Especial Agenda de la Empresa

 

 

En función de los requerimientos sociales de la época, mi vida pudo ser otra. Nací en el año 1931 y mi niñez transcurre como la de cualquier niña de mi tiempo, pero, a mi padre le gustaba el mundillo comercial y se le daba bien, por lo que decidió montar su propio negocio. Ahí empezó su andadura por los senderos comerciales de Huelva y, empezó a escribirse, sin yo saberlo inicialmente, la mía.

No supe, ni quise, quedarme al margen de la empresa familiar. Pronto me di cuenta, a pesar de las dificultades que en el camino se impusieron, que llevo en el ADN la cultura de la empresa impregnada, así que me formé y me incorporé al mundo de la gestión empresarial, en una historia que se había escrito para mi padre, mi tío, mis hermanos y mis primos, pero no para mí.

Para mi incorporación a la empresa familiar, necesité contar con la autorización de mi marido ya que, en aquella época, las mujeres no podíamos “ejercer el comercio” sin esa aprobación, tampoco abrir una cuenta corriente a nuestro nombre. Menos mal que la vida me puso al lado a un compañero que siempre me apoyó y fue un adelantado a su tiempo. Fueron años apasionantes, “revolucionamos” la actividad comercial de Huelva al abrir el primer gran centro comercial, Almacenes Arcos, con sucursales en Ayamonte y Punta Umbría.

En mi trayectoria empresarial, fui conociendo en Huelva y en otras provincias españolas a empresarias que, como yo, y por diferentes motivos, vivían en un mundo masculino, lleno de dificultades para nosotras por el hecho de ser mujeres con independencia de nuestra valía. Empecé a darme cuenta que cada peldaño que yo subía, o el que subía alguna de mis compañeras, era un triunfo grupal y global; que las dificultades, la diversidad de perfiles de empresarias y la reversión de los obstáculos a los que nos enfrentábamos, merecía que actuásemos unidas y así, fundamos ASEME-Huelva en 1973, la Asociación de Mujeres Empresarias de la provincia de Huelva, que nace antes de la creación de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), que se hiciera en 1977.

En FOE, ocupé varios cargos. Desde 1984, fui tesorera, vicepresidenta y alcancé la presidencia en 1990. Dos años antes, tuve el honor de ser elegida por mis compañeros y compañeras, presidenta de la Cámara de Comercio de Huelva. Durante seis años, de 1988 a 1996, ejercí esa responsabilidad que, para mí fue doble, de un lado la que requería la buena marcha y nombre de la institución cameral, de otra, la que mi condición de primera mujer al frente de una Cámara de Comercio en Europa, España e Hispanoamérica, me imponía. Probablemente sentí el peso de ser pionera, de mostrar de lo que eran capaces todas esas empresarias a las que yo indirectamente representaba. Muchas de vosotras, al leer esta tribuna, me comprenderéis perfectamente y todavía os identificaréis con esto que escribo.

En los últimos años del siglo XX, cuando ya se habían creado asociaciones de empresarias en las distintas provincias de Andalucía, aunque no en todas, a punto ya de mi retiro, tuve el orgullo de contemplar la fuerza y vigor de las nuevas empresarias andaluzas, con la creación de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias.

Hoy, veinte años después, pasados todos esos años de actividad frenética, miro la vida con nostalgia del tiempo vivido. La historia del empresariado femenino sigue marcada por dificultades añadidas y recurrentes. Hoy, el objetivo sigue siendo revertir los obstáculos que permanecen, haciendo realidad el potencial de todas esas empresarias con mayúsculas que son capaces de contribuir a un mundo mejor. Para conseguirlo, el potencial de transformación de las organizaciones y de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias, es absolutamente trascendente y necesario. Os deseo suerte a todas y, gracias, muchas, por acordaros de mí.

 

Isabel Arcos Isabel Arcos WEB opinion

Empresaria

 

 

Artículo incluido en la edición de octubre de Agenda de la Empresa