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Revista de mayo Agenda de la Empresa

 

El turismo se fundamenta en el encuentro entre culturas, paisajes y sobre todo personas. Encuentro entre personas “confinadas” o bajo estrictas normas de “distanciamiento social”. ¿Cómo podemos afrontar este oxímoron? Las actividades turísticas son, sin duda, una de las más afectadas por la pandemia del COVID-19: desde las grandes infraestructuras y empresas de transporte (líneas aéreas, ferrocarril y cruceros), grandes cadenas hoteleras, telecomunicaciones, sector financiero o de energía. Estas grandes empresas recibirán un duro golpe en sus cuentas de explotación, pero seguramente podrán aguantar o por lo menos habrá una reestructuración del sector. El otro segmento de la ecuación que son los pequeños negocios turísticos focalizados en comercios, alojamientos y pequeños hoteles, cafeterías, eventos, cultura…

El sector turístico español puede que se enfrente al peor año de su larga historia con unas pérdidas que pueden acercarse a los 100.000 millones de euros. Son momentos de grandes incógnitas: quién sobrevivirá, qué reestructuración habrá, cuando se volverá a dejar entrar a millones de turistas internacionales, cuánto tiempo estarán y cuánto gastarán. Lo más importante es garantizar la supervivencia de las empresas y es imprescindible exigir al Gobierno que active un plan amplio y específico para toda la industria turística. La “marca España” está sufriendo muchísimo por las nefastas estadísticas sobre el COVID-19. Los turistas que nos puedan visitar exigirán en estos momentos seguridad sanitaria y medidas estrictas de tratamiento de los espacios públicos.

Una de las consecuencias de esta crisis es que la digitalización de cualquier sector de la economía ya no se percibe como algo “esotérico” sino como “absolutamente necesario”. El COVID-19 está haciendo más por la digitalización de la economía y, por tanto, de la industria turística, que cualquier otra variable. Y el turismo no puede, ni debe, sustraerse a este importante impulso. Apoyar decididamente la creación de una estrategia de transformación digital del sector en que participen las administraciones públicas, las empresas y las instituciones tecnológicas y centros cien- tíficos. Mejorar la productividad del sector a través de la digitalización y la adopción de nuevas tecnologías. Análisis en la gestión de demanda, cambios en la gestión empresarial y nuevos modelos de negocio turísticos, eficiencia, competitividad, sostenibilidad…

En cuanto a tecnología y digitalización, tendremos que avanzar en los conceptos y herramientas en torno a los territorios y Destinos Turísticos Inteligentes, plataformas y sistemas de inteligencia turística e inteligencia colectiva de datos, movilidad y accesibilidad, identidad digital, transaccionalidad, habilidades digitales y adopción tecnológica. Habrá que profundizar en las nuevas soluciones tecnológicas como el wifi gratuito, apps especializadas para el turismo, sistemas de pago y monedas virtuales, tecnologías RFID, NFC o QR, Realidad Aumentada y Virtual, Big Data, cloud o Internet of Things (IoT).

Todo este despliegue tecnológico deberá empezar urgentemente con lo necesario para permitir la llegada de turistas extranjeros o nacionales, cumplir las normativas que afecten a la pandemia y ofrecer una sensación y realidad de seguridad. Aquí llegamos a uno de los puntos claves y más controvertidos de la incorporación de estas nuevas tecnologías: los datos. Conectividad, sensorización, análisis de datos y actividad predictiva. Cada uno de nosotros mediante nuestros teléfonos móviles nos hemos convertido en “sensores personales”. Monitorización de datos, análisis a través de Big Data, small data y data science y predicción mediante algoritmos de Inteligencia Artificial.

Hay tecnología suficiente para abordar estos retos. Rotundamente sí. También la UE deberá optar en el diseño y ejecución de políticas activas para su industria turística, que es realmente importante en su conjunto y para muchos países, incluido España, absolutamente determinante. Las empresas turísticas tienen una gran experiencia en establecer vínculos y relaciones de colaboración entre ellos como proveedores y sus clientes. Es momento de reforzar la colaboración entre todos los actores.

España es una de las potencias turísticas más importantes del mundo. Contamos con una marca muy potente, gran experiencia empresarial y profesional y un importante reconocimiento internacional. Depende de todos que salgamos con éxito de este monumental embrollo donde la colaboración, los objetivos compartidos y, en muchos casos, la ayuda de la tecnología nos permitirá que España siga siendo el destino turístico seguro y atractivo que todos deseamos.

 

Alfonso Rubio-Manzanares Fernández Alfonso WEB opinion

Embajador de la RMB/UNESCO de La Palma

CEO de Entanglement Partners