José Moro
CEO de Bodegas Cepa 21 y Bodegas Emilio Moro
Autor de “Si lo sabes escuchar, el vino te habla”
Hay muchos factores que influyen a la hora de tener éxito en un negocio o de convertirnos en buenos empresarios o empresarias. Cada sector dicta sus propias reglas, pero no solo eso, sino que cada compañía, equipo o proyecto se mueve por filosofías y métodos diferentes. Eso es lo que hace que la vida merezca la pena: su variedad.
Siempre he dicho que hay que ser altamente creativos e innovadores, especialmente en una época en la que la competencia es alta y más en un sector como el del vino, donde nos enfrentamos a retos continuos, tanto a nivel nacional como internacional. Por ello, es tan importante encontrar nuestro hueco, tener clara nuestra personalidad propia y saber apostar por nosotros mismos en todos los escenarios.
Yo solo sé trabajar en una dirección: para crear vinos capaces de despertar emociones, pero además, buscar ser diferentes, mantener nuestro carácter, ese que nadie más tiene. Eso es para mí la diferenciación y la percibo en cada vino de Bodegas Cepa 21 o de Bodegas Emilio Moro, pues cada uno tiene personalidad propia: una historia, un trayecto vivido. Igual que no hay dos personas iguales (ni tampoco dos empresarios ni formas de liderar) tampoco hay dos vinos iguales. Conseguir esa autenticidad en producto y hacerle excepcional es un reto enorme, pero a la vez, en mi experiencia, es el camino más directo y certero hacia el éxito.
Como ya he dicho en ocasiones, un buen líder no puede olvidar lo que hay detrás, sobre todo en el caso de las empresas familiares. Para nosotros, la tradición es muy importante, pero también lo es la innovación. Aunque pueda parecer un imposible, consiste en saber trabajar guardando ese equilibrio: sin apartar la vista del pasado, pero a la vez mirando continuamente el futuro. Somos plenamente conscientes de nuestros orígenes y honramos el legado de nuestros antepasados, pero al mismo tiempo somos hijos de nuestro tiempo y nos gusta innovar. De hecho, es una necesidad hoy en día si queremos sobrevivir y prosperar. Hay quien cree que tradición e innovación son términos opuestos. Para nosotros, no solo pueden cohabitar en sintonía, sino que además los consideramos totalmente compatibles. Vemos la innovación como una forma de ser mejores cada día y de satisfacer las necesidades y gustos de los consumidores de todo el mundo. No se trata de mejorar un vino, se trata de mejorar los procesos que hay detrás de la elaboración para que la productividad y la eficiencia sean cada vez más brillantes, y con ello conseguiremos que brillen más aún nuestros vinos. En los negocios, el éxito es para quienes se arriesgan, se atreven a proponer algo diferente y no tienen miedo a levantarse si no les sale bien a la primera, que es lo que ocurre en muchas ocasiones, algo que todo buen empresario ha experimentado.
No concibo el desarrollo de una marca o producto si no se trabaja con pasión. La pasión lo llena todo y se expande. Y puede llegar tan lejos como queramos. Nosotros queremos llegar lo más lejos posible, no solo cada vez que elaboramos un nuevo vino, sino en el camino que acompaña a este hasta conquistar cada vez más y más personas, Cuando hay pasión, una etiqueta no es solamente una etiqueta: es parte de tu esencia, de tu vida. También es importante el momento y saber mirar el mercado y adaptarnos al consumidor.
La primera persona que debe creer en la fuerza del producto o servicio que está ofreciendo en el mercado es su creador. El verdadero reto es ser capaces de emocionar, y hacerlo, además, de una forma única. Me alegra cada vez que comprobamos (a través de compradores o de nuestras propias experiencias) que los vinos de Bodegas Cepa 21 o de Bodegas Emilio Moro son vinos con alma. Y, sí, son diferentes, por eso gustan, por eso su público es fiel y no los abandona, porque esa singularidad es parte intrínseca de su esencia. Cada uno de estos vinos recoge la tradición de la tierra, la historia de sus viñedos, lleva detrás un legado y ha recogido la pasión, las ilusiones, las ganas y dedicación de todo un equipo de profesionales que ya es una gran familia. Personas que saben que el vino es un producto que debe despertar los cinco sentidos y llegar directo al corazón. Como aquellas familias de antaño con 15 hijos, en las que cada uno era único, también lo es cada vino (por muchos que haya), cada botella, cada etiqueta diseñada o cada evento que se organiza para darlo a conocer. Esa autenticidad, esa simbiosis tradición-innovación y esa pasión que todo lo impregna es lo que ha supuesto, para nosotros, el éxito en el mundo vinícola y, sin duda, lo que seguirá guiando los pasos en el futuro. Así hemos acabado 2020: con una importante lección aprendida que nos vuelve a recordar que el camino recorrido nos enseña más de lo que creemos y con un aprendizaje que utilizaremos también para afrontar este 2021 y los años que vienen.
Durante toda la vida he crecido sabiendo que mi padre amaba lo que hacía y ahora soy yo el que siente ese amor por el vino. Y es este amor el que guía cada decisión empresarial. Y aunque son muchos los retos vividos, seguiremos fieles a nuestros pilares, intentando ser diferentes y que nuestros vinos lleguen a las personas para que disfruten con los cinco sentidos.