Los informes publicados recientemente coinciden en señalar que el impacto de la pandemia de COVID-19 ha sido más negativo de lo previsto, al tiempo que se espera una recuperación más gradual de lo pronosticado inicialmente. Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicadas en la segunda mitad de junio, ya apuntaban a un descenso del Producto Interior Bruto (PIB) del 4,9% para el conjunto de 2020, desde el -3% previsto en abril. Se espera que la actividad económica mundial haya registrado su mínimo en el segundo trimestre del año, aunque sigue existiendo una elevada incertidumbre en torno a estas proyecciones.

De igual modo, las Previsiones Económicas de Verano de la Comisión Europea señalan que el impacto de la pandemia sobre la actividad económica en 2020 será mayor de lo esperado, pese a las medidas implementadas a escala nacional y supranacional para mitigar sus efectos, ya que la relajación de las medidas de confinamiento va más lenta de lo previsto. En concreto, se prevé un descenso del PIB de la zona del euro del 8,7%, frente al -7,7% estimado en primavera, anticipándose para 2021 un crecimiento en torno al 6%. El impacto de la pandemia ya fue considerable en el primer trimestre, ya que la mayoría de los países comenzaron a aplicar medidas de confinamiento a mediados de marzo, si bien la contracción ha sido mucho mayor en el segundo.

En este sentido, los primeros datos de mayo y junio reflejan que lo peor podría haber pasado, y se espera una recuperación de la actividad en el segundo semestre de 2020, aunque con un impacto desigual entre los distintos Estados miembros, estimándose descensos de la producción superiores al 10% en Italia, España y Francia. Los riesgos siguen siendo excepcionalmente elevados, apoyándose estas previsiones en el supuesto de que las medidas de contención continúen atenuándose y que no haya una segunda ola de infecciones. Aun así, se desconoce la escala y duración de la pandemia, así como las posibles medidas de confinamiento que pudieran adoptarse en el futuro, sin olvidar la incertidumbre sobre la futura relación comercial entre Reino Unido y la UE o la adopción de políticas proteccionistas.

La economía española es una de las más afectadas y una de las que registrará una mayor contracción del PIB este año, la más severa de la historia reciente. En concreto, el avance publicado de la Contabilidad Nacional Trimestral para el segundo trimestre arroja un descenso trimestral de la producción del 18,5%, lo que supone una variación interanual del -22,1% (-5,2% y -4,1%, respectivamente, en el primer trimestre), más acusada que la estimada para el conjunto de la eurozona (-15%). El consumo privado y la inversión han disminuido más de un 25%, al igual que las exportaciones, en especial las de servicios, dado que las de servicios turísticos se habrían reducido en más de un 90% respecto al segundo trimestre de 2019.

De hecho, la patronal del sector (Exceltur, Alianza para la Excelencia Turística) ha revisado a la baja sus previsiones para el verano y cierre de 2020 como consecuencia de las caídas de la demanda extranjera, derivadas de las restricciones en cascada desde finales de julio de los principales países emisores, tras los rebrotes de la COVID-19. En la actual situación, este organismo prevé una caída de la actividad turística (directa e indirecta) cercana a los 100.000 millones de euros, lo que supondría un descenso cercano al 65% respecto a 2019 (-54,5% previsto en junio).

Este descenso sería algo inferior en el caso de Andalucía (-60,6%), algo menos dependiente que otras Comunidades Autónomas de la demanda externa, aunque el impacto no deja de ser relevante (en torno a 15.120 millones de euros menos que en 2019). Dentro de los servicios, la rama de comercio, transporte y hostelería es la que ha mostrado un mayor descenso en el segundo trimestre, cercano al -50% en términos interanuales, seguida de las actividades artísticas y recreativas y las actividades profesionales, con caídas superiores al 35%. De este modo, la caída del valor añadido ha superado el 20% en el sector servicios, así como en la industria y la construcción, aumentando, sin embargo, casi un 3% en el sector agrario. En conjunto, el PIB habría disminuido un 20,7% respecto al segundo trimestre de 2019.

Por otra parte, y desde la óptica de la demanda, únicamente ha aumentado el gasto en consumo de las Administraciones Públicas, mientras el consumo de los hogares y la inversión han descendido un 24,3% y 27,3%, respectivamente. Del mismo modo, las exportaciones de bienes y servicios han sufrido un fuerte retroceso, con una caída cercana al 38% en términos interanuales.

Asimismo, la Encuesta de Población Activa refleja el fuerte impacto de la pandemia sobre el empleo, atenuado por la puesta en marcha de los ERTE. Las cifras del segundo trimestre muestran un descenso de casi 227.000 ocupados con relación al mismo periodo del año anterior, aunque este descenso no incluye a los trabajadores suspendidos de empleo que se encuentran afectados por un ERTE, un número que se ha reducido hasta los 118.771 en julio, frente a los casi 450.000 trabajadores en ERTE por fuerza mayor del mes de abril. Casi un tercio de estos trabajadores se encuentran en la provincia de Málaga, una de las más afectadas por la crisis, por su especial vinculación al turismo, concentrando esta provincia junto con Sevilla algo más del 40% del empleo destruido entre mediados de 2019 y 2020.

 

Felisa Becerra BenítezFelisa-Becerra-web

Analistas Económicos de Andalucía

www.analistaseconomicos.com

 

Artículo incluido en la edición de septiembre de Agenda de la Empresa