Tamari Sánchez Tamari Sánchez WEB opinion

CEO

SAGA Soluciones Tecnológicas

 

Si solo miramos las cifras puede parecer difícil, pero si trabajamos coordinados y colaborando, hombres y mujeres, el cambio está asegurado.

Según los datos recogidos por la UNESCO (2020), solamente el 28% de los investigadores científicos de todo el mundo son mujeres y aunque es cierto que en áreas como la medicina, biología, química o enfermería se ha logrado equiparar este dato, la ausencia de vocaciones de mujeres en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) es más que preocupante.

Si atendemos a datos en España, según el informe “Datos y Cifras del Sistema Universitario Español, 2019-2020”, del Ministerio de Universidades, 1.595.039 estudiantes conformaban el sistema universitario español en sus diferentes niveles (Grado, Máster y Doctorado). De dicho total, el 59% eran mujeres. De este buen dato global pasamos a la preocupante realidad de que en Ingeniería y Arquitectura se reduce la presencia femenina hasta el 24,8%, 34,2 puntos por debajo de la media nacional, siendo sin embargo el 70,3% en Ciencias de la Salud, 61,6% en Artes y Humanidades y un 59,8% en Ciencias Sociales y Jurídicas.

Nos guste o no, esta es la realidad y ante esto, como con todo en la vida, tenemos dos opciones: asumir que “así son las cosas” y no hacer nada o tomar parte y responsabilidad en el cambio.

Mi opción la tengo clara, me uno al proceso del cambio, un cambio que es necesario si queremos una sociedad más justa y un futuro más prometedor.

Creo que las causas de por qué ocurre esto ya se han comentado en muchas ocasiones, y ciertamente coincido con todas ellas.

A partir de los seis años las niñas empiezan a pensar que los niños son más capaces que ellas y por eso, cuando tienen que decidir qué carrera estudiar, confían en ellas mismas menos que los niños.

Tampoco ayudan los mensajes que cada día recibimos desde los medios de comunicación. Cada vez los productos están más segregados para diferenciar a niñas de niños. Hace algunos años el color de mi bici era el mismo que la de mi primo, hoy si eres una niña, lo más probable es que tu primera bici sea rosa. Una mezcla explosiva, en mi opinión, de estereotipos y expectativas sociales.

Tradicionalmente, las mujeres tienen preferencia por carreras con una mayor orientación social, pero quizá es que no hemos sabido transmitir el poder transformador y de ayuda a los demás que tiene la tecnología.

En un mundo donde cada vez tiene mayor impacto la IA (Inteligencia Artificial), el IoT (Internet of Things), IoB (Internet of Behaviors), etc., no nos podemos permitir que las mujeres no participen porque el avance no se producirá de una manera completa y equilibrada.

¿Queremos un mundo solo pensado y diseñado por hombres?, ¿acaso pensamos de la misma forma?, ¿lideramos de la misma forma?, ¿no sería una pérdida irreparable no contar con las mujeres en todo esto?

Puede parecer complicado porque cambiar factores arraigados en una sociedad requiere tiempo, esfuerzo, estrategia, persistencia, colaboración, y pensando en esto me viene a la memoria una frase de Simon Sinek: “Solo hay dos formas de influir en el comportamiento humano: puedes manipularlo o puedes inspirarlo”.

Considero esencial que esta transformación la provoquemos trabajando juntos, hombres y mujeres, porque solo así lograremos inspirar un cambio que deje una huella positiva en el mundo y en la vida de los demás.

¡Yo me apunto! ¿Me acompañas?