La innovación está en el ADN del sector agrario. Aunque la actividad agraria tenga un origen ancestral y esté tan íntimamente relacionada con la tradición, con lo primario, al mismo tiempo representa una lucha del hombre, en alianza con la naturaleza, por mejorar sus condiciones de vida, produciendo más y/o mejores alimentos.
La incorporación de tecnología ha sido una constante a lo largo de la historia de la agricultura y la ganadería. Herramientas cada vez más eficaces, razas más adaptadas al territorio, uso sostenible de los recursos y mayor eficiencia energética, entre otras, son objetivos que los profesionales agrarios persiguen de manera permanente. En un momento en que los avances se producen a un ritmo cada vez más vertiginoso, dando lugar a una auténtica revolución, la transferencia de conocimiento permite al sector agrario seguir mejorando.
Hoy en día un agricultor puede recibir en su teléfono móvil, en tiempo real, información concreta y precisa y predicciones de la situación de sus cultivos, de sus necesidades hídricas, de su estado fenológico o de los riesgos de plagas y enfermedades, además de precios y cotizaciones de sus productos en los distintos mercados internacionales. Nadie se extraña ya de ver un tractor guiado por GPS y quizá pronto se extienda también el uso de drones para hacer el seguimiento de los cultivos o para facilitar el manejo de los rebaños, como se pudo ver en noviembre del año pasado en la feria FIMART, que tuvo lugar en Córdoba.
COAG es consciente de la necesidad de disponer de estas herramientas y tiene acuerdos con empresas a nivel estatal para poner a disposición de sus afiliados estos importantes avances. Así, por ejemplo, a través del convenio con la empresa de base tecnológica Cubenube, ambas entidades actúan como “partners tecnológicos” con el objetivo de mejorar la gestión de los cultivos y explotaciones e impulsar la agricultura de precisión en España. Igualmente, este acuerdo facilita el acceso a una solución informática para gestionar el cuaderno de campo online, con indicadores agroeconómicos personalizados basados en tecnología Big Data. Y también estamos desarrollando la App “INMA” (que ya cuenta con más de 5.000 usuarios), que incluye indicadores agronómicos básicos que ayudan a la toma de decisiones y una detallada información meteorológica que recoge datos de la AEMET, de otras empresas que aportan datos climáticos o de sus propias unidades de medición del clima instaladas en todo el territorio nacional.
El avance, como decimos, es constante. Y esa lucha por la excelencia y la eficiencia es inherente al ser humano. Pero al mismo tiempo, no podemos olvidar que la velocidad a la que se producen los cambios es un reto para muchos, ya que el ritmo de adaptación y asimilación es bastante más lento. También habría que mejorar la transferencia de tecnología para que la I+D+i, sobre todo la que se lleva a cabo con fondos públicos, no se quede en laboratorios o despachos y para que esto no se convierta en algo que controlen cuatro y se hagan de oro. Las grandes empresas ya se están posicionando…
Por último, hay que apostar por una mayor presencia de los jóvenes, porque el sector agrario tiene un importante grado de envejecimiento, lo que requiere más tiempo y didáctica para que los profesionales puedan coger este tren. Los jóvenes que quieren ejercer la actividad traen todas las ganas y ya tienen parte del camino andado.
Miguel López
Secretario general de COAG Andalucía