Carmen Castilla
Secretaria General de UGT-A
El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta (García Lorca)
2021 es un año para olvidar el dolor, la crispación, la impotencia ante un enemigo invisible y la falta de medios. Pero siempre recordaremos a los seres queridos que nos han dejado, y a las grandes personas que se han entregado en cuerpo y alma para luchar contra ella. Quiero rendir homenaje a mi compañero de UGT, y colega profesional, el enfermero Massimo Colombi, fallecido por COVID el 13 de diciembre, quien impulsó, desde el Hospital General de Málaga, el proyecto “El derecho a decir adiós” y ayudó a muchos pacientes aislados por el virus a mantener contacto con sus familias. Colombi, dejó su trabajo sindical, cuando la pandemia empeoró, y se centró en luchar por la vida de los demás.
Tenemos mucho que recordar de 2020 y, a riesgo de volver a repetir errores, deberíamos haber aprendido, para siempre, el valor de lo público: sanidad, educación, dependencia… y también el papel del Estado como baluarte de la protección social y la estabilidad económica: de los trabajadores, los parados y familias sin ingresos; pero también de las empresas y los inversores, muchos de los cuales olvidaron el discurso neoliberal y se han convertido, ahora, en intervencionistas.
El mercado no se autorregula solo, no. Y menos si queremos tener justicia social y que nadie se quede atrás; tampoco los empresarios y los autónomos, cuando llegan situaciones graves, como lo es la peor pandemia que ha sufrido el Mundo desde hace un siglo. Para tener un Estado fuerte, que responda siempre a las necesidades de los ciudadanos, cada uno tiene que aportar lo que le corresponda: personas y empresas. Bajar los impuestos no es el camino, al menos a las rentas más altas; ni eliminar los tributos que son herramientas de redistribución de la riqueza y las opotunidades, como el impuesto de patrimonio o el de sucesiones.
No podemos olvidar los días de confinamiento total. Ni a los trabajadores de los servicios esenciales, a los que, con buen criterio, han homenajeado tanto la Junta como la Delegación del Gobierno en Andalucía. El Estado, y su estructura autonómica, ha funcionado, a pesar de los recortes que sufrieron los servicios públicos durante la última crisis, algo que no debe volver a ocurrir.
La mayor esperanza para superar la pandemia son las vacunas, que ya han empezado a distribuirse con criterios lógicos de preferencia. Las mejores expectativas para superar la crisis económica, son las ayudas de 140 mil millones de euros de los fondos Next Generation de la UE que vendrán a España. Desde UGT destacamos la importancia de que los criterios de reparto de esos fondos se estén negociando, con patronal y sindicatos, en la Mesa que el Gobierno central ha puesto en marcha para el Plan para la Recuperación, Reconstrucción y Resilencia.
En el marco del Diálogo Social, el Gobierno central ha llegado este año a seis acuerdos. El primero, antes de la pandemia, para subir el SMI a 950 euros que, para 2021 exigimos alcance los 1.000 euros. Más tarde, se consensuó una medida, a propuesta de UGT, que ha salvado miles de empresas y empleos: los ERTE, que actualmente están prorrogados hasta el 31 de enero, pero que serán necesarios hasta que superemos la crisis. También se han acordado las ayudas y prestaciones a trabajadores, a los autónomos y la Ley del Teletrabajo.
En Andalucía firmamos en verano un acuerdo con la Junta de Reactivación Económica y Social que solo se ha desarrollado con medidas concretas a favor de empresarios y autónomos del comercio y la hostelería. Desde UGT seguimos haciendo propuestas que, esperamos, sean tenidas en cuenta: la Renta Mínima de Inserción debe reactivarse, con más presupuesto, y ser compatible con el Ingreso Mínimo Vital. La Junta debe complementar las prestaciones de los ERTE cuando no alcancen unos mínimos lógicos de supervivencia; o aceptar las prestaciones de los fijos discontinuos. Hay que destacar que terminamos 2020 con casi un 24% de paro, 170 mil parados más que hace un año, y que el 30% de ellos, los de larga duración, no reciben ya ningún ingreso. El paro en Andalucía podría alcanzar el 30%. Todos deberíamos estar unidos para superar la crisis derivada de la pandemia, y el Diálogo Social, es la base que sustenta esa unidad. Confío en que, juntos, lo lograremos.