El año 2019 podría haber cerrado con un crecimiento de la economía mundial cercano al 3%, en torno a medio punto inferior al registrado el año anterior y por debajo de las expectativas de crecimiento que se tenían a finales de 2018. Se confirman así las perspectivas que apuntaban a una ralentización del crecimiento, en gran medida como consecuencia de la persistencia de la incertidumbre y la debilidad del comercio y la inversión.
Para intentar contrarrestar el impacto negativo de las tensiones comerciales y frenar el deterioro de las perspectivas económicas, los bancos centrales han implementado políticas monetarias más expansivas a lo largo de 2019. La Reserva Federal estadounidense subió los tipos de interés de los fondos federales tres veces y el Banco Central Europeo, aunque mantiene el tipo de interés aplicable a las operaciones principales de financiación en el 0,00%, redujo el tipo aplicable a la facilidad de depósito (hasta el -0,50%) y decidió reanudar las compras netas en el marco de su programa de compra de activos.
No obstante, los riesgos para el crecimiento continúan inclinándose a la baja, destacando entre ellos el aumento de las restricciones al comercio y la incertidumbre en torno a la futura relación entre la UE y Reino Unido. Pese a las negociaciones entre EE. UU. y China, y el anuncio en diciembre de un acuerdo comercial, la incertidumbre persiste y preocupa el hecho de que las relaciones comerciales y geopolíticas se estén alejando del orden multilateral existente hasta ahora, al margen del posible impacto sobre el crecimiento de factores de carácter más estructural, como el cambio climático o el envejecimiento. Además, las expectativas sobre los precios de la energía apuntan al alza, sobre todo tras el acuerdo de la OPEP y los principales países productores para reducir la oferta de crudo a partir de enero de 2020.
La economía española también registró una cierta desaceleración a lo largo de 2019, si bien es cierto que no tan acusada, y algunos indicadores sugieren que el crecimiento del PIB se habría estabilizado en la segunda mitad del año. En este sentido, las estimaciones más recientes apuntan a que el PIB podría haber crecido en 2019 alrededor de un 2%, desde el 2,4% del año anterior, aunque este crecimiento no está muy lejos del que se estimaba a finales de 2018. Antes del verano las perspectivas de crecimiento se revisaron incluso al alza, pero tras el verano sufrieron una modificación a la baja, en parte también debida a la revisión estadística de las series de Contabilidad Nacional. Así, las proyecciones más recientes del Banco de España apuntan a una prolongación del actual periodo expansivo de la economía española, aunque se estima un menor ritmo de aumento de la producción, con tasas más cercanas al crecimiento potencial de la economía.
También las cifras de crecimiento de la economía andaluza han variado ligeramente tras la revisión de la Contabilidad Regional realizada a finales de octubre, de forma que el PIB andaluz habría crecido en la primera mitad de 2019 alrededor de dos décimas menos de lo estimado con la anterior contabilidad. De este modo, el PIB habría aumentado en torno a un 2,2% hasta el tercer trimestre de 2019, por lo que a falta de conocer los datos del cuarto trimestre, el año cerraría con un crecimiento ligeramente superior al 2%, lo que supondría un avance un par de décimas por debajo de lo estimado por Analistas Económicos de Andalucía a finales de 2018.
La demanda interna aportó hasta el tercer trimestre de 2019 en torno a un punto menos al crecimiento regional que en 2018, como consecuencia principalmente del menor ritmo de crecimiento del consumo de los hogares, que supone alrededor de dos tercios del PIB andaluz, y que creció hasta septiembre en torno a un 1%, aunque en el tercer trimestre repuntó hasta crecer el doble que en el anterior.
Pero también la inversión ha mostrado un menor dinamismo, creciendo por debajo del 3%, menos de la mitad que el año anterior. Esta menor aportación de la demanda regional ha coincidido, sin embargo, con una mejora del saldo exterior, registrándose un mayor dinamismo de las exportaciones totales que en 2018 y un menor crecimiento de las importaciones.
Sin embargo, el valor de las exportaciones andaluzas de bienes se redujo ligeramente hasta septiembre de 2019, en términos corrientes, tras el máximo histórico alcanzado el año anterior, por el descenso en materias primas y semimanufacturas, mientras que las exportaciones agroalimentarias han seguido creciendo. Otro referente para Andalucía, como es el sector turístico, ha registrado incluso una trayectoria más favorable que en 2018, recibiendo la Comunidad Autónoma más de 21 millones de viajeros en sus establecimientos turísticos (hoteles, apartamentos, campings y alojamiento rural) que realizaron más de 64 millones de pernoctaciones. Tanto la demanda nacional como la extranjera han crecido a mayor ritmo en 2019, a falta de conocer las cifras de los dos últimos meses del año, si bien la primera ha mostrado un mayor dinamismo.
Sin embargo, el principal reto de la economía andaluza continúa siendo la tasa de desempleo. Aunque el ritmo de crecimiento del empleo se moderó a medida que avanzaba 2019, hasta el tercer trimestre el crecimiento en el número de ocupados habría sido de media cercano al 3,5%, alrededor de un punto superior al del mismo periodo de 2018, registrándose también un incremento de la población activa, tras tres años de descensos. De este modo, la tasa de paro al tercer trimestre de 2019 era cercana al 22%, casi ocho puntos superior al promedio nacional, que a su vez se encuentra por encima del promedio comunitario.
Es previsible que en 2020 continúe la creación de empleo, aunque a un ritmo más moderado, tras cerrar 2019 posiblemente con un crecimiento en torno al 3%, de forma que la ratio de desempleo seguiría disminuyendo, aunque se encontraría aún cercana al 20%. Esta creación de empleo podría impulsar el consumo de los hogares, aunque, en general, los componentes de la demanda interna podrían mostrar un menor dinamismo que en 2019. En cuanto a los distintos sectores productivos, Analistas Económicos de Andalucía estima crecimientos en todos ellos, siendo especialmente destacable el aumento previsto para el sector servicios (en torno al 2%), que supone el 75% del valor añadido bruto en Andalucía. Aun así, se espera que el aumento del PIB andaluz sea unas décimas inferior al estimado para 2019, y se sitúe por debajo del 2%. Sin embargo, las tensiones comerciales y el proceso del Brexit podrían afectar a estas perspectivas, al margen de la incertidumbre en torno a las políticas económicas futuras y el proceso de consolidación fiscal.
Felisa Becerra Benítez
Analistas Económicos de Andalucía