La vuelta de las vacaciones supone, este año, un importante reto para la clase trabajadora. Esta vez no será noticia el síndrome posvacacional; los medios no tendrán que rebuscar trivialidades recurrentes porque, desgraciadamente, la fría realidad ya está llenando sus páginas de cifras sobrecogedoras.

Desde UGT no hemos parado de repetirlo, incluso cuando los datos, tras salir del estado de alarma, eran positivos: la pandemia sigue entre nosotros y hay que extremar las medidas de prevención. La previsible vuelta en otoño de otro pico de la COVID-19 se ha adelantado a agosto y a muchos gestores, les ha vuelto a coger de improviso. A la hora de escribir este artículo, aún no hay directrices claras de las autoridades educativas de cómo deben volver los niños a las aulas, y serán los propios profesores y los responsables de los centros los que tendrán que aplicar, con su criterio y buena voluntad, las medidas preventivas para evitar los contagios.

UGT apuesta por una educación presencial, pero siempre que se pueda garantizar la seguridad. Proponemos la contratación de personal sanitario, que puede ser de enfermería, para que coordine la implementación de las medidas preventivas en cada centro, y para que asesore al profesorado. Pero no solo hacen falta enfermeros y profesores. Hay que ampliar la plantilla de limpieza, para asegurar la higiene y la desinfección en todas las áreas. Mascarillas y distancia. A pesar de todo, es posible que se den contagios en algún centro, por lo que las empresas deben de tener previstos planes de conciliación laboral y teletrabajo, cuando sus hijos, o incluso ellos mismos, deban guardar cuarentena en sus casas.

Donde no se puedan garantizar estas medidas, habrá que aplicar otras como la formación semipresencial, que podría ser viable para mayores de 14 años. Hemos avanzado mucho, en estos meses de pandemia, en materia de teletrabajo y teleformación, pero nos queda aún un largo camino para que las nuevas tecnologías, y esas nuevas formas de trabajar, se integren en nuestros empleos con normalidad. El futuro ya está aquí, y el benchmarking, o la forma de aplicar medidas efectivas que ya han probado otros con buen resultado, sería una práctica recomendable, que aceleraría la adaptación.

Pero hay muchos puestos de trabajo que no pueden teletrabajar, como los técnicos sociosanitarios de las residencias, que están siendo, junto a los sanitarios, los trabajadores más afectados por la COVID-19, y es de justicia enviarles un reconocimiento a su labor esencial y exigir a las administraciones públicas y a las empresas que les faciliten los medios necesarios para que realicen su trabajo con todas las medidas de seguridad adecuadas. Desde UGT seguiremos vigilantes y no dudaremos en denunciar donde no se cumplan.

La economía debe seguir, y esperamos que el Acuerdo para la Reactivación Económica y Social de Andalucía, firmado el pasado 30 de julio, se concrete en medidas específicas a la menor brevedad posible en digitalización para superar la brecha de muchas familias y facilitar el acceso general al teletrabajo y teleformación, reforzar los servicios sociales, con especial atención a la dependencia, y refuerzo de las medidas preventivas en empresas y administraciones.

La COVID-19 ha supuesto también un grave impacto en la negociación colectiva. Según datos del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, la parálisis de la negoción ha supuesto una reducción del 15% de trabajadores protegidos por convenios colectivos, con respecto al primer semestre de 2019. Si la ultraactividad no estuviera limitada a un año, esto no afectaría, por lo que reiteramos la importancia de derogar las dos últimas reformas laborales, con más razón en momentos en que la negociación colectiva está ralentizada. La clase trabajadora seguirá aportando su trabajo y esfuerzo, para salir de esta crisis sanitaria, y la económica, que está afectando ya a muchos hogares.

 

Carmen Castilla Carmen Castilla WEB

Secretaria General de UGT-A

@mc_castilla

 

Artículo incluido en la edición de septiembre de Agenda de la Empresa