Más allá de análisis y evaluaciones de impacto de lo que supondrá la nueva era digital, resulta urgente afrontar la gobernanza de estos procesos desde una estrategia global, ya que no se puede medir su aplicación en términos exclusivos de rentabilidad empresarial, pues afecta a máquinas, procesos y personas. Por tanto, no es un reto exclusivamente técnico, sino también humano y de modelo de sociedad, que compete a todos, gobiernos, patronales, sindicatos y al conjunto de la sociedad.

Este ofrecimiento a avanzar, especialmente a la patronal, se debe a que, hasta ahora, se ha abordado este reto en Andalucía de manera parcial y necesitamos impulsar los procesos de digitalización en las empresas, empezando por ahormar una estrategia compartida que abarque el diálogo social y la negociación colectiva (NC).

En el primero, porque del apoyo institucional depende mucho el éxito y el sentido de esa digitalización, dirigida a conseguir mayor grado de igualdad, cohesión social, inclusión y protección al medioambiente. En Andalucía, la apuesta política debe ser mayor e ir más allá del entramado de estrategias existentes que dejan fuera importantes aspectos como la formación profesional o la activación de políticas activas de empleo especialmente dirigidas hacia la alfabetización digital de personas paradas de larga duración.

Igualmente, desde la NC debemos abordar la incidencia de la digitalización en relación a materias como la inversión productiva y el empleo, contrataciones y despidos por causas tecnológicas y otras ligadas a la organización del trabajo.

En esto la formación permanente no debe ser solo un derecho, sino una obligación, que evite la exclusión laboral y el descarte de personas trabajadoras generando transiciones justas, de ahí que la implantación de “Planes de Formación Digital” bajo la fórmula “programada por las empresas” y participada de la representación sindical, puede ser buena opción, pero también habrá que acabar con los altos niveles de rotación que existen en las empresas e incentivar la permanencia de esas personas trabajadoras formadas o con talento digital en la empresa y eso no puede producirse si los salarios siguen siendo tan escandalosamente insuficientes, porque, si no, la búsqueda de otras oportunidades en otras empresas, sectores o países entra en juego y se termina desincentivando la inversión empresarial.

Es innegable que también desde la NC, incluyendo medidas de acción positiva, podemos ser elemento corrector de la falta de jóvenes que estudian actualmente las carreras dirigidas a impulsar la digitalización (STEM-Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), incrementando la presencia de mujeres para así combatir el previsible aumento de la brecha de género que se producirá con el avance tecnológico, y reducir la ya insostenible brecha salarial andaluza situada en el 23,5%.

La introducción de nuevas tecnologías disruptivas (Robotización, Inteligencia Artificial, Impresión 3D, etc.), que sin duda en pocos años será masiva, requerirá minimizar el tecnoestrés asociado a las interrelaciones máquina-persona, el trabajo en entornos hipercomunicados y con cuantificación de todo lo que pueda ser medible, regulando derechos como la desconexión digital, la ciberseguridad, el uso de dispositivos de videovigilancia y geolocalización y la protección de datos personales, de forma que no nos sobrepase más de lo que ya lo está haciendo.

Un reto harto complicado que seremos capaces de abordar, pues nuestro recorrido en materia de diálogo social y negociación colectiva lo avala. Solo se trata de hacer camino al andar.

 

Nuria López Web Nuria López

Secretaria General de CCOO-A

@nurialomar

 

Artículo incluido en el número de septiembre de la revista Agenda de la Empresa