Especial Agenda de la Empresa

 

 

A lo largo de mis ocho años como presidenta de Amupema y mis 15 como empresaria, he tenido la suerte de ver la evolución del papel de la empresaria en la sociedad.

Es señal de que hay fruto del esfuerzo encaminado por las primeras mujeres que decidieron unirse y crear redes para conseguir la meta de reconocerse su valor y sus derechos.

Málaga, ciudad a la que represento, ha visto crecer tanto en número como en visibilidad, la figura de la autónoma y empresaria. Y a su vez, uno de los objetivos es crecer y unirnos en red a otros territorios, y es así como entramos a pertenecer a FAME, donde a lo largo de estos años, hemos conocido la situación de otras compañeras, intercambiado experiencias y opiniones y unirnos en un criterio único para dar valor a lo que nos pertenece, nuestro reconocimiento en el mundo empresarial.

El papel de la empresaria, lo veo con una mirada muy positiva, hemos sabido entrar en sectores muy difíciles en otros tiempos, somos reconocidas en muchas instituciones, y hemos sabido dar ejemplo a nuevas emprendedoras, desde autónomas a pymes y grandes empresas que existen dirigidas por mujeres.

Se ha demostrado que la unión y colaboración entre asociaciones ha hecho crecer y desempeñar más rápido los objetivos de las organizaciones. Colectivos como FAME y todas las que pertenecemos a esta red, es un claro ejemplo. Y creo que debería ser ejemplo para otros colectivos e incluso instituciones.

En estos tiempos tan difíciles, nuestras asociadas se han sentido más arropadas que nunca, y han valorado y han sentido que desde la asociación hemos estado pendiente a sus problemas, nos han tenido cerca y le hemos ido informado de todo en cuanto nos ha sido posible.

Hoy en día, tener un criterio único en un colectivo sectorial es muy complicado, y eso en FAME y las territoriales lo hemos alcanzado. Nuestra meta está encaminada a conseguir la visibilidad de la empresaria, en todos los campos, estar representadas en todos los organismos de dirección y decisión de cada territorio. Eso es gracias a labor desinteresada de las propias empresarias que formamos parte de estas asociaciones.

En época tan complicada como la que estamos pasando, nos duele ver la imagen que se da del tejido empresarial, y como mínimo tendríamos que ser un ejemplo para colectivos e instituciones. Por encima de todo ponemos a los empleados de la empresa y hacemos juegos malabares para mantenerlo todo en orden, sin perjudicar a nadie, sacrificándonos nosotras mismas. Y eso es algo que le falta a muchas corporaciones, por lo que el tejido empresarial debería ser un ejemplo a seguir. Aún nos queda mucho por hacer, a pesar de que mi visión es bastante positiva. Pero hemos empezado la casa por el tejado. Necesitamos que desde las instituciones se luche por una igualdad real, y esto simplemente significa ayudar a las empresas en que puedan cumplir con la conciliación, la flexibilidad horaria y, sobretodo, más apoyo a las empresas y autónom@s.

En Málaga, he podido observar cómo la presencia de la empresaria ha evolucionado a la par que a nivel andaluz y nacional. Han aumentado el número de empresas dadas de alta por mujeres, se han ampliado los sectores a los que pertenecemos sin dejar ninguno sin representación, y hemos ampliado la red de comunicación entre todas. Tenemos ejemplos de grandes empresas cuya emprendedora fue una mujer, incluso a nivel internacional, y presumimos de alcanzar y mostrar al mundo que es posible y que existen. Siempre se encasillaba a la empresaria en el sector comercio o servicios, pero todo ha evolucionado y ahora hablamos de telecomunicaciones, informática, educación, nuevas tecnologías, construcción e innovación entre otros.

El perfil de la empresaria también ha cambiado, ahora la media de edad de la mujer que decide montar su negocio está entre los 35 y 45 años, cuando hace 20 años eso era impensable. Quizás, es consecuencia de que ahora podemos decidir nuestro presente y futuro, y aquel sueño que tenían muchas de ellas de crear su propia empresa, lo han podido hacer realidad ahora.

También ha cambiado que muchas empresarias montan su empresa aun estando embarazadas o con niños de poca edad. Algo también impensable hace un par de décadas.

Debemos seguir por este camino, trabajando desde las asociaciones, como sabemos y como han hecho hasta ahora nuestras predecesoras, a base de objetivos comunes, desde el respeto, sin gritar, de manera discreta pero estudiada y haciendo que el éxito y la meta hagan todo el ruido.

 

Macarena Regueira Ramos Macarena Regueira Ramos WEB opinion

Presidenta de Amupema

(Málaga)

 

Artículo incluido en la edición de octubre de Agenda de la Empresa