos andaluces que se comienzan a vestir de gala, con los nuevos \u00e1nimos que \u00e9sta nos infunde, pero se ve que para \u00e9l vale hoy s\u00f3lo el dicho de que “la sangre altera”. Y con esa alteraci\u00f3n, que no s\u00e9 si es exactamente la del refr\u00e1n, quiere meterme a m\u00ed en una discusi\u00f3n que hoy pretend\u00eda orillar. Se encuentra confundido e indignado y no puedo quitarle la raz\u00f3n. Dice que se le pone cara de tonto cada vez que escucha a alg\u00fan pol\u00edtico en esta recta final. Y es que Felipe es de los que piensan que dos y dos son cuatro y que le tienen que cuadrar las cuentas y no se presta a los juegos ret\u00f3ricos, ni se conforma con cualquier explicaci\u00f3n para distra\u00eddos. De joven su familia pas\u00f3 ciertos aprietos en una Andaluc\u00eda en la que las cosas estaban m\u00e1s cuesta arriba que ahora, y no pudo estudiar lo que hubiera querido, y casi ech\u00f3 los dientes en este tabanco viejo que hered\u00f3 de su padre. Y, claro, no ley\u00f3 a Maquiavelo. Algunos pol\u00edticos s\u00ed pudieron hacerlo y aprendieron de memoria el dicho del florentino autor de El Pr\u00edncipe. “Es necesario ser un gran simulador y disimulador, y los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes que el que enga\u00f1a encontrar\u00e1 siempre quien se deje enga\u00f1ar. Cada uno ve lo que parece, pero pocos palpan lo que eres”. En fin que mi amigo Felipe, no conoce el truco y le cuesta discernir y separar el trigo de la paja, y tomar los discursos de campa\u00f1a con pinzas, y entonces hacer cuentas y desenmascarar fuller\u00edas, tirar de hemeroteca para descubrir trampas y aplicar la prueba del nueve a las declaraciones no vaya a ser que en muchas de ellas nos cuelen gato por liebre. Saber que el que nos habla est\u00e1 convencido, como Maquiavelo, de que somos “tan simples” y que estamos “sometidos hasta tal punto a las necesidades presentes” que nos dejamos enga\u00f1ar con facilidad. Y puedo decir Diego donde dije digo sin que nadie se percate. Pero hete aqu\u00ed, y esto ha tranquilizado a mi amigo Felipe, el del tabanco, que mal que pese a muchos, hemos crecido, que llevamos ya 25 a\u00f1os de Constituci\u00f3n democr\u00e1tica y que la cara de tonto que se nos pone no es sino el reflejo de cierta incomodidad al escuchar a nuestros a\u00f1os el cuento de Caperucita Roja, tan mal contado por algunos.<\/p>\n
Saben que Maquiavelo no ten\u00eda un pelo de tonto y que no es balad\u00ed lo que afirm\u00f3, pero deben saber tambi\u00e9n que el 14 tengo una baza encerrada en mi voto, quiz\u00e1s de las pocas eficaces que me ofrece nuestra democracia, y que voy a acercarme a las urnas consciente de que puedo ejercerlo con toda la inteligencia y toda la capacidad de an\u00e1lisis que me permite mi mayor\u00eda de edad. Y, vive Dios, que lo har\u00e9. Unos d\u00edas despu\u00e9s, y aunque Felipe, me mire con cara de asombrado, disfrutar\u00e9 de esta riqueza exuberante que me regala nuestra tierra y que hemos bautizado como primavera. Y que digan lo que digan los agoreros y prometan lo que prometan los encantadores de serpientes, seguir\u00e9 optando a la luz de esa estaci\u00f3n brillante por caminar hacia delante y seguir\u00e9 trabajando por esta tierra de nuestros amores. Y si los que ganen nos ayudan, mejor que mejor. <\/p>\n