Con ello se conseguiría dar solución a un grave problema sanitario de los países en desarrollo, ya que cada año la fiebre tifoidea afecta a casi 30 millones de personas

 El Grupo de Investigación de Genética Bacteriana de la Universidad de Sevilla estudia la bacteria Salmonella, causante de enfermedades como la salmonelosis y la fiebre tifoidea. Salmonella se contagia por la ingesta de agua o alimentos y puede producir dos tipos de infecciones: salmonelosis y fiebre tifoidea. En este sentido, el estudio consiste en conocer la resistencia de la bacteria a la bilis para diseñar un fármaco que disminuya o elimine dicha resistencia.

La salmonelosis es una infección gástrica muy común, y en general no conlleva peligro para la salud ya que la Salmonella no pasa más allá del intestino y basta con evitar la deshidratación del paciente. En cambio, la fiebre tifoidea se desarrolla cuando la Salmonella entra en el torrente circulatorio diseminándose por todo el organismo. Es una infección grave, y puede ser mortal. En Europa está prácticamente erradicada, pero es endémica en muchos países en vías de desarrollo y el número anual de casos se estima entre 20 y 25 millones, de los que unos 300.000 son mortales. De ahí que los expertos recomienden vacunarse para viajar a determinados países de Asia y de África.

Aproximadamente uno de cada tres pacientes que sobreviven a la fiebre tifoidea se convierte en un portador crónico de Salmonella. La mayoría de los portadores no presentan ningún síntoma, y constituyen un grave problema sanitario ya que sus heces liberan Salmonella al ambiente. El número de portadores crónicos que hay en el mundo se desconoce, pero podría superar los 100 millones. En los portadores crónicos, la Salmonella reside en la vesícula biliar, un lugar inhóspito que la Salmonella es capaz de utilizar como refugio. Salvo la cirugía, hoy en día no existe tratamiento alguno para eliminar este microrganismo cuando ha llegado a la vesícula biliar.

La bilis se sintetiza en el hígado y se almacena en la vesícula biliar, que la libera durante la digestión. El responsable de este Grupo de Investigación, el catedrático

Josep Casadesús Pursals,
Josep Casadesús Pursals,

explica que la bilis, además de ayudar a la digestión, tiene actividad antimicrobiana. El componente antibacteriano de la bilis son las sales biliares, moléculas antifáticas con actividad detergente sobre las membranas, que además desnaturalizan proteínas y producen lesiones en el DNA. Sin embargo, hay bacterias capaces de sobrevivir a la bilis, y la Salmonella es un caso extremo como lo indica su capacidad de residir en la vesícula biliar.Los mecanismos que permiten que Salmonella detecte las sales biliares y se adapte a su presencia aún no se conocen bien. El interés de su estudio es obvio ya que la resistencia a bilis es un factor crucial en la infección crónica. “La Salmonella reproduce respuestas muy complejas dentro de la vesícula pero a medida que vayamos entendiendo como actúan quizá se pueda diseñar algún tipo de fármaco que elimine o disminuya la resistencia de Salmonella a la bilis. De este modo podríamos dar solución a un grave problema sanitario de los países en desarrollo, que la globalización y el turismo han convertido en un problema mundial”, afirma Casadesús.

El catedrático, que también es director del Servicio General de Investigación (SGI) de Biología de la Universidad de Sevilla, lleva más de 20 años estudiando Salmonella gracias a la concesión ininterrumpida de proyectos de investigación nacionales, internacionales y autonómicos. Entre las últimas publicaciones de su grupo se encuentra el artículo Adaptation and Preadaptation of Salmonella enterica to Bile que apareció el pasado mes de Enero en la revista internacional PLOS Genetics. Dicho artículo describe una serie de mecanismos empleados por Salmonella para sobrevivir a la bilis. La adaptación parece estar asociada a múltiples cambios en la expresión génica, que incluyen la activación de respuestas a estrés, la remodelación de la envoltura bacteriana y la activación de bombas de vertido que expulsan las sales biliares al exterior de la célula bacteriana.