Ángel Arcos Vargas Angel Arcos WEB opinion

Doctor Ingeniero Industrial y Doctor en Economía. Profesor de la Escuela Superior de Ingenieros- Universidad de Sevilla

Profesor Programas de Energías Renovables EOI-Escuela de Organización Industrial

 

Hasta ahora, el debate sobre el futuro de la energía se basaba en la disyuntiva entre la sostenibilidad y la economía. Aunque ambos extremos están relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sus orientaciones hasta ahora han sido diferentes. De esta manera, el “asegurar el acceso a energías asequibles y fiables”, y el “tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático” correspondían a actuaciones distintas, que consistían en acceder a una energía barata, o bien a un sistema respetuoso con el medioambiente, aunque con mayores costes.

Tras el último informe de Lazard 2020(1), vislumbramos un futuro en que los objetivos de economía y sostenibilidad son compatibles, ya que las fuentes renovables presentan costes (LCOE(2)) menores que las fuentes tradicionales de bajo coste, como son el carbón o las nucleares.

Hasta ahora, uno de los temas que se debatían era si se deben tener en cuenta las amortizaciones de inversiones pasadas. Esta discusión ha dejado de tener sentido, ya que, a la vista de la espectacular reducción de costes provocada por los avances tecnológicos, los costes totales que anuncian las renovables quedarán por debajo de los costes variables (marginales) de las tecnologías convencionales.

Además, las tendencias futuras apuntan a la electrificación de la economía, que será más rápida cuanto mayores sean las exigencias medioambientales, y menores los costes de producción. El primer paso será, como ya estamos viendo, la electrificación del transporte ligero, quedando para el final procesos más complicados como los asociados a los industriales de alta temperatura.

Una vez se despejen las dudas sobre el futuro de la energía, quedarán dos puntos que constituirán los retos de los próximos años: la seguridad del suministro y la forma de retribuirlo.

Por una parte, el carácter no gestionable de las energías fotovoltaicas y eólicas, nos obligará a diseñar sistemas de almacenamiento de energía que nos garanticen un suministro permanente y seguro. En este sentido, los avances en las baterías de iones de litio, los gases renovables y la generación reversible hidráulica, nos permitirán, cada vez con menores costes, diseñar un sistema energético que satisfaga completamente las aspiraciones de una sociedad moderna.

Por otra, los mercados mayoristas eléctricos actuales están basados en criterios marginalistas; es decir, se asume que el mercado presenta condiciones competitivas, y que por tanto las empresas ofertan su coste marginal. En el escenario que anunciamos, al ser los costes marginales próximos a cero, lo hará no sostenible económicamente, debiendo por tanto rediseñarse, para que todos los agentes obtengan unos beneficios razonables, que les permitan proporcionar una estabilidad al mercado.

Para terminar, el proceso de transformación energética, no tiene que ser rápido. Será mejor para todos que sea eficiente, y se den los pasos en la dirección y con los costes adecuados. No se trata de convertir al sector en “cero emisiones” de la noche a la mañana. Cualquier avance en el sentido adecuado contribuirá al medioambiente, lo importante, en estos momentos, es no cometer errores que nos comprometan el futuro.

 

(1) https://www.lazard.com/perspective/levelized-cost-of-energy-and-levelized-cost-of-storage-2020/
(2) Levelized Cost Of Energy Analysis

 

Artículo incluido en la edición de febrero de Agenda de la Empresa