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Revista de febrero de Agenda de la Empresa
Son muchas y variadas las ocasiones en las que se debate y se opina sobre el papel de la Mujer en la Empresa, sus modelos organizativos, sus “modus vivendi” e incluso la manera de “vender” todo esto al exterior. Como si de un plan de marketing se tratara, a veces se conjugan elementos vitales desde el punto de vista humano y profesional, que lejos de meterlos en una coctelera como se hace infinidad de veces, dando como resultado un cocktail que ni se sabe a qué sabe…, se deberían integrar estos elementos dentro de la vida de las empresas y del mundo profesional en general, de forma natural, ordenada y hasta de formal acuerdo entre todos, sin que exista el más mínimo atisbo de duda, de sensación de obligatoriedad, o sin forzar medidas de cuotas o porcentajes.
Si así fuera, la conjunción de estos elementos sería más natural y menos forzada, y a buen seguro carecería de ese rigor a veces impuesto con la normativa o la ley en la mano. Porque si al común de los mortales nos preguntaran si queremos conciliar vida personal, familiar y profesional, no imagino un escenario diferente a que todos dijéramos sí.
Si por el contrario, la encuesta fuera sobre modelos productivos, horarios flexibles, salario emocional, o evaluación de desempeño por objetivos y no por “presencialismo”, creo después de muchas batallas a lo largo de años en este campo, que efectivamente somos más adultos y más responsables de los que muchos nos consideran y la propuesta tendría infinidad de adeptos.
Esto parece el inicio de una historia feliz, pero si nos vamos a los datos en porcentajes de la realidad, la feminización del subempleo existe entre la población ocupada de Andalucía, así como la diferencia de diez puntos mínimo, dependiendo del sector, en la tasa de empleo femenina y masculina. Datos que avalan que lejos de ser una realidad constatable, la presencia y el desarrollo de la mujer en la empresa es aún un camino difícil de andar de la mano de la conciliación y la igualdad. Lo que nos ampara para decir que no existen normas o leyes que amparen situaciones difíciles de cambiar a mejor, sino que el desarrollo de las mismas en el tiempo han de ir cargadas de voluntad de cambio, de iniciativas reales que sean tabla de salvación de puestos de trabajo, que sin condiciones favorables, están a veces abogados a una desaparición, privando a la empresa o al sector en concreto del talento femenino, que a partes iguales en la sociedad, no vamos a decir que más, es lo que realmente cambia el alma de las empresas. Si fuéramos volátiles, las últimas constataciones de la fuga del talento femenino en la empresa nos harían cambiar el rumbo, sin embargo, a veces seguimos apegados a formas y usos obsoletos que dificultan temas de vital importancia como la maternidad, tema que es muy serio por lo que conlleva de cargas negativas para la sociedad actual. El invierno demográfico que vivimos actualmente, con una tasa de natalidad por debajo del punto 2, nos lleva a plantearnos alternativas al modelo productivo, o nos debería llevar, ya que a veces lo vemos como algo muy lejano y casi que no nos afectará nunca. Lejos estamos de la realidad cuando vemos ese horizonte y las pensiones de los jubilados son un producto directamente relacionado con el modelo productivo actual, por lo que o cambiamos el modelo, o cambiamos la tendencia y trabajamos por subir la tasa de natalidad española.
En torno a esta idea, el educar en igualdad desde la infancia, es vital en nuestros modelos educativos; mover y girar la tendencia poco a poco de la sociedad solo se puede iniciar y ver el resultado a medio y a largo plazo, incidiendo en la escuela, base de cualquier sociedad, la educación. Seamos más productivos de verdad proponiendo medidas prácticas y realistas y, sobre todo evaluables.
Es la única, o quizás la mayor fuerza que podemos ejercer actualmente para cambiar tendencias altamente establecidas en las formas y en los tiempos.
¡Porque una sociedad más justa e igualitaria es posible, pongámonos manos a la obra!
María Eugenia Sánchez Valdayo
Presidenta de la Asociación Mujer y Trabajo