Entrevista a Germán López. Responsable técnico de Energía y Medio Ambiente en CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía)

En medio de la actual crisis sanitaria y económica, de las pocas áreas de las que se habla con optimismo es la transición energética o ecológica, ¿qué implica?

Ha habido varias transiciones energéticas a lo largo de la historia, pero en la actualidad nos enfrentamos a una decisiva porque de ella depende el futuro del planeta. La actual transición consiste en el paso de un modelo basado en el uso mayoritario de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) a un sistema donde sea mayoritario el empleo de fuentes renovables (solar, viento, biomasa, etc.) En la actualidad, en torno al 80% del consumo de energía final procede de fuentes convencionales. Como consecuencia, alrededor del 65% de las emisiones globales de gases efecto invernadero (GEI) proceden del sector energético, lo que convierte en una necesidad la descarbonización de la economía para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y el Green Deal de la UE. Si bien la propagación de la pandemia ha afectado el ritmo de desarrollo de las energías renovables, su nivel de afección ha sido muy inferior al experimentado por las energías convencionales, lo que demuestra la madurez y solidez del sector. De forma paralela, la transición energética representa una gran oportunidad de reactivación económica tras la crisis por la pandemia debido a su capacidad de generación de puestos de trabajo (muchos altamente cualificados), aporte al PIB, etc., siendo necesaria una importante apuesta por la innovación para hacer frente a los retos tecnológicos que plantea.

¿Qué cambios se están produciendo?

En este escenario de descarbonización, las fuentes renovables están llamadas a tomar un papel preponderante. A pesar de que varias tecnologías renovables, como la eólica y la fotovoltaica, tienen ya menores costes que las energías convencionales, solo suponen poco más del 15% de la energía final. Al mismo tiempo, se plantean retos adicionales, como asegurar un suministro energético de calidad a precios competitivos. En este sentido, se tiende a la electrificación del sector. Si bien en la actualidad la electricidad representa en torno al 20% del consumo de energía final, se espera que en 2050 represente alrededor del 50%, debido a una fuerte penetración tanto en el sector residencial como en el industrial y en el transporte, con la incorporación del vehículo eléctrico.

El proyecto europeo EERES4WATER optimiza la gestión energética del ciclo del agua

Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) lidera el proyecto europeo EERES4WATER, que pretende optimizar la gestión energética del ciclo integral del agua, con lo que contribuirá a la transición energética. Cofinanciado por el Programa Interreg Espacio Atlántico a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, cuenta con la participación, además de CTA, de 11 centros de investigación y empresas tecnológicas de cinco países atlánticos (España, Portugal, Francia, Reino Unido e Irlanda). Este proyecto de cooperación atlántica tiene la finalidad de implementar innovaciones tecnológicas y articular políticas comunes -a nivel institucional, técnico y social- para incrementar la eficiencia energética y el aprovechamiento de fuentes renovables en procesos y recursos relacionados con el ciclo integral del agua. Por ejemplo, se están desarrollando tecnologías para desalación de agua a partir de energías renovables.

 ¿Qué papel jugará la innovación en esta transición energética?

Un papel esencial e indispensable. La integración óptima de una mayor generación de carácter renovable requiere infraestructuras energéticas eficientes y digitalizadas, soluciones de almacenamiento, etc. El abanico de tecnologías es notable y la necesidad de innovación enorme para conseguir una reducción drástica de las emisiones de GEI, alcanzando una apropiada integración de las fuentes renovables (caracterizadas por su intermitencia), pero garantizando un suministro energético fiable y de calidad. Las empresas energéticas ya han hecho y siguen haciendo grandes esfuerzos en I+D+i en esta dirección y, además, será necesaria la incorporación de innovaciones tecnológicas de otros sectores, como las TIC. Por tanto, la colaboración intersectorial y la participación de diferentes actores (empresas, centros de investigación, universidades, AA. PP., etc.) será fundamental para impulsar innovaciones tecnológicas, de modelos de negocio, etc., necesarias para acelerar la transición energética actual.

Además, la transición energética y el crecimiento verde son prioridades para los fondos de recuperación tras la pandemia que van a llegar desde la Unión Europea. ¿Qué expectativas hay?

Efectivamente. Las transiciones ecológica y digital son dos de las grandes prioridades del Fondo de Recuperación europeo Next Generation EU, por el que España podría recibir hasta 140.000 millones de euros para la reactivación pos-COVID-19. Se trata de un gran desafío, pero también una gran oportunidad. La transición energética es un fenómeno imparable e indiscutiblemente necesario, pero es probable que estos fondos europeos ayuden a acelerar el proceso. Desde la UE, se está buscando la neutralidad climática, es decir, básicamente conseguir que las emisiones netas de GEI sean nulas y, por ello, está destinando muchos recursos al desarrollo de tecnologías verdes y limpias: renovables, hidrógeno, biocombustibles, captura y almacenamiento de CO2, calor sostenible… con el objetivo de conseguir un sistema energético más descarbonizado, sostenible, diversificado y limpio. España es el segundo país que más fondos recibirá de este fondo especial de recuperación europeo y tenemos que aprovecharlo.

¿Qué posición tiene Andalucía en este escenario?

Andalucía tiene capacidades, experiencia, tejido empresarial y recursos renovables como para posicionarse en lugar destacado y aprovechar este momento para que las energías renovables contribuyan a la recuperación económica gracias a su capacidad de generación de empleo y de contribuir al crecimiento del PIB.

 

BIO
Ingeniero industrial, cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector energético, especialmente en I+D+i, transferencia de tecnología, innovación y gestión. Es profesor asociado del Departamento de Ingeniería Energética de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla y evaluador experto independiente de la Comisión Europea para el programa H2020. Fue director técnico de la Agencia Andaluza de la Energía. Master of Science por la Universidad de Swansea y Máster en Técnicas de Energías Renovables por la UNIA, es autor de varias publicaciones sobre instalaciones solares y colabora ocasionalmente como columnista en medios especializados en economía y energía.

 

Manuel Bellido