La agricultura ecológica aparece como respuesta a la creciente exigencia de la sociedad europea en cuanto al consumo de alimentos libres de residuos de productos químicos que pudieran ser tóxicos para la salud humana, así como a una concienciación de respeto al medio ambiente que también va in crescendo. Los productores ecológicos se someten a un proceso de conversión de sus explotaciones agrarias y de certificación de sus productos para poder acceder al mercado ecológico. Se comprometen a mantener un sistema de producción muy limitado en cuanto al uso de productos fitosanitarios y fertilizantes, reduciendo sus bazas únicamente a aquellos de origen natural. En ganadería ecológica, los antibióticos empleados de forma preventiva y los piensos hormonados están prohibidos. En Andalucía, región tradicionalmente agrícola, esta tendencia hacia arriba se ve reflejada en los datos sobre superficies y producción agrícola que la Junta de Andalucía, a través de las Oficinas Comarcales Agrarias, recoge cada año. Así, en el siguiente gráfico se puede observar la subida tanto en hectáreas en ecológico como en número de productores, desde el año 2006 hasta el 2011. Parece ser que a partir de entonces la tendencia se estabiliza o incluso revierte.
El siguiente diagrama circular, elaborado con datos del año 2013, muestra la proporción de superficie inscrita en ecológico según usos de la tierra. Como se puede ver, 60,2% de la superficie total corresponde a pastos y praderas. En segundo lugar, los bosques y lugares de recolección silvestre suponen un 17,6%. En tercer lugar, el olivar ecológico ocupa un 6,6% de las hectáreas totales en ecológico.
Por otro lado, del millón y medio aproximado de hectáreas de olivar andaluz, sólo un 0,06% se cultiva en ecológico. Si miramos otros cultivos de importancia, como los cereales, los cítricos o la vid, estos porcentajes con respecto al total cultivado son, respectivamente, 5,7%, 40,0% y 0,10%. Salvando a los cítricos, estos porcentajes podrían tacharse de ridículos.
Y es que, por un lado, entre los agricultores el conjunto de las técnicas del manejo llamado convencional, orientado a maximizar producción, se ha impuesto, no siendo fácil el cambio hacia una agricultura que a priori pudiera ser menos productiva y que además requiere de más conocimientos por parte del productor.
Por otro lado, si bien el cambio de conciencia antes mencionado ha cuajado en otros países centro y norte europeos, en España la mayoría todavía busca el ahorro económico en la alimentación, esto es, el sistema de supermercados..
De hecho, la mayoría de la fruta producida en ecológico es exportada. Se podría decir que el mercado nacional es aún muy pequeño. Esta transformación está dando sus primeros pasos.
Finalmente, me gustaría añadir que más allá de las estadísticas están los casos reales, las caras de las personas: la filosofía de la agricultura ecológica no implica exactamente respetar al medio ambiente como un concepto abstracto y el buscar alimentos más sanos. No es únicamente eso, sino que las numerosas iniciativas en esta línea promueven el contacto entre el consumidor y el productor. En cierto modo, se pretende que las tiendas y los pequeños mercados que gobiernan este mundillo vuelvan a darle un tinte humano a nuestra alimentación.
Manuel López López
Experto en Agricultura Ecológica







