¿De dónde venimos? Hasta hace unas semanas cuando hablábamos de Cultura Preventiva Empresarial, hablábamos de “Empresas Saludables”, de “Bienestar físico y emocional en el trabajo”, hablábamos de “Participación, Diálogo y Liderazgo Preventivo”. Hoy ante una cruenta pandemia que ha minado no solo nuestro rol social, sino la línea de flotación de nuestros negocios, lo que podemos constatar, es el compromiso visible del empresariado andaluz con la salud de sus personas trabajadoras.

Han cobrado en los últimos meses gran protagonismo los llamados “planes de crisis” en los que es fundamental saber cuál es el plan de acción urgente que vamos a acometer para detectar, medir-evaluar, corregir y controlar cada situación de riesgo sobrevenido, que puede “hacer tambalear la pervivencia del negocio”.

¿Está la gestión de la prevención de riesgos de contagios COVID-19 en el plan de crisis del empresariado andaluz? La respuesta es un rotundo SÍ. La prevención de contagios es esencial para la sostenibilidad de nuestros negocios y no solo una responsabilidad frente a las personas trabajadoras, sino con la sociedad andaluza. Ya que tratamos con un riesgo para la salud que viene de la esfera social y pública que se adentra en nuestros espacios de trabajo.

Garantizar la salud en los centros de trabajo es indispensable para reanudar la actividad laboral. Con la grandísima dificultad de activar con inmediatez, soluciones certeras a las barreras derivadas del cambio continuo de criterios preventivos que nos llegan del orden gubernamental que se suman al enorme vacío de garantías en la gestión empresarial en este escenario.

En el proceso de ‘re-escalada’, además nos vamos a enfrentar al gran reto de observar y cumplir rigurosamente “nuevas conductas seguras” ya que desde la cotidianidad y espontaneidad de las relaciones personales en el trabajo a la que estamos acostumbrados, no siempre vamos a poder tener un control total sobre nuestros actos, ya casi reflejos. Y por ende nos podremos encontrar con la sobrevenida gestión de los posibles casos de contagio, casos sospechosos, casos de contactos estrechos y nuevos periodos de aislamiento y cuarentenas.  Es decir, que contamos con una plantilla para reanudar nuestra actividad, y el virus podría poner a prueba nuevamente nuestra capacidad de organizar las producciones, poniendo en situación de incapacidad laboral temporal a una parte de nuestra plantilla.

De ahí la necesidad perentoria de elaborar planes de contingencia para prevenir y mitigar el COVID-19 en nuestros centros de trabajo y de buscar apoyo y asesoramiento especializado en los servicios de prevención, colaboradores esenciales reconocidos por la administración sanitaria en esta crisis.

Como conclusión; la responsabilidad preventiva del empresariado en la ‘re-escalada’ hacia la “nueva-cotidiana actividad laboral” cobra un protagonismo vital para la sostenibilidad del negocio.

Ya que va a ser absolutamente necesario un ejercicio extraordinario de implantación de medidas preventivas y de protección, de detección mediante pruebas médicas de diagnóstico y de control de las posibles situaciones de riesgo de contagio de la enfermedad infecciosa SARS-CoV-2, en el entorno laboral.

Volviendo a ser la seguridad y salud de la persona trabajadora el foco capital de la excelencia empresarial. Demostrando en esta situación excepcional sin precedentes, el compromiso visible de los empresarios y empresarias andaluzas con la cultura preventiva.

 

Reneé Scott Avellaneda Reneé Scott Avellaneda WEB opinion

Presidenta de la Comisión de Prevención de Riesgos Laborales de CEA