“El lenguaje es el gran instrumento de comunicación de que dispone la Humanidad” (R.Seco)

No cabe duda, a la vista de los numerosos dislates expelidos tanto desde páginas de prensa como desde emisoras de radio y televisión, que nuestro idioma se halla expuesto a constantes embates, entre otras razones por inobservancia de la sintaxis que, como se sabe, es la parte de la gramática que nos “enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar conceptos”.

Hoy, parece oportuno echar un vistazo a uno de los aspectos más inadvertidos para muchos hablantes: el uso correcto de las preposiciones, unidades dependientes, carentes de autonomía, que sirven de aditamento a los sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios, estableciendo las relaciones mantenidas entre ellos. Veamos algunos ejemplos de errores reiterados, tomados de diversos medios de comunicación: “El Guernica no debe de moverse de donde está (deber de: probabilidad; deber: obligación) “los asistentes se pusieron de pie”, en lugar de en pie; “Se trata de personas susceptibles a (1) este tipo de actividades fraudulentas, como la economía ¡sumergible!”; “se produjo una avalancha de manifestantes para entrar a Melilla”; “los asaltantes entraron al establecimiento”;” no se trataba de inmovilizar a todas las motos, sino de dar preferencia a otros vehículos”; “una casa a las afueras”; “urge adoptar medidas para salvar a muchos puestos de trabajo y reactivar al mercado”, proclamaba, seguro de sí mismo, un político; “se debe apoyar a la industrialización del sector”; “la gran baza de nuestros regidores -comentaba, indignado, un colaborador de prensa- es peatonalizar al Centro”; “hay que respetar a todas las creencias”; “una solución en el corto plazo (también llamada cortoplacista), o el mantra televisivo “Volvemos en X minutos”…

Como habrá observado el lector, en muchos de los ejemplos citados destaca el uso incorrecto de ‘a’, especialmente delante de un complemento/objeto directo cuando éste no alude a entes animados, olvidando que existen normas claras para el empleo de ‘a’ con acusativo, que es uso sintáctico que atiende a la distinción entre animado e inanimado: Visitaron varios países, pero Visitaron a unos parientes. A este respecto, conviene recordar que el uso de la preposición ‘a’ con acusativo de persona surgió por la necesidad de evitar la ambigüedad que originarían ciertas construcciones (“Mira el padre el hijo”). Hay quienes, sin embargo, atribuyen la contumacia del lapsus a la influencia del francés y del inglés -que introducen el objeto directo sin preposición-, aunque ello nos haga presumir, en un alarde de optimismo absolutamente infundado, que el hablante en cuestión es competente en alguna de las lenguas citadas… Con frecuencia surge también la confusión al no distinguir el objeto directo del indirecto, que sí implica el uso de la preposición: ‘El profesor ha regalado un libro a su amigo Juan’, si bien esta preposición sea improcedente para introducir algunos complementos de lugar (se entra en una ciudad, no ‘a’), sutilezas todas fuera del alcance de “logsetomizados que adolezcan de vastas carencias culturales”, en ingeniosa metáfora del escritor Eslava Galán.

Por lo demás, es patente el influjo de la prosa periodística, tradicionalmente nutrida de grandes escritores, en amplios sectores de la sociedad, lo cual refuerza la función pedagógica que debe exigirse al buen periodismo -la literatura está plagada de ejemplos admirables- aceptado éste como digno sucedáneo del libro, lo que le convierte en ventana ideal para asomarse al mundo de la información y del conocimiento. Por otra parte, este debate en torno a lo que pudiera entenderse como ortodoxia gramatical viene a confirmar la importancia social del lenguaje, algo que se exterioriza en la vida cotidiana, por la diversa estimación que hacemos de las personas según el grado y cuantía de esa posesión y la perfección de su uso. Todos sabemos que quien se expresa con mayor claridad y precisión, es dueño de recursos poderosos para abrirse camino en la sociedad. El lingüista Manuel Seco lo resume así: “El arte de hablar es el arte de persuadir”. ¿Alguien lo duda?

(1) Susceptible se refiere a la capacidad de recibir una acción o una cualidad (posibilidad pasiva): Esta ley es susceptible de reforma.

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