Nos encontramos en un momento del año propicio para recapitular lo acontecido en el pasado año y lo que ha de venir. En la economía mundial afrontamos más una consolidación que una aceleración en términos de crecimiento. Los datos macroeconómicos muestran que la economía mundial seguirá creciendo, si bien lo hará lentamente y de forma desigual.

 

M-CardeneteOKEn la zona euro los indicadores de actividad no remontan, marchando la recuperación a medio gas, y observándose comportamientos encontrados. Los buenos datos de España contrastan con el debilitamiento de Francia e Italia, y con la caída del PIB en Alemania. A pesar de todo, la desaceleración por la ausencia de reformas estructurales, la guerra en Ucrania y el consecuente conflicto con Rusia no debieran, en última instancia, frustrar el proceso de recuperación.

Por su parte, la economía de Estados Unidos sigue confirmando su expansión, aunque a un ritmo más lento de lo esperado. Destacan el protagonismo de la demanda interna y el buen tono que muestran la inversión y el consumo.

Japón no tiene una posición cómoda. La actividad económica se ha frenado más de lo previsto, destacando el lastre de la subida del IVA que se produjo en primavera.

El conjunto de países emergentes parecen estabilizarse, destacando favorablemente la evolución de las economías tanto de India como de México. No obstante, otros casos, como los de Brasil y China continúan preocupando, sobre todo el primero a corto plazo, tras dos trimestres consecutivos con un PIB intertrimestral negativo, y por el desequilibrio inflacionista que presenta, difícil de reconducir en un futuro inmediato.

 

No se esperan grandes convulsiones en el caso del gigante asiático debido a la agresiva política monetaria desarrollada por el Gobierno chino, pero la desaceleración de su economía parece asegurada a lo largo del próximo lustro.

Con respecto a la economía española, según el reciente informe de la OCDE de septiembre de 2014, el crecimiento de la economía española en este año será del 1,2%, ampliando sin embargo el FMI esta previsión en una décima hasta alcanzar el 1,3%. Desde el Loyola Economic Outlook, nuestras previsiones del crecimiento del PIB son de un crecimiento acumulado para el total de 2014 que estará dentro del rango 1,0% – 1,2%. Para el año 2015 la previsión es de 1,6% de crecimiento anual. En cuanto a la dimensión del desempleo, la evolución positiva del segundo trimestre continuará en el tercer trimestre traduciéndose en una reducción del desempleo en 1,96%, con un cambio de tendencia en el cuarto trimestre con el incremento del desempleo en 0,37%. En cuanto a las previsiones de la tasa de paro para todo el año se mantendrá en el intervalo 24,5% – 25,5% y para el 2015 se prevé una ligera disminución de desempleo situándose la tasa de paro en un intervalo que oscila entre el 23,6% – 24,6%. En cuanto a la evolución del IPC, nuestra previsión para el cuarto trimestre es de  una subida de un 1,0%, fluctuando la tasa de IPC para el año 2014 en un intervalo de entre 0,3%  y  0,5%, alcanzando un 1,0% para el año 2015.

 

Es verdad que estas previsiones están lejos de las que ya apuntan otros servicios de estudios económicos e incluso de las del propio Gobierno. Pero se asientan en variables que pueden cambiar de la noche a la mañana: la debilidad del euro -que favorecerán nuestras exportaciones-, la política monetaria del Banco Central Europeo -que compraría deuda soberana, el abaratamiento del precio del petróleo -que abaratará nuestra factura energética- y la rebaja fiscal a partir de enero de 2015 -claramente electoralista pero que podrá animar el consumo-. Pero de las cuatro variables, tres no dependen de nosotros y podríamos sufrir un shock adverso en cualquier momento que den al traste la alegría de las previsiones.

Con respecto a la economía andaluza en el tercer trimestre (nuestra previsión era de 0,08%), se espera cierta mejora en el cuarto trimestre con un crecimiento del PIB del 0,4% y con una previsión para el conjunto de 2014 que oscilará en un rango de 1,1% – 1,3%, previendo para el año 2015 un crecimiento del PIB andaluz del 1,7%. En cuanto al mercado de trabajo, la disminución del desempleo en el tercer trimestre de 0,06% y en el cuarto de 1,29%. Por lo tanto la tasa de paro para el conjunto de 2014 se situará en un intervalo de 34,5% – 36,5%, siendo la previsión para 2015 de 34,0% – 36,0%. Para el conjunto del 2014 el IPC se encontrará en un rango de entre 0,1% y 0,3%, y para el 2015 nuestra previsión es de un aumento del 0,8%.

 

Pero todo este marasmo de previsiones tiene una cuestión de fondo que tanto para España como para Andalucía se hace imposible pasar por alto. A pesar de la crisis atravesada y de la necesidad imperiosa de cambio de estructura económica, no se ha producido dicho cambio que permita absober la mano de obra ociosa.

Si analizamos la economía andaluza en dos momentos temporales, 2005 y 2010, entre los que se produce la crisis económica podemos clasificar los sectores productivos andaluces según su capacidad para influir y ser influidos por cambios en ellos mismos y en el resto del sistema, considerando unos valores medios de referencia. Así pues, se han identificado como sectores clave en ambos periodos las ramas de Refino de Petróleo, Alimentación, Minería y Siderurgia, y Construcción, si bien los efectos de la crisis se han hecho notar a través de una reducción en su papel como impulsores de crecimiento y empleo en la región. Concretamente, las ramas de Refino de Petróleo y de Alimentación han visto reducidos sus efectos sobre el resto de la economía, incluso en mayor medida que la Construcción. El sector primario apenas sufre modificaciones, mantenido su participación en las magnitudes económicas y su importancia relativa en el conjunto regional. Concretamente la rama de Agricultura  ejerce uno de los mayores efectos sobre el resto de sectores, tanto de forma directa como inducida. En el sector secundario, además de los sectores clave, el sector de Depuración y captación de aguas comienza a cobrar importancia. Por último, el sector terciario continúa cobrando protagonismo en la economía andaluza, muestra de ello es el comportamiento de sectores como el de Comercio y Transporte y Comunicaciones, que muestran un mayor poder de difusión, junto con la rama de Servicios destinados a la venta que muestra un variación positiva en su efectos inducido sobre el conjunto de la economía. Además, en el transcurso de estos años, el sector del Comercio ha sido el único, junto con el sector de la Pesca, capaz de generar un mayor número de empleos ante inyecciones de renta exógenas.

 

Este análisis pone de relieve la estabilidad de la estructura económica andaluza en cuanto a sectores dinamizadores de la economía regional y la ya conocida dependencia del sector Construcción, apuntada en los estudios anteriores sobre la región. Por otra parte, se ha puesto de manifiesto que algunos sectores, tanto de la rama de industria como de servicios, han pasado a cobrar mayor relevancia tanto en el entramado de relaciones intersectoriales como en sus relaciones con las rentas de los factores primarios y de las instituciones que conforman la demanda final de la economía regional. Sin embargo, estos hechos no permiten afirmar con rotundidad que se esté produciendo un cambio en la estructura productiva regional como consecuencia de la crisis. Algo realmente necesario, aunque no suficiente.

 

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía – Director del Departamento de Economía – Universidad Loyola Andalucía

@macarflo