Los principales organismos internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea) han revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para este año. En el caso de la Comisión, las previsiones de primavera señalan que la economía mundial podría crecer un 3,2% a lo largo de 2019, tres décimas menos de lo estimado el pasado otoño. Esta revisión a la baja ha sido más intensa en la Zona Euro, para la que se prevé ahora un crecimiento del 1,2%, siete décimas inferior al de 2018 y al previsto en el último trimestre del pasado año. Pese a ello, la economía de la Eurozona crecerá por sexto año consecutivo, apoyada en la demanda interna, la mejora del empleo y los bajos costes de financiación, si bien los riesgos a la baja siguen siendo significativos (recrudecimiento de las tensiones comerciales entre China y EE. UU., Brexit sin acuerdo, menor crecimiento del previsto en China o incertidumbre política).

Para la economía española, la Comisión Europea ha mantenido prácticamente el crecimiento estimado el pasado otoño (2,1%, solo una décima menos de lo previsto en otoño). Este crecimiento sería medio punto inferior al de 2018, estimándose una desaceleración del consumo privado y de la inversión, que se contrarrestaría con una contribución menos negativa del saldo exterior neto, una trayectoria que confirman las cifras de la Contabilidad Nacional para el primer trimestre del año. En concreto, el Producto Interior Bruto ha crecido un 0,7%, casi dos décimas más que en los dos trimestres anteriores (0,4% en la Zona Euro), aumentando una décima la tasa de variación interanual, hasta el 2,4%, compensando la mejora del saldo exterior neto, el menor dinamismo de la demanda interna, en especial del consumo de los hogares.

El crecimiento económico permitirá seguir reduciendo los desequilibrios que arrastra la economía española, como es el caso del déficit y la deuda pública, que según la previsión del Gobierno incluida en la Actualización del Programa de Estabilidad 2019-2022 podría situarse este año en el -2% del PIB (-2,5% en 2018), si bien algunos organismos estiman que el déficit puede ser unas décimas superior, estimándose, por otra parte, un nivel de deuda pública en el entorno del 96%. Por su parte, las empresas y hogares continúan su proceso de desapalancamiento, aunque a menor ritmo que en trimestres anteriores, de forma que la deuda consolidada de empresas y hogares representa el 133,4% del PIB, 5,7 puntos porcentuales (p.p.) menos que a finales de 2017, representando la deuda de las sociedades no financieras el 74,5% del PIB (93,2% incluyendo la deuda interempresarial), una ratio inferior al promedio de la Eurozona, en tanto que la de los hogares es del 58,9%, próxima a la media de la Zona Euro.

La economía andaluza también ha mostrado un mayor crecimiento en los primeros meses de este año que a finales de 2018, creciendo el PIB un 0,8% en el primer trimestre, dos décimas más que en el trimestre previo, y registrándose un crecimiento interanual del 2,6% (2,2% en el cuarto trimestre de 2018). La demanda regional continúa sustentando el crecimiento de la producción, aunque su aportación positiva se ha moderado en estos primeros meses del año como consecuencia del crecimiento algo menor tanto del gasto en consumo (hogares y Administraciones Públicas) como de la inversión. Por el contrario, el saldo exterior neto ha vuelto a contribuir positivamente al aumento del PIB por primera vez en año y medio debido al mejor comportamiento de las exportaciones, que han pasado de descender un 4,2% en el cuarto trimestre de 2018, en términos interanuales, a aumentar un 1,6% en el primer trimestre del año. Este incremento habría incidido en el mayor dinamismo de la actividad industrial, cuyo valor añadido ha crecido tras tres trimestres consecutivos de descensos, al tiempo que la construcción y los servicios han seguido creciendo a un fuerte ritmo, destacando en este último caso el dinamismo de la rama de comercio, transporte y hostelería (4%, un punto más que el conjunto del sector servicios).

El crecimiento sigue siendo intensivo en generación de empleo, creciendo la ocupación en Andalucía en 138.500 personas en el primer trimestre, en términos interanuales, hasta alcanzar los 3,1 millones de ocupados. Esto supone un aumento en términos relativos del 4,7% (3,2% en España), la tasa más elevada de los tres últimos años, con aumentos del empleo en todos los sectores, excepto el agrario, si bien este ha sido el único sector en el que ha aumentado el empleo respecto al trimestre anterior.. Por su parte, la población activa ha mostrado un descenso similar al de finales del pasado año, de forma que se ha intensificado el ritmo de descenso del desempleo, si bien la tasa de paro se sitúa en el 21,1%. Solo en dos provincias (Almería y Málaga), la ratio de desempleo es inferior al 20%, mientras que en Cádiz supera el 25%, aunque es precisamente en estas provincias donde se ha producido un mayor repunte del empleo.

 

Felisa Becerra BenítezFelisa-Becerra2

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en el número de junio de la revista Agenda de la Empresa