Emilio Herrera Rebollo
Director SPEC (Smart Projects Excellence Center)
Grupo Cibernos
Dejamos atrás 2020, aunque tardaremos bastante más por desgracia en olvidar las consecuencias y daños, comenzando por los emocionales, que este fatídico año ha provocado en todos nosotros. Con esta pesada losa, observando diariamente como crecen de nuevo las cifras de contagios y fallecidos en nuestro país, junto con unas cifras económicas y cierre de empresas dramáticas, arrancamos 2021.
Pero me gustaría, haciendo bueno el tan escuchado en los últimos meses concepto de resiliencia, centrarme en las oportunidades y retos que por otro lado se abren en el horizonte.
Una de ellas, que durante esta crisis se ha puesto de manifiesto de manera evidente, aunque ya desde hacía tiempo veníamos padeciendo de manera más o menos silenciosa, versa sobre la necesidad estratégica como país, y como Unión Europea en su conjunto, de relocalizar las actividades industriales y de producción de bienes.
No se trata de un reto baladí recuperar lo perdido durante años, ni seguramente se producirá de manera total ni inmediata, pero con el impulso proporcionado por el uso de tecnologías habilitadoras y emergentes, de conceptos innovadores en la puesta a mercado, junto con la financiación derivada de las líneas establecidas por la Comisión Europea, como los fondos Next Generation, se nos brinda una oportunidad única para conseguirlo.
Citando textualmente uno de los puntos de la Resolución del Parlamento Europeo, de 25 de noviembre de 2020, sobre una nueva estrategia industrial para Europa, “requiere una estrategia industrial que tenga dos fases diferenciadas, una centrada en la recuperación y otra en la reconstrucción y la resiliencia; que la recuperación económica debe basarse en un enfoque socialmente sólido y ambientalmente sostenible y debe respaldar la reconstrucción industrial hacia una transformación digital y ecológica satisfactoria, con mano de obra cualificada que acompañe estas transformaciones, garantizando una transición justa y equitativa”.
Se persigue que las bondades que el uso de dichas tecnologías habilitadoras provoque, haga frente al paradigma de mano de obra barata de esos países productores que cuentan, entre otros, con la desventaja del coste energético que conlleva los transportes de larga distancia de este tipo de productos. Un factor clave será, en relación a esto último, la aplicación del principio de “la eficiencia energética primero”, persiguiendo el ahorro de energía y recursos, el uso de tecnologías energéticas renovables y con emisiones de carbono cero o muy bajas.
Se abre por tanto una oportunidad tanto para las PYMES industriales, centrándonos en ellas por su especial exposición a los efectos de la actual situación, así como a las enfocadas en habilitar soluciones tecnológicas, para generar un modelo productivo más eficiente, sostenible e innovador.
Importante será así mismo la formación en el uso de este tipo de tecnologías a todo tipo de empleados, mejorando con ello sus habilidades digitales, garantizando una gestión del cambio intuitiva y empática, para no dejarnos a nadie atrás.
Pero, sobre todo, será fundamental la existencia de un marco normalizado que permita otorgar una hoja de ruta para que este tipo de organizaciones puedan marcar una estrategia de digitalización de su estructura y de sus procesos clave, para evitar ineficiencias y errores en su adopción. Para ello, les recomiendo la lectura de la especificación UNE 060:2008 Industria 4.0. Sistema de gestión para la digitalización. Requisitos, de cuyo comité técnico tuve el honor de participar en calidad de vocal de AMETIC, así como, y permítanme el guiño, de compañías de dilatada trayectoria en proveer de soluciones digitales al mundo empresarial e industrial, como Cibernos.