María José Escalona María José Escalona WEB opinion

Catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos

Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática

 

La incorporación de la mujer en la ciencia y el despertar de las vocaciones STEM en las niñas es una tarea que nuestra sociedad no debe dilatar más y que es necesario que se plantee como una obligación y responsabilidad de todos los sectores: administración pública, empresas y la propia sociedad. Desde todos estos ámbitos, se demanda más presencia femenina, pero es difícil conseguir más presencia femenina si las chicas no seleccionan estas carreras o profesiones. Surge entonces una pregunta y es el por qué las chicas se plantean estas profesiones en una proporción menor que la de los hombres.

Este tema se ha estudiado con mucha frecuencia, y hay aserciones como que las chicas se autolimitan pensando que no son “capaces”, que no “son cosas de chicas” o que “serían unas frikis” si se dedican a estos campos. La cuestión de base es analizar el por qué llegan a estas conclusiones. Está claro que estamos dando un mensaje incorrecto a nuestras nuevas generaciones porque esto no se corresponde en absoluto con la realidad.

En mi caso, me dedico a la ingeniería informática y creo que lo he tenido en mi ADN desde siempre. En las mujeres que nos dedicamos a la ciencia, y muy concretamente en las que pertenecemos a profesiones que clásicamente se entienden como masculinas, como es mi caso, suele ser frecuente que la vocación nazca desde muy joven. Sin embargo, cuando una niña comienza a despertar en estos campos es importante que tengan referentes cercanos que alienten esta vocación o, al menos, que desde su entorno más cercano esto se normalice y se fomente. Para una niña cuya madre se haya dedicado a una profesión de las denominadas STEM, el hecho de que una mujer se dedique a estos campos se entenderá como algo natural. El problema es que estamos en una situación de bucle, puesto que, si la mujer sigue sin incorporarse a estos campos, difícilmente podrá servir de referente a futuras generaciones.

Todos los sectores sociales tenemos pues la obligación de cambiar los mensajes, directos e indirectos que estamos mandando a las nuevas generaciones. Así, la presentación de referentes, la ruptura de estereotipos, como el de friki o raro, y la presentación de las bondades de estas profesiones es algo en lo que hay que trabajar.

En el caso de mi profesión, la visión que suele tenerse de un ingeniero informático es de un chico raro y solitario, con pocas capacidades sociales y que solo es capaz de relacionarse con su ordenador. Sin embargo, la ingeniería informática tiene áreas, como la ingeniería de requisitos, la gestión y definición de procesos de negocios, el diseño de interfaces, la robotización de procesos de interacción hombre-máquina, entre otros, totalmente opuestos a esta visión clásica. Pongamos un ejemplo. Una de las profesiones con mayor presencia femenina es la enfermería. Esta profesión cada vez se soporta más por soluciones software. Imaginemos que tenemos que crear una solución de enfermera virtual. El desarrollo de esta solución requiere de ingenieros informáticos que se reúnan con los profesionales de enfermería, que empaticen con su modo de trabajo, que se creen protocolos que interactúen con el usuario, etc. Cuando a una chica le propones ser ingeniero informático, nunca piensa en este perfil. Esto es lo que hay que cambiar: hay que dar a conocer a nuestros jóvenes la realidad de lo que son las STEM y todas las opciones que ofrecen.

En el caso de las TIC, en el que la presencia femenina es mínima (sirva de ejemplo el grado en Ingeniería Informática-Ingeniería del Software de la Universidad de Sevilla, que es la que menos presencia femenina tiene de toda la universidad), los roles femeninos pasan de ser una necesidad a ser críticos. Hoy en día las TIC lo mueven todo. Si eliminamos a la mujer de uno de los sectores más relevantes hoy en día, estamos masculinizando los resultados. Volvamos al ejemplo de la enfermera virtual. Si esta enfermera es diseñada y definida por hombres, tendrá un comportamiento masculino, con lo que ello implicaría. La robotización y automatización a la que nos estamos encaminando no puedo basarse solo en los principios del rol masculino.

En mi carrera, he tenido la oportunidad de trabajar con jóvenes y con niños de diferentes edades y me ha sorprendido mucho que esta tendencia “no-STEM” en las niñas comienza a ser evidente a partir de los últimos años de primaria. En los primeros años de primaria y en infantil, los niños y las niñas viven las STEM de la misma forma. Hay que focalizarse pues en los mensajes que trasladamos a nuestros jóvenes, y sobre todo a nuestras niñas a partir de esta edad para que esta tendencia se invierta porque no podemos permitirnos más la ausencia de la mujer en nuestro sector.