Juan Francisco Martín Báñez WEB Juan Francisco Martín Báñez

European Financial Advisor (EFA)

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La temporada de Fórmula 1 ya ha comenzado y tenemos a dos pilotos españoles que compiten en equipos diferentes: Fernando Alonso y Carlos Sainz. Recuerdo una comida familiar en la que comentamos la primera carrera de la temporada y entre las conversaciones recuerdo aquellas preguntas que formulé: ¿quién ha ganado? ¿en qué posición han quedado Fernando y Carlos? Al escuchar el resultado y el pódium me pronuncié enseguida: “la escudería Mercedes gana de nuevo el mundial”. Había concluido solo con escuchar el resultado. Sin embargo, mi hijo Carlos comenzó a explicarme lo que había sucedido en la carrera: habían tenido lugar dos accidentes y el coche de seguridad entró dos veces durante la carrera; había llovido a mitad de carrera, por lo que los coches tuvieron que cambiar de neumáticos, y estas circunstancias habían provocado que Fernando Alonso perdiese la primera posición a falta de 10 vueltas para terminar la carrera. El último accidente le provocó un pinchazo en la rueda y tuvo que entrar a cambiar neumáticos perdiendo posiciones.

Al recibir toda la información y profundizar en ella viendo el resumen en televisión pude darme cuenta de que había sido una gran carrera del español pero que, por eventos acaecidos en la carrera, no había podido ganar. Cuando formulé mi conclusión sobre quién ganaría el mundial lo había hecho sin tener en cuenta las circunstancias de la carrera, lo que habían hecho el resto de pilotos y basé mi decisión y opinión en los tres primeros del pódium, los ganadores, olvidándome del resto. ¿Te ha ocurrido alguna vez?

Fui víctima del sesgo de supervivencia: obviar al resto de pilotos que habían participado en la carrera y cómo había sido su desempeño por el mero hecho de fijarme únicamente en los pilotos que previamente había seleccionado por estar en el pódium de los tres primeros. Algo normal como seres humanos que somos, había argumentado de forma lógica en función a una información que disponía, pero lo había hecho sin mucha propiedad. Gracias a mi hijo pude retroceder y cambiar de opinión.

Al hablar del sesgo de supervivencia hemos de recordar a un matemático y estadístico húngaro, Abraham Wald. En la II Guerra Mundial se estudió con detalle cómo blindar y proteger las partes dañadas por los impactos de bala que habían recibido los aviones bombarderos en combate de guerra. Por el contrario, Wald formuló el planteamiento al revés. Se focalizó en las partes del avión que no habían sido dañadas y que habían permitido a los aviones regresar, esas partes eran las que había que proteger y cuidar más, ya que les permitían regresar. De ahí el sesgo del superviviente: analizamos y tomamos decisiones teniendo en cuenta solo lo que ha sobrevivido, ya que los aviones que no regresaron habían caído en combate y no los tenían delante para poder analizarlos. Es decir, que podríamos obviar datos e información relevante a la hora de tomar una decisión y nos puede suceder con facilidad en nuestro día a día.

En la gestión de patrimonios tenemos la figura del asesor financiero, que acompaña al cliente a tomar las mejores decisiones en función a sus necesidades y sus objetivos. Necesita conocerte, en qué etapa de tu ciclo de vida financiero te encuentras, cuáles son tus metas, en qué horizonte temporal, con qué recursos cuentas hoy y mañana, entre otros aspectos. Esto permite que no se obvie información relevante y se pueda tomar una decisión acorde a ti.

“Lo obvio suele pasar desapercibido, precisamente por obvio” (Jacques Lacan). Ve acompañado.

 

Artículo incluido en la edición de abril de Agenda de la Empresa