Tema de portada

Revista de abril de Agenda de la Empresa

 

Son muchas las brechas a las que todavía se enfrentan las mujeres, sobre todo en regiones como América Latina, la más desigual del mundo según Naciones Unidas. Afirmación que  avalan numerosos estudios de organismos de primer orden como ONU Mujeres o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Otros informes hablan de una nueva brecha de género, la ecológica, en la que la mujer juega con ventaja: los productos sostenibles se asocian en mayor medida a ellas, en parte porque están más comprometidas con el medioambiente.

Naciones Unidas completa esta explicación, y señala que los efectos del cambio climático afectan más a las mujeres y las predispone a ser más proactivas, especialmente en el campo. “Las mujeres rurales son una fuerza poderosa que puede liderar el progreso global, ya que son pioneras en el uso de nuevas técnicas agrícolas”, decía hace poco el secretario general de la ONU, António Guterres. Aún así, aunque ellas lideran la acción climática, el campo sigue siendo de los hombres. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las mujeres tienen un acceso más limitado a herramientas, tierras, financiación, mercados y formación.

Unas brechas que compensa cerrar más allá de razones obvias: de conseguirlo, la productividad de los cultivos de los países en desarrollo podría aumentar entre un 20% y un 30%. Y si además se fomentara el uso de una agricultura sostenible, no solo se reduciría la contaminación, los ingresos de todos los que trabajan el campo podríaN aumentar un 40%.

El compromiso de la Fundación Microfinanzas BBVA con el desarrollo sostenible nos exige diseñar productos y servicios financieros que tengan en cuenta las circunstancias y necesidades de nuestros 2,2 millones de emprendedores de bajos ingresos en cinco países de América Latina. Entre esa oferta de valor, contamos con programas específicos para el mundo rural, que fortalecen la resiliencia de los que se dedican a la agricultura familiar a los efectos del cambio climático, protegen y aumentan sus ingresos, y les ayuda a liderar la agricultura sostenible en sus comunidades.

Gracias a nuestro sistema de medición social, apoyado en el modelo de banca relacional de todas las entidades que forman parte del grupo de la FMBBVA, sabemos que el 32% de las mujeres rurales que acceden a un crédito son agricultoras, frente al 55% de los hombres. Esta brecha de nuevo se invierte cuando hablamos de créditos verdes. El ejemplo más claro es el de República Dominicana, ya que en torno al 14% de las agricultoras accede a un producto verde, frente a solo un 7% de los hombres.

Recientemente, en un acto que organizamos en Nueva York durante la Comisión para la Condición Jurídica y Social de la Mujer, una agricultora colombiana, Sandra Mendoza, contó qué significa ser mujer y agricultora en un mundo en el que “allí donde vas hay hombres”. Pero si hay algo que caracteriza a nuestros 1,2 millones de emprendedoras es su capacidad para superarse ante las adversidades: Sandra se propuso ser la primera mujer en presidir el comité de cafeteros de su comunidad, y lo consiguió. Eran once hombres y una mujer, que supo ver en técnicas ecológicas un futuro mejor para los suyos y para el planeta. Lideró ese cambio en su entorno y lo que es más importante: inspiró a otros, hombres y mujeres, a seguir sus pasos hacia un campo más sostenible.

 

Julia Ortega Gómez-Meana Julia Ortega Gómez WEB opinion

Comunicación y Relaciones Externas

Fundación Microfinanzas BBVA