María Romero Charneco
CEO y cofundadora
Güelcom (Levelbots)
Mi vocación por la ciencia viene desde pequeña, me llamaban mucho la atención los gadgets tecnológicos. Recuerdo la primera vez que mi padre compró uno de los teléfonos móviles de Motorola, comparándolo con los móviles de hoy en día, parecían ladrillos.
La labor de mi padre de introducirnos en el mundo de la tecnología y la ciencia en nuestras rutinas diarias fue fundamental para desarrollar una predisposición favorable a la ciencia y no verlas como disciplinas aburridas y difíciles de alcanzar o que solo podían estudiar los hombres. Nos hacía partícipes en los arreglos cuando algún aparato se estropeaba, hacíamos experimentos en casa, veíamos los famosos documentales de ciencia de la 2… Estos pequeños detalles te van acercando a la ciencia y la tecnología en tu día a día.
Aunque yo no estudié una carrera de ciencias, sino de comunicación, sabía que mi futuro profesional iba a estar ligado a las nuevas tecnologías. Siempre las he considerado grandes aliadas para el progreso y avanzar en todos los aspectos.
Mujer emprendedora. A lo largo de mi experiencia profesional como emprendedora, el hecho de ser una mujer con una startup tecnológica era algo noticioso y yo me sentía orgullosa, pero en el fondo me daba rabia que se destacase eso como titular en lugar del proyecto, viendo el lado positivo, también estaba siendo un referente para otras niñas. Es necesario tener referencias locales para que las niñas se vean reflejadas con más facilidad.
En relación a este tema, considero que la familia, la educación y los medios de comunicación son tres entes muy importantes. Según la Comisión Europea (CE) tan solo el 30% de los siete millones de personas que trabajan en el área de las TIC son mujeres. Para ello, son necesarias herramientas que desde bien temprano guíen a las niñas en las carreras de ciencia y tecnología.
Lauren Jackman, Doctora en psicología social por la Universidad de Stanford afirma que “la mayoría de nosotros operamos bajo la suposición implícita o inconsciente de que ciertos campos como STEM son más adecuados para los hombres que para las mujeres”.
Se tienen que eliminar prejuicios del tipo: “esas carreras son muy difíciles” transmitir que no solo son para personas muy inteligentes y que están al alcance de todos. Además, hay que estimular a las niñas desde que son pequeñas, empezar desde casa con experimentos, juegos relacionados con la ciencia para que se vinculen con estas disciplinas y no las vean como algo extraño y que no va con ellas.
Incluso los medios de comunicación y la publicidad deben de hacer un esfuerzo por dejar de lado los estereotipos y que las mujeres aparezcan representadas en profesiones que anteriormente se relacionaban con hombres como la medicina, la investigación o las matemáticas.
Oferta insuficiente de mujeres STEM. Desde mi experiencia profesional contratando perfiles técnicos, siempre he comentado con el equipo que de 10 candidatos que nos llegaban, uno era una mujer. Aunque esto irá mejorando con el tiempo.
Más allá de la escasez, el problema viene de atrás. Por eso, a las nuevas generaciones femeninas hay que eliminarles prejuicios y estimularles para que estudien y se desarrollen profesionalmente en estas carreras o en sus trabajos. Como es mi caso, no estudié ingeniería ni ciencia, pero mi trabajo está ligado a las nuevas tecnologías.
McKinsey Global Institute ha revelado que la diversidad bien gestionada puede generar en los próximos años un aumento de hasta el 12% del PIB mundial. En este caso, yo abogo por equipos mixtos, es ahí donde según mi experiencia está la clave y lo que mejor me ha funcionado. Las mujeres suelen ser más organizadas y con más foco, y los hombres más directos a la hora de hacer una tarea o llegar a un objetivo. Por tanto, si conseguimos esta combinación en todos los niveles y escalones de una empresa/institución vamos a avanzar mucho.
¡Hay que cambiar esas estadísticas! Y para hacerlo todos tenemos que estar comprometidos e ir a la acción.