La pregunta sigue agitándonos a todos. ¿Cómo será el mundo que nos espera a la salida de esta crisis? Sabemos que la prioridad durante estos meses ha sido controlar el virus y frenar la expansión de la pandemia, pero hoy a ese objetivo hay que añadirle otro, no menos trascendente, como es la reactivación de la economía. El rumbo, para esta nueva travesía, lo tenemos que marcar entre todos, ya que no hay soluciones mágicas ni fáciles, y las respuestas tienen que ser fruto de consensos lo más amplios posible: Gobierno, empresas y sociedad civil, todos a una, porque no hay tiempo que perder, ahora no se trata solo de arrancar, sino de acelerar.

El Gobierno tiene que dejar de poner palos entre las ruedas, tiene que dejar de demonizar a las empresas, cuidarlas y propiciar que crezcan, inviertan y que puedan así innovar. Las empresas tienen que avanzar decididamente en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y en la digitalización de sus negocios.

Echando mano de la memoria, tenemos claro que, de la anterior crisis económica, salimos también gracias a dos de nuestras fortalezas: el turismo y la internacionalización. Por tanto, se espera que desde la administraciones públicas se fomenten iniciativas de colaboración público-privada que reactiven el turismo y las exportaciones, con planes que establezcan las bases para que florezcan, se desarrollen y nos traigan crecimiento económico y empleo.

En esta edición de Agenda de la Empresa también hemos querido reflexionar sobre la necesidad de repensar las oportunidades de desarrollo y transformación del mundo rural, conscientes de las oportunidades emergentes y del potencial latente que ofrece este medio para desarrollar nuevas formas de actividades exitosas.

Hemos querido barajar ventajas y desventajas, relacionadas con la geografía, con la demografía, las infraestructuras y los recursos.

La distancia relativa de los mercados, la demanda local insuficiente y la falta de instalaciones y servicios son factores que pueden limitar el potencial de crecimiento de la economía local en las zonas rurales. Sin embargo, las tendencias modernas están creando nuevas oportunidades que favorecen el desarrollo de estas áreas y la aparición de nuevos negocios rurales. Internet y otras tecnologías digitales ofrecen el potencial para superar la distancia geográfica y crear nuevas formas de proximidad al conocimiento, a los mercados y las relaciones.

Paralelamente, surgen nuevas oportunidades de mercado en diversos sectores: para la economía alimentaria, la economía verde, la bioeconomía, la economía de la experiencia y la economía residencial. Tales oportunidades pueden fomentar el desarrollo empresarial, las posibilidades de crear empleos y atraer personas para vivir y trabajar en estos ámbitos. En este contexto, son ventajas las posibilidades de encontrar terrenos y viviendas a un precio más barato, más espacio, aire más limpio y un acceso más fácil y directo a la naturaleza.

Esta vez, desde nuestro observatorio dirigimos la mirada a la recuperación económica de esas regiones predominantemente rurales que representan la mitad de Europa y tienen alrededor del 20% de su población, sabiendo que la mayor parte de esas zonas rurales figuran entre las regiones menos favorecidas de la UE, con un PIB per cápita muy por debajo de la media europea.

El desafío que afrontamos es grande, pero también lo son las oportunidades que se abren ante nuestro país. Hay que descubrirlas.

 

Manuel Bellido Manuel Bellido2

Director de Agenda de la Empresa

@mbellido

 

Editorial de la edición de julio-agosto de Agenda de la Empresa