La principal aportación que nos está dejando la revolución tecnológica que vivimos, y en concreto internet, es sin duda alguna una aportación social.
La tecnología está permitiendo dejar atrás un modelo de sociedad en la que cada uno contaba con los recursos que su situación social le permitía, y está permitiéndonos, a la vez, la incorporación a una sociedad en la que todos estamos viéndonos conectados y disponemos de acceso a una base de conocimiento universal. Es muy importante entender que un cambio así nos ayuda a ser más iguales, pues el acceso al conocimiento, el más valioso de nuestros recursos, se hace viable para todos, algo que nos dignifica como sociedad y que, sin duda, fomenta una igualdad de oportunidades.
Asimismo, este nuevo modelo de sociedad sustentado por las nuevas tecnologías nos permite estar más conectados, y por tanto, más unidos. Esto no solo produce mayor bienestar social al mitigar los efectos de las distancias, sino que nos ayuda a trabajar conjuntamente, a colaborar más; en definitiva, a vernos y formar parte real de una sociedad que va más allá del ámbito que alcanzamos a ver con nuestros ojos.
Administraciones y empresas deben trabajar de la mano para garantizar que esta transformación de nuestra sociedad sea completa. Las primeras, entendiendo que el acceso a esos recursos, al conocimiento en sí mismo, ha adquirido el rango de derecho social y que, por tanto, no deben de mermarse las inversiones públicas que lo garanticen. Las segundas, innovando para encontrar soluciones que nos permitan distribuir a todos por igual, a un coste asumible por nuestra sociedad, las tecnologías y herramientas necesarias para el acceso a ese recurso tan valioso: nuestro conocimiento.
Víctor Fernández, director de Emergya
