Complicada y llena de incertidumbre es la situación económica a la que nos enfrentamos los autónomos tras esta pandemia. Después de una terrible crisis sanitaria aparece un horizonte cargado de sombras en lo económico donde la recuperación de nuestros negocios no se producirá a corto o medio plazo.

La prestación extraordinaria de cese de actividad ha supuesto un alivio para cuatro de cada diez autónomos bien porque se vieron obligados a cerrar sus negocios o porque los ingresos de los mismos cayeron un 75%. Por primera vez los autónomos hemos tenido conciencia clara de la importancia que tiene nuestra base de cotización ya que los 700 euros de media de la prestación, 661 euros para aquellos que cotizan en base mínima, ha sido para la mayoría insuficiente para afrontar los muchos gastos que mes a mes han ido llegando. La figura de los ERTE también ha supuesto un elemento esencial de protección para el millón de asalariados que depende de nuestro colectivo y para las empresas y negocios que los cobijan.

Sin embargo, la continuidad de estas ayudas, actualmente vinculadas al estado de alarma la primera y hasta el 30 de junio la segunda, favorecerá o no un escenario temprano de recuperación económica. Tanto en la Comisión de Autónomos y Emprendedores de CEA, como en la propia ATA, somos conscientes del largo y tortuoso camino que nos espera y por eso hemos planteado al Gobierno desvincular la prestación especial de cese de actividad y la exoneración de cuotas del estado de alarma y ampliarlo en el tiempo, ya que la recuperación de los negocios no se hará de la noche a la mañana.

Pero también hemos querido dejar muy claro que esta prolongación no debe estar ligada a sectores o CNAES específicos sino a la caída de ingresos, ya que por ejemplo un fotógrafo de prensa está trabajando con normalidad mientras que un fotógrafo de estudio ha visto truncadas su actividad económica este año con la cancelación de bodas, comuniones o bautizos y ambos profesionales están bajo el mismo epígrafe. Esta es una de esas ocasiones en las que hay que mirar con lupa, dependiendo de la casuística particular, al detalle, uno por uno cada caso porque cada autónomo que sufre son muchos puestos de trabajo que pueden perderse. Esa economía después no se recupera.

La caída del 75% de ingresos, comprobable por las mutuas en las declaraciones trimestrales, es una referencia objetiva que debe permitir extender estas ayudas mientras se mantenga la situación al menos hasta final de año y que también admite que el autónomo renuncie a las mismas cuando mejore su negocio.

Pero además tampoco podemos olvidarnos de los más débiles, los denominados autónomos de temporada aquellos cuya actividad está ligada a la estacionalidad (feriantes, guías turísticos, hostelería de playa, montadores de espectáculos y conciertos…) ya que en su mayoría no volverán a tener actividad hasta la próxima temporada y muchos de ellos no estaban dados de alta en el momento de publicarse el decreto de alarma con lo que se han visto fuera de cualquier ayuda o prestación. Para ellos hemos propuesto al Gobierno su inclusión siempre que demuestren noventa días cotizados entre abril y octubre del año anterior y se den de alta durante el estado de alarma.

Esperemos que estas propuestas que actualmente se están negociando lleguen a buen puerto y que junto a una mejora considerable en las líneas ICO, sean la palanca de recuperación de un sector empresarial tan importante en nuestro país como los autónomos.

 

José Luis Perea José Luis Perea WEB opinion

Presidente de la Comisión de Autónomos y Emprendedores de CEA