En todos los medios se habla de la innovación: en la empresa, en la administración y hasta en las promesas electorales… pero la innovación cuesta dinero. ¿Vale la pena financiarla?, ¿estamos cambiando realmente el modelo productivo?, o ¿simplemente es el momento de hablar de ella porque es “trending topic”?

Últimamente son muchos los estudios que se están realizando sobre la innovación, y más concretamente sobre la fiscalidad de la I+D+i.

victor-cruz1Ya en junio de 2015, antes de la primera convocatoria de elecciones, el Consejo Económico y Social de España, presentó el ‘Informe sobre la situación de la I+D+i y su incidencia sobre la competitividad y el empleo’. En el mismo, se apuntaba que los incentivos tributarios “constituyen un instrumento relevante de apoyo a la I+D+i”. No obstante, y aterrizando en la practicidad de su aplicación, existen todavía barreras importantes, sobre todo para las pymes (complejidad, alto coste administrativo y de gestión). Asimismo, la falta de estabilidad del marco legal tampoco ayuda, siendo precisas una “mayor transparencia y seguridad jurídica del sistema”.

En el informe del ‘Índice Mundial de Innovación 2015’, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en enero de 2016, se llegan a unas conclusiones similares en lo relativo a las políticas fiscales en general. Los gobiernos de las economías desarrolladas han estado apoyando la innovación vía programas de apoyo directo e indirecto, tales como ayudas e incentivos fiscales, siendo el resultado satisfactorio y reportando en una mayor inversión en I+D+i.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó más lejos en su informe sobre ‘Políticas fiscales para la innovación y el crecimiento’, publicado en abril de 2016, concluyendo que los incentivos fiscales deberían reducir los costes de inversión en I+D una media del 50% para las economías avanzadas. Lógicamente, esta ayuda debería contribuir a aumentar la I+D futura en un 40%, en comparación con los niveles actuales, contribuyendo a incrementar el PIB en un 5% a largo plazo. A nivel estatal no nos quedamos atrás en la preparación de informes. La referencia más cercana la encontramos en el ‘Informe COTEC 2016: Innovación en España’, publicado en mayo de 2016, donde se destaca el cambio en los presupuestos generales del estado para la partida de incentivos a la I+D+i, que ha pasado de 243 millones en 2014 a cerca de 640 millones en 2015 (aumento del 163%) y 694 millones en 2016 (un 8% adicional). Como menciona el propio informe, “según el MINECO, en los últimos años se ha detectado un incremento importante de solicitudes por parte de las empresas, superior al que ha experimentado el propio presupuesto de beneficios fiscales. Este hecho se espera que se traduzca en un aumento de la ejecución, mejorando los modestos registros históricos de estos instrumentos”.

Según los últimos datos de los que se dispone, el gasto de 2014 en I+D+i en España equivale al 1,23% del PIB, tres centésimas de punto por debajo del 1,26% de 2013. Se mantiene por tanto la caída de este otro indicador, que venía creciendo de manera continuada hasta 2010 y en 2014 vuelve a niveles inferiores a los de 2007.

Sin embargo, las encuestas del INE revelan que la economía española registró un crecimiento trimestral del 0,8% entre enero y marzo de este año, por el aumento del consumo de los hogares y del gasto de las Administraciones Públicas. En términos anuales, la tasa de crecimiento del PIB fue del 3,4%, una décima inferior a la del trimestre anterior.

¿Qué está pasando entonces? Estamos recuperando la economía del país, pero la inversión en I+D+i sigue cayendo. Citando las recientes declaraciones del director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, “España debería tener visión de largo plazo respecto a los incentivos concedidos al I+D de las empresas”: gastar mucho más y rediseñar algunos de los esquemas empleados.

Si realmente queremos un país competitivo, con oportunidades para nuestros investigadores, y con un atractivo inversor de alto valor añadido, debemos apoyar la I+D+i, pero de verdad. El próximo gobierno ya tiene deberes.

 

Víctor Cruz

Director de Estrategia de Servicio

F. Iniciativas España