El sector comercial constituye un auténtico ejemplo de capacidad de adaptación a los cambios constantes del mercado y de los consumidores, así como a los vaivenes de la economía, y muestra de ello es la generación de mayor competitividad que se ha producido en el comercio durante la grave crisis económica vivida en los últimos años. Esta ganancia en competitividad se ha producido sin aminorar la calidad de los servicios y productos ofrecidos, a base de innovación y optimización de los procesos y recursos, reducción de precios y márgenes empresariales.

Afortunadamente, a nivel macroeconómico todos los parámetros y cifras de referencia para el sector comercial han corroborado un positivo año 2015. La recuperación del empleo, la moderación de los precios y la menor presión fiscal han permitido elevar la renta disponible en los hogares y apuntalar la confianza de los consumidores. En Andalucía, el PIB ha crecido hasta el tercer trimestre del año 2015 un 3,1%, el consumo familiar se incrementó a un ritmo del 3,3% durante el pasado año y los precios no subieron dado que la inflación se situó en el -0,5%. Asimismo, por lo que al sector comercial se refiere, durante 2015 ,en España volvieron a incrementarse el número de empresas comerciales, el empleo creció un 1,1% con respecto al ejercicio anterior y las ventas del comercio minorista aumentaron un 3,6%, lo que supone el mejor dato en 15 años y un acumulado de 16 meses de crecimiento de las ventas.

En este contexto, si bien se constata que la recuperación será aún lenta y progresiva, se espera que en 2016 la tendencia sea nuevamente de crecimiento. No obstante, acabamos de conocer que en el mes de enero se ha detectado cierto estancamiento en el consumo, debido especialmente a la inestabilidad política y a las dificultades para formar gobierno en España. En concreto, la confianza de los consumidores ha caído 8,3 puntos, influido sobre todo por el desplome de 13,9 puntos en el indicador que mide las expectativas a medio plazo. Es decir, la inestabilidad política e institucional está afectando negativamente al consumo y a la empresa. En este sentido, el sector comercial requiere una serie de pautas para poder continuar su senda positiva de crecimiento y recuperación.

En un primer bloque, podemos apuntar aquellas cuestiones que inciden sobre la competitividad del comercio, que podríamos englobar dentro de lo que venimos denominando el “factor institucional”. Es decir, estabilidad política e institucional, con gobiernos estables y políticas ciertas, alejadas de las posturas extremas y de la confrontación entre Administraciones de distinto signo político. Asimismo, seguridad jurídica y un marco normativo estable, de forma que se garantice la unidad de mercado para que las empresas andaluzas no sufran desventajas competitivas frente a las de otras comunidades autónomas, y exista la necesaria certeza económica para invertir en nuestro territorio.

También se requiere simplificación y agilización de trámites administrativos para las empresas comerciales, evitando trabas innecesarias, así como mayor coordinación y consenso entre las distintas Administraciones en aras a minimizar posibles impactos negativos transversales, en forma de leyes o impuestos, de carácter medio ambiental, ordenación del territorio, movilidad, salud, etc. Es decir, en cualquier caso debe valorarse y medirse el impacto que posibles leyes o impuestos puedan tener en un sector tan importante para la economía andaluza como el comercio, que supone el 10% del PIB, el 16% del VAB, 150.000 empresas comerciales y 500.000 empleos en nuestra Comunidad Autónoma (uno de cada cinco puestos de trabajo, la mayoría de ellos de carácter estable).

Por otra parte, en un segundo bloque contemplamos aquellas cuestiones que el sector comercial propiamente requiere para ser más competitivo en el mercado, es decir, atender a los crecientes movimientos de concentración que se están produciendo en la distribución comercial, a los procesos de internacionalización de las empresas, a la permanente apuesta por la calidad en base a lo que el consumidor demanda en cada momento, a la incorporación de las nuevas tecnologías e innovación constante, a las nuevas realidades y formatos comerciales, así como al e-commerce y comercio omnicanal, que en todo caso deben verse como una oportunidad y no como una amenaza. El comercio es seña de identidad de los territorios y vínculo permanente con la sociedad. El comercio es cercanía y contacto con los ciudadanos, es tradición en las ciudades, pero también fuente inagotable de innovación y renovación permanente.

En definitiva, no podemos permitirnos frenar la dinámica positiva de crecimiento que el sector comercial ha comenzado, para lo que se requiere estabilidad y políticas consensuadas con el propio sector. La Confederación de Empresarios de Andalucía ha brindado a la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio y, en concreto, a la Dirección General de Comercio toda su disposición a colaborar y consensuar las políticas comerciales que emanen de la Junta de Andalucía, en coordinación con las cuatro organizaciones miembro de la Confederación del sector comercial (CECA, ANGED, CAEA y ACES).

El consenso interno que la Confederación de Empresarios de Andalucía es capaz de alcanzar en el seno de su Consejo Empresarial de Comercio es la mayor garantía de equilibrio para el sector comercial andaluz y, sin duda, el mejor aval que podemos ofrecer a la Dirección General de Comercio para impulsar la competitividad de nuestras empresas y la calidad de los servicios y productos, todo ello en aras a continuar potenciando el desarrollo social y económico de Andalucía.

 

Luis Osuna Hervás

Presidente del Consejo Empresarial de Comercio de la CEA