Recuperar la actividad empresarial tras la crisis del COVID-19 será una ardua tarea que requerirá del consenso de todos, con el empleo como prioridad y las empresas como aliadas imprescindibles. Pero un pacto con garantía de éxito necesita concreción en sus propuestas y en los tiempos. La casuística de sectores y territorios como Jaén, requerirá distintos estímulos a otro territorio con diferentes particularidades.
La primera premisa para la Confederación de Empresarios de Jaén es seguir generando instrumentos que faciliten una mayor liquidez a las empresas, minorando y difiriendo impuestos. En la misma línea, es imprescindible flexibilizar temporalmente los ERTE para dar más garantías a algunos sectores de cara a recuperar la actividad con normalidad y ahondar en una simplificación burocrática que no colapse aún más la actividad empresarial. A partir de ahí, cada sector encara sus propios retos.
Así, pocas circunstancias como esta crisis han puesto tan en valor el papel desempeñado por la industria agroalimentaria, donde Jaén, con su aceite de oliva, es un referente mundial. El sector se hallaba en una complicada situación motivada por la crisis de precios a la que, sin embargo, no se ha dado respuesta con la modificación de la Ley de Cadena Alimentaria. En circunstancias como la actual, el sector debe seguir apostando por la autorregulación y por la calidad, y avanzar en la concentración de la oferta, la comercialización y la innovación.
Por su parte, el comercio ha sido uno de los sectores provinciales más damnificados por la crisis del COVID-19, y como en el caso de la hostelería y el turismo, en un doble sentido, ya que, al cierre de locales impuesto, se suma el cambio de hábito que se presume habrá en el consumidor a partir de esta crisis. El apoyo de la administración se hace más necesario que nunca para promocionar las compras en el comercio de proximidad, digitalizar el sector retailer y apostar por planes ‘renove’ garantizando la supervivencia del sector como vertebrador de los centros urbanos.
En la misma línea, el turismo está siendo uno de los sectores más golpeados cuya vuelta a la normalidad se antoja aún lejana. Las limitaciones a la movilidad, las cuotas de aforo o las imprecisiones sobre cómo abordar la desescalada son algunas de las dificultades añadidas a la reactivación de un sector determinante en la economía de Jaén. Sin embargo, las características de nuestra provincia como destino de naturaleza y cultural, nos coloca en un punto de partida ventajoso respecto a otros muchos. Debemos centrar la apuesta en planes de promoción para el turista nacional que nos identifiquen como destino seguro y seguir avanzando en la mejora de la fiscalidad que afecta al sector.
En Jaén contamos con industrias innovadoras y referentes en sus sectores de actividad, pero nuestra densidad empresarial es de las más bajas de España y tenemos un tejido muy atomizado. El industrial debe ser uno de los motores llamados a liderar la recuperación, por su capacidad para generar empleo de calidad y de abanderar iniciativas de I+D+i pero será imprescindible escuchar a los distintos segmentos y arbitrar planes específicos que ayuden a su reactivación. Sería, asimismo, muy conveniente que los esfuerzos se centren en potenciarnos como centro logístico del sector de transporte de mercancías.
Es el momento también de reactivar las inversiones puestas en marcha y las comprometidas para dar una oportunidad a la construcción, que se perfila como uno de las actividades tractoras que podrá aliviar el drama del desempleo atrayendo mano de obra.
En definitiva, el diálogo ha de ser la estrategia que, a partir de ahora, guíe nuestros pasos y la flexibilidad, la técnica. De lo contrario, corremos el riesgo de deslizarnos por la pendiente del desacuerdo desde donde será muy complicado remontar con garantías de éxito para la sociedad jienense en su conjunto.
Manuel Alfonso Torres González
Presidente de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ)