En el ámbito sindical, este 2015 va a quedar en las hemerotecas como el de la consolidación de CSIF como un referente dentro del sindicalismo nacional. Nuestra evolución dentro del espectro sindical nos ha llevado a nuestras mayores cotas de representación en Andalucía, donde por segunda vez consecutiva nos situamos como la primera fuerza de la Función Pública andaluza, pero donde también hemos sufrido un exponencial crecimiento de delegados y de representación en el ámbito de la empresa privada. CSIF es una alternativa real a los viejos sindicatos de clase. Y 2015 lo ha puesto de nuevo negro sobre blanco.

Jose-luis-heredia-presidenteCSIF_And-439x384Al igual que los partidos políticos emergentes han acabado con el bipartidismo en España, CSIF ha certificado en las urnas y en los centros de trabajo el fin del bisindicalismo. Con su modelo sindical y su manera independiente y profesional de defender y representar a todos los trabajadores, ha sentido el respaldo y el voto de miles de empleados públicos en la pública y de trabajadores de las empresas privadas. Mientras que otros sindicatos han vivido años convulsos y complicados debido a los escándalos que han copado portadas de periódicos y horas y horas de debates televisivos, CSIF ha trabajado por y para los trabajadores.

Sin desprestigiar el nombre y el acervo democrático de otras siglas, que han hecho mucho y bien por el sindicalismo español en estas décadas, pero que en los últimos años han dañado, por culpa de algunos de sus dirigentes, la labor y la imagen del sindicalismo y de los sindicalistas, provocando una sinécdoque sindical en el que de forma injusta la parte se intentaba imponer al todo.

Como es de fácil comprensión, ni todos los sindicalistas son deshonrados ni todos los sindicatos son iguales. Por ello, CSIF se ha limitado a defender a los trabajadores y a que sus máximas de profesionalidad e independencia se impusiesen en debates, manifestaciones y concepciones, siempre con su marcado carácter negociador y sentido de Estado.

Sin embargo, como viene sucediendo en las últimas décadas, CSIF se encontraba con una barrera insuperable, a pesar de sus buenos resultados y de la proyección social y mediática que ha experimentado en estos meses. Esa barrera no era otra que la legislación, arcaica y desfasada en el mundo sindical como en otros aspectos de nuestra sociedad. El ámbito sindical sigue legislado por leyes que han cumplido ya treinta años y que marcan el rumbo de un sistema mucho más abierto, democrático y plural que el de aquellos años ochenta. La Ley 11/85 sigue amparando y defendiendo el modelo diseñado por los dos viejos sindicatos de clase, que son los grandes beneficiados por una ley que deja sin representación a muchos trabajadores, que prima una cuota de representación altísima para perpetuar el poder en las mismas siglas desde 1985 y que impide a los sindicatos de corte moderno, liberal y europeo, como es el caso de CSIF, avanzar y crecer, representando y defendiendo a los trabajadores de una forma aún mejor.

En el debate social se ha impuesto la necesidad de reformar y modernizar la Constitución, muchas leyes orgánicas emanadas de ella como la del Derecho a Huelga o la Ley de Régimen Electoral, pero nunca se había planteado la imperiosa necesidad de modificar la Ley de Libertad Sindical. CSIF ha puesto el tema sobre la mesa. Ha iniciado consultas y negociaciones con todos los partidos políticos del arco parlamentario nacional y le ha trasladado la misma preocupación a los nuevos partidos con amplia proyección social y política de nuestro país. No es un tema coyuntural. Ni de posible beneficio para nuestras siglas. En absoluto. Se trata de una necesidad que va más allá de lo sindical. Se trata de darle un verdadero sentido y desarrollo democrático al Título I de nuestra Constitución, que refleja el derecho de representación sindical como un derecho fundamental para todos los españoles en su artículo 28.

Desde CSIF entendemos que los diferentes gobiernos, partidos políticos y agentes sociales deben sentarse en la misma mesa y poner sobre el tapete la necesidad de reformar esta Ley 11/85. Simplemente, por el hecho de tener una representación sindical más justa, más acorde a la sociedad del 2016 y más representativa de todos los trabajadores. El modelo sindical que representaban otras siglas se quedó anclado en el siglo XIX, afectando además a la concepción social y al prestigio que tanto sindicatos como sindicalistas mantienen en la sociedad española. Es el momento de, entre todos, poner al día la legislación y darle un verdadero y completo sentido al derecho de representación que marca nuestra Constitución. De otra forma, ni los trabajadores podrán sentirse representados ni los sindicatos cumplirán con la importantísima labor que les otorga nuestra Carta Magna.

 

José Luis Heredia

Presidente de CSIF Andalucía